«El capitalismo nos conduce hacia el fin de la humanidad»

Reportaje a Juan Carlos Coral, histórico dirigente del socialismo argentino

Fruto de varias comunicaciones telefónicas, profuso intercambio tanto de contenidos, como de anécdotas de carácter históricas, y un extenso encuentro frente al Congreso de la Nación, el histórico dirigente del socialismo argentino, diputado nacional (M.C.) otrora candidato a Presidente por el PST en 1973, Juan Carlos Coral, ofreció una prolongada conversación: Entusiasta, apasionado y vibrante a sus casi 84 años, don Coral incursionó sobre la actualidad nacional, regional, el fracaso de la socialdemocracia europea y latinoamericana, los movimientos populares emergentes, la imperiosa necesidad de contar con liderazgos carismáticos, su permanente pasión por vislumbrar una salida socialista para la humanidad, y lo que él considera, un latente y palpable riesgo de que el sistema capitalista no sólo avance hacia un fracaso absoluto, sino que ello empuje hacia un escenario de catástrofe humanitaria sin parangón en la historia de la civilización.

Juan Carlos, ¿Qué le parece el rol que viene ocupando la izquierda en Latinoamérica y específicamente en Argentina?

En Argentina la izquierda cuenta con mayor tradición y cierto anclaje, pero está desubicada, no encuentra su razón de ser. No cumple la función para la cual está destinada históricamente, y entonces se diluye, como ya pasó con la izquierda europea…

… el fracaso de la socialdemocracia europea…

Es que fueron una desviación reformista, desde sus orígenes. Pero en los inicios hacían pie en el combate contra el capitalismo. Variaban los métodos de lucha, los tiempos, la cuestión del parlamentarismo, pero abordaban la necesidad de derrotar al capitalismo. Después de las guerras mundiales, esta misma socialdemocracia fue negociando con la burguesía y fue abandonando su prédica anticapitalista. Eso también sucedió con la socialdemocracia en América Latina, ¡Fijáte en lo que terminó el socialismo chileno! Hoy en día el trotskismo es el último sector que mantiene vivas las posiciones del marxismo, pero hay un abismo entre las posiciones teóricas que ostentan, y la práctica política concreta.

¿Y con respecto al fenómeno del socialismo del siglo XXI?

 Tenemos que hablar de socialismo, ¿pero de cuál? Ni de la socialdemocracia, que es un socialismo que da risa, ni de los restos del comunismo, que dan miedo. Y ahora le agrego que tampoco del socialismo del siglo XXI, que no da más. Valoro de Nicolás Maduro la persistencia para instalar esa noción, Evo Morales lo enuncia en menor medida… pero los venezolanos están en una situación en la que no pueden desertar pero tampoco tienen destino, no veo que posean una alternativa superadora de la situación a la que los han empujado. De todos modos, el modelo cubano los aventaja claramente, con mucha disciplina han sobrevivido a toda clase de presiones, atentados, bloqueos de los Estados Unidos. Las ganancias petroleras de Venezuela hace rato que deberían haberse reinvertido en un fuerte desarrollo industrial, que no sucedió. Lo que sí asombra es la capacidad de resistencia del chavismo, insisto en destacar ese aspecto.

¿Los movimientos de masas latinoamericanos tienen aún cierta incapacidad para suplantar a sus líderes fundacionales?

 Los líderes excepcionales, como lo fueron Perón o Chávez, o recientemente Néstor y Cristina en nuestro país, son imposibles de sustituir. Y menos cuando hemos tenido tantas interrupciones sangrientas por dictaduras militares; ello vuelve muy difícil reconstruir los cuadros políticos dirigentes.

Juan Carlos, y dentro de las construcciones democráticas, burguesas, de la región. ¿Hasta qué punto se pueden elevar las condiciones de vida de los pobladores? Máxime frente al avance de las derechas a escala continental, ¿Qué tanto cree que se pueden llegar a reconstruir esos procesos populares?

 Creo que la próxima hora exige la conformación de un socialismo no dogmático, de masas, pero firme en sus principios. ¡Pero no un socialismo que termina abrazado a Jorge Rafael Videla! Y entender que Latinoamérica precisa de líderes carismáticos, ello aunado con una etapa superadora de las fuerzas populares, hacia un socialismo bien arraigado en las masas latinoamericanas y sus mejores tradiciones. La fortaleza por ejemplo, de Evo Morales radica en la existencia de un sujeto revolucionario ligado a la tradición ancestral, a las comunidades indígenas con un origen en común, se fusiona la noción de clase con lo plurinacional. Pero en toda la región los grandes liderazgos, actualmente, están bastante heridos.

