UN DÍA, UN PUEBLO, DESPIDIÓ A SU CONDUCTOR, REAFIRMANDO SU IDENTIDAD CULTURAL

Por: Dr. Jorge Rachid

Desde afuera se dice que el peronismo es un sentimiento. Puede ser, pero ese sentimiento deviene de la transmisión oral familiar y social, que consolida valores y virtudes, que conforman un conjunto de comportamientos comunes solidarios. Ese proceso constituye la conformación de un conjunto de ideas que se llama ideología, que es la forma de mirar al mundo, la vida, las cosas, que se asienta sobre una concepción filosófica, profunda, americana, criolla que define al peronismo como una doctrina humanista y cristiana.

Esa despedida de un pueblo, era la reafirmación profunda de la adhesión a una concepción de vida, a un proyecto de destino común, a aquello que da a la Patria un modelo social y productivo solidario, que privilegia al hombre y a la naturaleza, por encima de los modelos macro económicos. En esa confrontación a nivel internacional es atacado el peronismo y el Papa Francisco, al mismo nivel de agresión.

Es que el pensamiento americano que sintetiza desde los pueblos originarios a los inmigrantes, desde los criollos a los negros, mulatos y zambos, es la expresión más clara que viene desde los albores de la historia y que el peronismo logró el sincretismo en una propuesta política, que cambió el eje de la discusión de nuestro país y luego de la región, que fue la construcción de una conciencia colectiva de ser como pueblos, los gestores de modelos justos, libres y soberanos, que se expresaron en la Patria Grande del siglo XXI, que es la UNASUR.

Esa despedida del Líder, era la respuesta de un pueblo a una gesta que había convertido a Juan Domingo en Perón un 17 de octubre, cuando la reacción quiso doblar el rumbo de la historia y el pueblo movilizado lo rescató. Ese mismo pueblo en la calle lo despedía, como antes a Evita, como después a Néstor y como erige su futuro en estos tiempos con el liderazgo de Cristina.

Es que en el 2003 el peronismo recuperó una identidad que intentó ser tergiversada, apropiada por el neoliberalismo de los 90, pero resurgió su memoria histórica ante la mínima propuesta identitaria que significó la irrupción de un proceso político de reparación social y nuevos derechos, después de años de neoliberalismo dominante.

Por esa razón, esa despedida a Perón es el hito que corona su testamento político de 60 días antes de morir: Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, que reafirma la necesaria defensa de nuestro patrimonio ante la apropiación imperial de nuestros recursos naturales, como se intenta hoy desde un gobierne títere de intereses foráneos, súbdito de EEUU y sumiso a sus instrucciones.

Entonces 1° de julio no es fecha de conmemoración, sino de confirmación de lucha, de vigencia de patriotismo, de compromiso con el pueblo y voluntad política de construir soberanía con justicia social en la Patria Grande.

Colaboradores diversos Huellas Suburbanas
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