Tecnología, sistemas y decisiones políticas para incluir, o no, a todos y todas

No es una novedad que la pandemia por Covid-19 trajo una desgraciada situación a la Argentina. No fueron pocas las familias en las que pueden contarse pérdidas irreparables, especialmenteentre sus miembros. Irremplazables vidas humanas que ya no están. Asimismo, fueron claras la implementación de políticas rápidas y adecuadas han traído cambios en las modalidades y los dispositivos de aplicación y contribuyeron a frenar la dramática situación. Allí la tecnología estuvo presente para intentar poner un límite a la destrucción de vidas y, también, de los sistemas imperantes. En este sentido, fue notable cómo la unión de tecnología, los sistemas y las políticas de Estado jugaron un papel clave en la implementación, por ejemplo, de las campañas de vacunación. Dicha política de Estado generó no pocas polvaredas detractoras y algunos núcleos de aviesos oportunistas. La inmunización es siempre necesaria para salvar vidas y aplicar las vacunas correspondientes, pone en juego una tecnología apropiada que viene de la mano de la ciencia (sistema) y no de un simple voluntarismo. Esto ocurrió, ocurre y parece que hubiera pasado un siglo de todo aquello, lo que denota que las implementaciones son parte de la vida socio-cultural de todos y todas. Si algo tiene el cumplimiento de las políticas de Estado es incluir, sostener y continuar la marcha sin más.

La educación fue otra de las piedras fundamentales, que en época de pandemia debió de ser sostenida para no desintegrar la formación de los jóvenes en todos los niveles educativos y excluirlos. Pese a saberlo, no faltaron quienes en esas épocas, y después, no han propiciado efectivamente (tratado, votado) algo fundamental: que el acceso a los servicios de internet fuera de acceso gratuito. ¿Faltó entonces una política de Estado que acomodara el sistema educativo a las necesidades de la población? ¿Faltó un voto unánime y mayoritario en virtud de las implicancias que tiene, por ejemplo, en el plano de la educación para todos y todas? No obstante, y paradójicamente, sin estar asegurado un piso básico, común, universal, se levantaron voces que sostienen que los estudiantes podrían seguir sus trayectos educativos en condiciones remotas desde cualquier parte del país hacia otra. Sabemos de la vulnerabilidad en este ámbito y también de lo paradójico de ciertos discursos que denotan, en realidad, que no basta solo con la voluntad. Veamos lo siguiente.

En tiempos actuales no faltan slóganes que dejan entrever una suerte de voluntarismo e instalan imágenes que resultan sorprendentes. Pasaré a desarrollar brevemente el motivo de mi sorpresa. Hace un tiempo que viene escuchándose en algunas radios, casi con la fuerza de un fervor patriótico, eso de No importa en qué lugar del país donde uno viva ¡Terminá el secundario! Ocurre que declamaciones como éstas entrañan una paradoja cuando se sostienen, o al menos no indican primero que se debe estar asegurados los servicios informáticos para que sean públicos y esenciales, para todos y todas les estudiantes. Para que no queden dudas: un servicio esencial de acceso a internet gratuito para que se logren fines remotos, los cuales de otra manera y pensando desde dónde se emiten los mensajes, no podrían gestionarse de otro modo. Es ilusorio proponer una política ligada con la educación en una modalidad distinta a la presencial donde el asunto básico, aquel que habla de darle acceso para que puedan conectarse para lograrlo -hacer el secundario en este caso-, y que el pago siga recayendo en el bolsillo de los jóvenes o sus familias, quienes incluso pueden no tener medios para lograrlo. Creo que es perverso seguir con eso de “la ñata contra el vidrio” y pensar en que va a ser fácil que si uno se lo propone puede superarse cuestiones como estas.

Pueden sondearse, también, algunas raíces de la desvinculación con la cuestión tecnológica ligada con la educación que determinó el desguace del Programa Conectar igualdad operado entre 2015 (se instala un programa llamado Aprender conectados) y 2018 (cuando fue eliminado finalmente), razón por la cual hubo una merma muy importante en las entregas de netbooks. Según el Ministerio de Hacienda “en 2015 se entregaron 443 mil netbooks y durante 2018 se redujeron 50 mil”.  Muchos estudiantes de secundaria, quienes debieron de haber recibido su net en tiempo y forma, recién accedieron a ella durante 2019, cuando existió una decisión política para poner la distribución importante en marcha otra vez. Y lo concreto fue y es que muchos de esos estudiantes que hoy siguen en las universidades, por ejemplo, del conurbano, no accedieron al derecho de contar con la máquina, y hoy usan sus teléfonos celulares para lograr tomar sus clases virtuales. Desarticular un programa es dejar fuera al sujeto que siempre es el destinatario y se busca alcanzar un derecho. Con él toda política de Estado, en este caso la educación de acceso para todos y todas, lo dota de las posibilidades de alcanzarlo también. Claramente contraviene a la misma todo absurdo voluntarismo donde solo lo alcanzarán aquellos que puedan, tengan con qué, los más favorecidos o los más fuertes.

En una entrevista para Radio Universidad (Radio UnLaM) dada en este mes de mayo, el Director General de Escuelas Prof. Alberto Sileoni explicó las notas de la crítica situación acerca de lo expuesto, y pudo hablar sobre la recomposición del programa aludido más arriba a partir de 2019. Resulta alentador que la política vuelva a ser una realidad para los estudiantes y se piense, tal como lo manifestó el funcionario, que pueden continuar sus estudios en las universidades con el recurso que recibieron. Huelga decir que hoy el acceso es central, dado que la tecnología y sus dispositivos se incorporaron en las aulas, su uso excede a otros niveles educativos donde se reciben las nets, se proyecta su utilización en los estudios superiores y también los hogares.

Avanzando un poco más en las cuestiones pendientes, creo que resulta necesario trabajar con acciones concretas de articulación entre niveles, sin temer en incluir a todos los jóvenes también en los niveles terciarios, universitarios (no obligatorios) o no donde también se usan estos recursos. En este sentido, creo que las concreciones no deberían quedarse solo en favorecer el acceso a los dispositivos y a la red en las escuelas, también en pensar políticas para adelante que tomen a la educación en conjunto. Esta fue y es una deuda que en algún momento debe ser saldada ya que hace a la inclusión pedagógica de todos y todas les jóvenes.

La educación es algo serio, y de eso no hay dudas. Los slogans vacíos de sujetos e implementaciones explícitas que no garanticen un acceso igualitario recrudece aquello sobre lo que tanto hemos hablado como docentes en las escuelas: los puntos de partida no son los mismos, he aquí gran parte de los obstáculos que siguen sin resolverse. Cuando los sujetos alcanzan sus derechos comienzan a recorrer un camino donde las brechas se achican.

Eduardo Marcelo Soria
msoria@huellas-suburbanas.info