“Si las promesas que hace Milei se llegaran a cumplir, la Argentina que vamos a vivir no es la Argentina que conocemos”

Entrevista a Cesar Trejo, Director del Observatorio de Malvinas de la UNLa, ex-combatiente veterano de Malvinas

Por: Martín Pérez y Daniel Chaves

Siempre es gratificante para el colectivo que conforma Huellas Suburbanas, poder volver a conversar y, sobre todo, aprender de las agudas y medulares reflexiones que el compañero César Trejo, Director del Observatorio de Malvinas de la UNLa, ex-combatiente veterano de Malvinas, dejó para Huellas Suburbanas en una amplia entrevista que subiremos en dos partes a nuestro canal de youtube, y en simultáneo compartimos desde nuestro formato gráfico.

Picante, reflexivo, profundo, a la búsqueda de indagar más en aquello que el campo nacional popular ha venido desarrollando de modo no demasiado aproximado a las directrices esenciales del peronismo histórico, que en disparar críticas a las fuerzas políticas opositoras, César abordó, con el corazón en la Causa Malvinas, múltiples aspectos del escenario político, social, cultural y electoral de nuestros días.

César, nos pareció un contexto por demás importante para contar con tu análisis, máxime que ha corrido mucha agua por este río, especialmente durante este mes de agosto, y a la luz de los resultados electorales en las PASO, los veteranos han tomado algunas posiciones, tal como hemos leído recientemente en alguna declaración. Así que me gustaría si pudiéramos arrancar por ese estado de situación.

Efectivamente. El Grupo de Reflexión La Malvinidad fue creado con el propósito de expresar, desde los ex soldados combatientes y veteranos de guerra, una mirada que tiene que ver con lo estratégico y con la causa Malvinas. Diferenciamos ello de la Cuestión Malvinas, que está vinculada a todos los aspectos técnicos, diplomáticos, en ese objetivo institucional que es recuperar Malvinas. Y la Causa Malvinas es algo más profundo que se reitera a lo largo de nuestra historia, que es el sentimiento y la decisión popular de la sociedad argentina, de construir una nación soberana. Venimos funcionando ya no exclusivamente apegados a los derechos de los soldados ex combatientes y toda la construcción de normas, programas y beneficios, sino además aquello que nos trasciende y que tiene que ver con la causa y la cuestión Malvinas. Si bien no tenemos un propósito político partidario, sí tenemos un propósito político estratégico. Esta situación que vos bien describís, nos lleva a estar profundamente preocupados y, más allá de la contienda electoral, alertar que el candidato que sacó más votos en las PASO, es decididamente y lo afirmó él en distintas oportunidades, alguien que se define como discípulo, entre otros, de Margareth Thatcher. Se definió como admirador de Ronald Reagan, Winston Churchill y a la mencionada Thatcher. En el caso de ésta última, es con quien nos enfrentamos, hace 41 años, por la vía de las armas, la que armó la principal flota británica después de la Segunda Guerra Mundial, para ocupar nuestro territorio, y que además incurrió en el absoluto irrespeto de las normas internacionales y los principios que están suscriptos en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, y que han sido aprobados no sólo por Gran Bretaña y la Argentina, sino por la mayoría de la comunidad internacional, establece algunos límites en el uso de la fuerza: el principio de Necesidad y el principio de Proporcionalidad. Margareth Thatcher ordenó el hundimiento del ARA General Belgrano, que no era una amenaza para sus fuerzas, sabemos que llevaba 30 horas navegando rumbo a su base, y esa decisión respondió a objetivos políticos para sepultar toda negociación de paz posible. Incluso hubo ciudadanos británicos, liderados por legisladores laboristas, encabezados por Tam Dalyell, que se organizaron para denunciar a Thatcher como criminal de guerra, y funcionaron con la denominación de Belgrano Action Group, que escribieron un libro llamado, en castellano, “La Guerra Innecesaria”. Volviendo a nuestra coyuntura, nosotros podemos ver las definiciones salvajes de Javier Milei, pero no son cosas descolgadas: tienen una tradición en nuestro país. El personaje parece excéntrico, lleno de gestos altisonantes, pero en realidad tiene una tradición…

¿Y con quiénes, o cuándo comienza esa tradición en nuestro país?

