Una carretera con obstáculos y sin camino alternativo

“Si hoy la infamia da el sendero / y el amor mata en tu nombre,

¡Dios!, lo que has besao…

El seguirte es dar ventaja / y el amarte sucumbir al mal”

(Enrique Santos Discépolo, “Tormenta”, 1939).

Cuando alardeás de no poseer un “Plan B” para el desarrollo económico y social, y tu único “Plan” trastabilla producto de la inviabilidad del mismo, y acto seguido, afluye la esperable consecuencia de una protesta social y sindical en franco aumento, quienes crearon este marco lleno de condicionamientos, censuras y represiones, probablemente estén en problemas.

Dueños absolutos de los resortes institucionales, el sentido común más ramplón del día a día desde hace unos cuantos años (aunque últimamente en serio riesgo de perder dicha hegemonía por reiterados horrores propios) y una estructura mediático policial abierta y aviesamente de su lado, el frente Cambiemos transitaba su sendero de enriquecimiento sectorial inaudito y su festival de fuga de capitales y cuentas offshore sin el menor impedimento, obstrucción parlamentaria de relieve ni incluso, repudio social de magnitud. Hasta que el velo comenzó a correrse, acaso prematura e inesperadamente, con la canallesca poda de los haberes jubilatorios sancionada con forma de ley en diciembre pasado y bajo un manto de garrotazos y balas de goma en los alrededores del Congreso de la Nación. Luego, claro, el caso Triaca, las vacaciones interminables del Presidente más cansado de la historia argentina, los tarifazos versión 2018, los cortes de luz, los despidos que se multiplican y suelen venir acompañados de despliegues colosales de efectivos policiales o de gendarmería… todas situaciones que antes también sucedían. Pero suele necesitarse de algún hito que impacte profundo en las fibras de las mayorías, para que todo el resto del repertorio aflore nítido como parte de un combo cada vez más explosivo.

En estos días, la incipiente pero sólida restructuración de una parte sustancial del movimiento obrero, previo y en particular con posterioridad al masivo acto del 21F, configura el frente opositor más temido por un gobierno conservador de derecha lisa y llana. Desde el costado docente, CTERA y SADOP se movilizan por estas jornadas en rechazo al techo que Cambiemos propone para las negociaciones paritarias. Sin ir más lejos, los docentes de la provincia de Buenos Aires, nucleados en SUTEBA y en la FEB, afirmaron que el paro contó con una adhesión que rondaría el 85 por ciento. La virulencia discursiva de la –sólo por ahora- intocable y gélida María Eugenia Vidal, da cuenta de un panorama que no es el que esperaban hace apenas cuatro meses.

Negador compulsivo de la realidad sólo puertas afuera, el gobierno procura quitar de la agenda mediática el penoso andar económico, y se ilusiona o empecina con que dicha estrategia se alargue “lo más que se pueda”, según habría dicho el inconmovible Macri a sus legisladores, días atrás reunidos en Olivos.

Las inversiones productivas siguen sin llegar, más seducidas por la especulación financiera, mucho más rentable para la rapiña del sector, esa caterva de parásitos irremediables que deciden las penurias de millones de seres humanos a control remoto desde playas paradisíacas, rodeados de seguridad personal.

Al respecto, Claudio Scaletta, en su nota “Decrecimiento Visible” publicada el 4/3 en Página 12, sostiene que “la realidad es que hasta los magros resultados en materia de crecimiento en 2017 sólo se explican por el auge transitorio de la obra pública, una medida que se hizo coincidir con los tiempos electorales, y el aporte de valor agregado de los intereses que cobró el sector financiero. Todo ello mientras las consultoras privadas especializadas muestran la caída tendencial en el consumo masivo, datos que, sumados, poco se parecen a las bases sólidas del crecimiento invisible” enunciado por el Primer Mandatario en su discurso del 1/3.

Y nos dejó en el aire un peligroso dilema, acaso un vaticinio de lo que evalúa e íntimamente ansía Mauricio junto a su cartera de gobierno: “Hay una tensión entre democracia y seguridad”. Está claro que ellos optan por la segunda opción y la primera les entorpece su camino de trampas judiciales, intersticios discursivos e implacable censura de toda expresión popular discordante con el mensaje oficial. Aún a sabiendas de que su plaza del 1/3 necesariamente habría de estar vacía o semi vacía, producto de lo que irradia socialmente el gobierno por un lado, y de que le encantan las plazas vacías, una sociedad apática e individualista por el otro, el mensaje del macrismo volvió a erigirse en todo su peso cual cotidiana advertencia: más de dos mil efectivos de seguridad rodeando el Congreso de la Nación y adyacencias, para defender de nadie a un presidente que finge vivir en otra realidad, pero que está despiadadamente consciente del rumbo que lleva y hasta dónde pretende hundir y debilitar al pueblo argentino.

Mientras tanto, pasan los meses, pasan los años, y el abanico de la oposición política solo muestra “conversaciones” (roscas, entiéndase) y una lentitud que sigue muy lejos de atender los tiempos y necesidades de la gran masa del pueblo. Esa misma que aún sueña con combatir al capital, aunque para ello se deba confiar en quienes, con suerte, se limitarán a esperar que cambien los tiempos políticos del escenario internacional.

Y la nave va. Dónde llegará, diría el cantante popular, eso no lo sé.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com