También entran en escena con mucha potencia los conservadurismos vinculados a los medios de comunicación, el poder judicial, las fuerzas represivas…

 Eso lo tienen armado desde hace años. Durante años acá no pudieron con el kirchnerismo, pero al kirchnerismo lamentablemente le faltó avanzar a fondo, dejó con vida a todos esos sectores, nunca terminamos de aplastar a la oligarquía, a los rentistas, y a los terratenientes. Y eso incluía también a la gente de la Federación Agraria en épocas de la resolución 125. Es el drama de estos valiosos movimientos: en algún punto muestran el límite de no querer aparecer como anticapitalistas, no atacan al sistema. Las fuerzas burguesas sólo propician mejoras transitorias, y no en términos de una transición hacia otro estadio, sino como positivas pero siempre parciales y momentáneas mejoras, que luego son deshechas ni bien recuperan el poder las fuerzas de la derecha conservadora.

Habrás sentido muchas veces mencionar la idea del “fin de la historia”. Estamos inmersos en ese mundo global. En este marco, ¿Hacia dónde avanzamos, en tanto humanidad, de persistir este rumbo global?

 Eso está claro: Se avanza hacia el fin de la humanidad.

¿Estás en condiciones de afirmar que el capitalismo conduce, inexorablemente, hacia el fin de la humanidad? Es una definición muy fuerte…

 Pero por supuesto. La motivación del capitalismo es la ganancia, no importa la vida humana. El deterioro del ecosistema aumenta rápidamente. Las guerras no cesan y se avizoran nuevos y mayores conflictos. Y fijate como se entrelazan los contenidos, que acá traigo de nuevo, en nuestro territorio, la importancia de haber aplicado la resolución 125, ya que además de favorecer a las finanzas públicas, era una manera de disuadir el monocultivo de la soja.

Nos evitaríamos gran parte de las inundaciones que tenemos que soportar hoy en día…

Exacto. Está el problema del monocultivo y la siembra directa. La tierra ya no absorbe los líquidos, se pierde drenaje… no es sólo un problema de falta de obras hídricas. Pero se perdió esa madre de batallas, no jugamos a fondo y perdimos casi sin protestar. Eso es lo que veo como un límite imposible de superar desde las fuerzas políticas de la burguesía.

¿Una eventual nacionalización de las tierras sería un buen camino a recorrer?

 Claro, pero no para subdividirla en pequeñas propiedades. Ahí yo adhiero a la forma que se aplicó en Cuba: la nacionalización de los latifundios para entregarlos en cooperativas a los peones rurales. Acá hablamos del campesino porque tenemos metidos los esquemas europeos. Esta reforma tenemos que plantearla a toda la población, aunque no tengamos la fuerza, por ahora, para impulsarla. Sostener el proyecto, y luego adecuarnos a lo que podamos avanzar al respecto en cada etapa.

Volviendo al presente político argentino, después de Octubre, ¿Cómo vislumbrás que se va a desarrollar el panorama? Y más específicamente, ¿Qué modifica si gana Cambiemos, o si gana Cristina en provincia de Buenos Aires?

 Muy poco. Cristina tiene mucha fuerza pero tiene a demasiados colaboracionistas del gobierno en la propia bancada que va a integrar. El macrismo puede que avance, además están en un rebote económico. Macri sigue liderando, aunque los analistas digan lo contrario, un partido político meramente municipal; acá hay que entender y dimensionar la culpabilidad y la responsabilidad histórica que le cabe al radicalismo a escala nacional por cederle votos, intendentes, funcionarios para darle a Cambiemos nervadura en todo el país. Lo del radicalismo es sencillamente imperdonable. No olvidemos que en su momento llegaron a pactar hasta con Francisco De Narváez…

¿Y cómo se lo frena al macrismo entonces? ¿O de momento no es posible?

 Ahora hay que empezar todo de cero. Por eso estoy dolido por la manera en que se perdió en 2015 por algo más de 1 punto. El kirchnerismo cometió muchos errores no forzados, pusieron a un candidato piantavotos en provincia de Buenos Aires. Las decisiones del armado de las listas, las internas, no pocos caprichos de la dirigencia más encumbrada, contribuyeron en buena parte a esta catástrofe. Y ahora no hay como levantarse. Se desbandó toda la estructura, algunos se acordaron de su colaboración de clase estando Macri de presidente, persiste mucha dispersión. Es doloroso, pero esta tragedia, en lo que atañe al bando popular del movimiento burgués, tiene responsables. Y si la conducción es vertical, es sencillo saber por dónde pasa la mayor responsabilidad. Los otros, los que gobiernan acá, en Brasil y avanzan en toda la región, se manejan como un bloque. Y nosotros debemos enfrentarla, pues, también como un bloque. En definitiva, la única forma de haber evitado lo que vivimos ahora, era no haber perdido en el 2015. Queda por delante, si es que hay la fuerza suficiente, empezar a subir la cuesta otra vez más.