Con Domingo Sarmiento y Bartolomé Mitre. O por lo menos se consolida con ellos. Sarmiento decía “el mal que aqueja a la Argentina es la extensión” porque representaba los intereses de la oligarquía bonaerense, y veía a los “13 ranchos” como una molestia para esa oligarquía, porque le producía gastos, y le cuestionaban a la oligarquía su modelo de inserción plena en la economía británica como productores de materias primas… y se podían construir esos palacios que todavía hoy podemos ver sobre Avenida Alvear, en Recoleta, etcétera… eran los tiempos de vacas gordas y peones flacos. Ahora bien, nadie había expresado con mayor crudeza el grado de cipayismo que supone esta frase de Milei, de reconocerse como discípulo de una criminal de guerra, una persona que es mayoritariamente repudiada en el propio Reino Unido de Gran Bretaña.

César, parecería no sólo una audacia, sino incluso una provocación los enunciados del candidato libertario. Y cómo viven ustedes, como soldados veteranos de Malvinas, este escenario en el que hay dos candidatos entre quienes, a la hora de los hechos y considerando las políticas que se llevaron a cabo entre 2015 y 2019 en esta materia, no diferirían demasiado en sus anhelos. Y que alguno de ellos pueda, por que las posibilidades están, alzarse con la Presidencia de la Nación.

Es absolutamente preocupante que el pueblo argentino tengo tan escaso margen de afirmar un proyecto nacional. Por otra parte, hay que tratar de no ser obcecado y tratar de entender las causas para desencadenar esta situación. Y ello conlleva la necesidad, desde el campo nacional y popular, de hacer un análisis profundamente autocrítico. Al peronismo histórico le podemos reprochar, que si bien construyó las bases de una nación industrial, con justicia social y muchos avances, quizás lo que le faltó durante su primera década de gobierno, fue remover los factores culturales profundos de una Argentina colonial. Quizás ese propósito requería más tiempo, y ese gobierno fue derrotado por un bombardeo a cielo abierto en la Plaza de Mayo, una sublevación violenta de los sectores oligárquicos que junto a sectores militares, estuvieron decididos a destruir las refinerías de La Plata y Mar del Plata. Fue un proceso por la vía de la violencia y la amenaza de la guerra civil a la cual Perón no quiso ir, con esa frase que todos conocemos, que dice “prefiero el tiempo a la sangre”. Lo cierto es que no se pudieron remover esas causas profundas de vastos sectores dominados por el pensamiento colonial oligárquico. Y eso hizo escuela. En la última etapa de lo que se dan en llamar gobiernos nacionales y populares, evidentemente no se pudieron remover las causas económicas estructurales.

¿Por ejemplo, cuáles?

Por ejemplo, en estos 40 años de democracia, nadie tocó a una de las principales leyes de la dictadura, que fue la Ley de Entidades Financieras. No se removieron esas causas profundas. Muchas de las cosas que se anunciaron, se hicieron a medias. Otro ejemplo. La llamada reestatización de YPF no fue tal. YPF nació como una sociedad del Estado, y hoy tenemos una YPF que es una sociedad anónima, con la particularidad de que se les ha dado a las provincias el manejo sustantivo de la parte estatal, siempre frente a un poder gigantesco de las corporaciones del petróleo ante lo cual ni siquiera basta el poder nacional… mucho menos una provincia que siempre está necesitada de presupuesto.

¿Y desde dónde se explica esta irrupción de Milei?

Se entiende desde el momento en que se compraron discursos que vienen de la dinámica y el pensamiento de sociedades europeas. El abandono de utopías revolucionarias que se transformaron en pequeñas revoluciones de minorías y se adoptó esto como un discurso hegemónico; frente a la histórica concepción de la defensa de las mayorías y la comunidad organizada como sujeto principal, se pasó a hacer reivindicaciones minoritarias. O sea que el sujeto ya no fue el pueblo organizado, sino minorías que impusieron agendas en todo occidente, y también acá. Eso ha generado choques culturales que no han sido lo suficientemente evaluados para explicar a Milei, que es una novedad acá pero en realidad es parte de un proceso que se desarrolla en varios lados. En nuestra vecindad, está la experiencia de Bolsonaro. Milei cuando dice, por ejemplo, “la casta”, en realidad le está pegando a un hartazgo popular de muchas expresiones políticas, de las cuales se sienten abandonados, desamparados. Y esas personas dicen “es más importante lo que le pase a un sector minoritario que a los que laburamos, salimos a las 4 o 5 de la mañana a tomar el bondi…

Eso es muy notorio y más de uno lo podemos sentir carne propia…

Así las cosas, el tipo tuvo un aserto en descubrir eso. Y después está el vaciamiento que se hizo en la formación política. Yo vengo haciendo un trabajo de formación malvinizadora en la Universidad de Lanús. Estamos haciendo trabajos en sindicatos, en organizaciones sociales, en escuelas… y ahí se verifica que, lo que históricamente un afiliado, un delegado o un dirigente sindical tenían en sus aspectos doctrinarios y en lo específico de su labor, estaban bien formados, hoy hay un vaciamiento, se lo sustituyó por otras cosas. Eso genera reacciones, sobrevienen paracaidistas de este estilo, y sacan provecho, y ahora estamos pagando las consecuencias. Tenemos una urgencia, que es desenmascarar esos aspectos que quizás no hayan sido percibidos o suficientemente atendidos de este candidato esperpéntico, pero digamos todo, que este tipo es admirador de una criminal de guerra, que mató a mis compañeros, un tipo que traspasó todos los límites ya no políticos, sino morales… entre ese tipo y nosotros hay algo personal, hay líneas rojas que no se pueden pasar, y Milei las traspasó. Eso es lo primero. Ahora, también como colectivo necesitamos hacer un mea culpa, ¿Qué carajos hemos hecho para que esto sea posible? El tipo no nace de un repollo. Hay causas históricas pero hay causas más cercanas que han derivado en que este escenario tremendo para el campo nacional y popular sea posible.

Te cambiamos de eje. Chile ha hecho un reclamo recientemente. Presentaron un mapa bioceánico ellos también, con una injerencia en nuestro territorio nacional en el área de acceso a la Antártida. No sé si tenés una opinión formada al respecto.

Chile tiene bases antárticas. Chile tiene reclamos territoriales antárticos, así como los tiene Argentina. Hay, como derivados de las viejas rencillas limítrofes, ciertas porciones del territorio terrestre antártico y ahora marítimo que reclama Chile y que consideramos que nos pertenecen. Creo que hay dos etapas en las relaciones históricas entre Argentina y Chile. Una es la más conocida, la pinochetista digamos, que encarna la visión de una oligarquía chilena que es profundamente anti-argentina y pro Británica. Y que a lo largo del tiempo ha tenido mayor predominio y hegemonía en los gobiernos chilenos. Sin embargo, hay otra tradición que es la de Ibáñez del Campo y Perón, del abrazo de confraternidad para solucionar los problemas limítrofes, sino de concurrir abrazados al reclamo de esos territorios del Continente Blanco, y de cooperación. Nosotros somos profundamente ignorantes de la sociedad chilena, y los chilenos son profundamente ignorantes de la sociedad argentina. Solemos hablar con odios y rencores. Quienes combatimos en Malvinas no podemos olvidar el grado de colaboración que el gobierno de Chile tuvo con los británicos en aquella época, eso es obvio. Pero que insistir sin claudicar ante las operaciones, las maniobras que han impuesto los británicos del “divide y reinarás” en todo el mundo y puntualmente en América del Sur. Entonces, recuperando un poco la mirada estratégica de largo aliento, histórica, creo que debemos recuperar el ABC de Perón… respecto del reclamo específico de Chile. Este reclamo actual, tenemos que entenderlo más como un acto de provocación a instancias de la inteligencia y la diplomacia británica, que instiga al gobierno chileno a efectuar este enfrentamiento y reclamo contra la Argentina. Pero si vamos al análisis de fondo, Gran Bretaña cuando denomina al mar y territorio antártico como territorio de la Reina Isabel II, no solo pretende el territorio antártico argentino, sino también el chileno, y ahí tenemos una coincidencia de trabajar mancomunadamente con Chile en contra de las pretensiones británicas. Este es un reclamo extemporáneo, que no es el camino que debemos desear ni construir en pos de la unidad sudamericana enfrentando a cualquier pretensión colonialista.

César, ya que estamos hablando de los territorios antárticos, como sabrás ha sido noticia significativa cómo fue la votación, muy mayoritaria, entre los compatriotas que habitan territorio antártico. ¿En qué hemos fallado para que se produzca algo así?

Esa es la pregunta que tenemos que hacernos. Lo primero es preguntarnos qué hicimos mal, en vez de echar culpas hacia afuera. Acá es harto evidente… y no como hizo el ministro de Trabajo bonaerense, Walter Correa, que echó las culpas a los que “votaron mal”; esto es consecuencia de otros errores. Todos estamos de acuerdo en juzgar los crímenes de lesa humanidad que se perpetraron durante la dictadura. Nuestras fuerzas armadas gran parte de las veces han acompañado los procesos oligárquicos, interrumpiendo los procesos democráticos y atacando a la voluntad popular. Pero otras veces ha tenido una actitud de acompañamiento al pueblo. Lo que el imperialismo teme es que las fuerzas armadas se unan al pueblo. Y esto fue el fenómeno peronista por antonomasia. Un grupo de militares patriotas, del cual el más lúcido fue Perón, pero no fue el único, que descubrieron que en un país colonial agroexportador, dependiente de la hegemonía británica, no había posibilidades de soberanía ni de dignidad para el pueblo. Entonces, concibieron un proyecto de desarrollo industrial, para el cual precisaban trabajadores capacitados, saludables, con buena remuneración… el corazón de ese proyecto de defensa estaba en el pueblo, y actuaron en consecuencia, creando un proyecto nacional que transformó a la Argentina pastoril en un país industrial, que en ese momento fue ejemplo para toda América Latina, un país desarrollado en ciencia y tecnología al nivel de países altamente desarrollados, y que aún conservamos con vida en algunas áreas, como el desarrollo espacial.

Ahora, en pos de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, se atacó en un todo al proyecto del sistema de defensa nacional, llevándolo a su mínima expresión, por lo tanto hoy no tenemos capacidad de disuasión. Y como decía Federico El Grande, que de esto sabía un poquito: pretender tener una política exterior soberana sin instrumento militar, es como pretender hacer música sinfónica sin instrumentos musicales. La realidad mundial hace que los países necesiten establecer sistemas de defensa, porque sin capacidad disuasiva no hay política exterior soberana posible. Pero lo peor es que hemos agredido a todo lo que tenga uniforme, así sean los botones de un hotel. Los muchachos y las chicas los veían decían “ah, tiene uniforme, es un genocida”. ¿Cómo pretendemos que la familia militar no se haya sentido ofendida, humillada, bastardeada, y que ese hartazgo, ese voto bronca además por otros factores, no se haya manifestado especialmente en ese sector? ¿Qué queríamos? Los escupimos, los meamos, y todavía pretendemos que nos voten. No se comprendió, como sí lo comprendieron Perón y Chávez, que se requiere de un ejército junto al pueblo, y para eso se requiere de una política clara, con una doctrina y objetivos estratégicos claros. Con un presupuesto acorde. Por el contrario, hemos venido desarrollando una política militar abstracta, que lo único que hizo fue debilitarnos, material y espiritualmente, profundizar el divorcio con las Fuerzas Armadas, de modo tal que hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, de algún modo son empujados a votar a este esperpento que dice que su modelo intelectual y político es Margaret Thatcher. Un verdadero contrasentido.

Cualquiera podría llegar a pensar que nada de esto fue casualidad…

La era de los ingenuos ya pasó. Y me niego a analizar linealmente todo en términos de izquierdas y derechas. Es un análisis muy empobrecedor, alisa los matices. Yo veo por ejemplo, que nuestro pueblo tiene profundos raigambres en su fe religiosa, las grandes movilizaciones populares son por la virgen de Itatí, Luján… ahí se mueven multitudes. Y todo eso desde la perspectiva de un progresista, es “conservador”. Listo, en ese sentido yo soy más conservador. En el sentido de la justicia social, soy más “progresista” en el sentido de una ampliación de derechos. Por eso, ¿Qué es eso de izquierdas y derechas? Eso aporta más a la confusión que a otra cosa. Y va mucho más allá de partidismos. Porque uno va al peronismo, y se pregunta, ¿Qué es el peronismo? Y se encuentra con intendencias, gobernaciones, a los dirigentes, no encuentra mucho peronismo: encuentra a quienes usan la simbología, el escudo y demás para conservar el poder personal y de sus facciones. Son franquicias de una marca. Pero el peronismo sigue siendo un movimiento cultural popular, que tiene profundas raíces en la cultura del pueblo argentino. Porque de ahí nace, ni más ni menos. Les diría que hoy el peronismo no es más un movimiento político activo, sino una reserva cultural del pueblo argentino. Y ahí está la esperanza. Pero no en los dirigentes, no en los representantes que no representan nada, sino en las bases.

 Ahora tenemos probablemente a compatriotas que hayan emitido un mensaje desesperado en las urnas de agosto…

Sí, más que seguramente hubo muchos votos peronistas que por estas razones votaron a Milei en Agosto. Pero ahora ya está. Estamos al borde del abismo. Ya está bien el mensaje, pero no garanticemos el suicidio colectivo, volvamos a recuperar la cordura para repensar un proyecto de nación.  Pero no con estos candidatos. Incluyendo al candidato nuestro, que nunca fue peronista. Ahora bien: Es lo que hay. Si gana Massa, al primero que vamos a tener que pelear es a Massa, claramente. Y ojalá que ese sea el escenario al que nos avecinamos. Estamos en un presente producto de una gran derrota, no sólo la de Malvinas, sino la del movimiento nacional en su conjunto. No nos hemos repuesto de la pérdida del conductor. Ha habido oportunidades para hacerlo, y luego vino el proyecto socialdemócrata de asumir banderas y consignas y eslóganes ideológicos completamente ajenos a nuestra tradición cultural. La doctrina peronista sigue plenamente vigente no sólo para nuestro país, sino para todo el mundo. Pero ¿Cómo le explico a mi hijo qué es el peronismo? El me va a decir “Ah, sí, Massa. Alberto Fernández, Néstor, Cristina”. ¿Cómo le explico que eso no tiene nada que ver con lo que yo le estoy diciendo? Y así como mi hijo, millones de pibes que tienen entre 16 y veintipico de años, y ven al peronismo como una cosa anacrónica, vieja, inentendible. Milei se anima a discutir algo que nunca se discutió: la justicia social como concepto. Pero paradójicamente, hace mucho tiempo que en política no se hablaba de justicia social. La incorpora Milei para destruirla. Fue reemplazada por el concepto de “Inclusión social”. Y no es para nada lo mismo. La Justicia Social es un valor filosófico trascendente. La Inclusión, es una medida técnica. No es un concepto doctrinario filosófico como lo es la Justicia Social. Nadie vota lo anodino, lo que pierde identidad. Y este Milei, desmesurado, esperpéntico, repulsivo en muchos de sus dichos, logró dos cosas en su campaña: una fuerte personalidad, y un proyecto. Nosotros podemos discutir, podemos decir que es un proyecto de mierda (sic) porque lo es. Ahora, tiene un proyecto. ¿Qué otro candidato tiene un proyecto? ¿Quién otro habló de algo que no sean eslóganes, palabras vacías? Ahora está en juego la Patria. Si las promesas que hace Milei se llegaran a cumplir, la Argentina que vamos a vivir no es la Argentina que conocemos. Y hasta podemos llegar a pensar en la disolución territorial. Amén del temor reavivado de una posible guerra civil. Estamos ante un problema de extrema gravedad, en donde nadie puede estar ajeno y hay que jugar las cartas que tengamos que jugar.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com