¿Qué podemos hacer para conservar y profundizar todo lo logrado en la última década?

Por Juan Carlos Dennin
 
  El reiterado “vienen por todo”  de los referentes del espacio opositor al gobierno popular y con el que los multimedios bombardeaban a diario a la opinión pública, era solamente el camuflaje real de sus verdaderas intenciones.  Esto ha quedado demostrado desde la asunción del gobierno de Cambiemos. El nuevo escenario amerita un urgente accionar con el fin de poder revertir esta situación.
  Hay que tener en claro que la retórica tradicional define su accionar como de “la derecha, la oligarquía o neoliberalismo”. Y eso está más que evidente, ya que son los representantes de esos componentes de las páginas más oscuras de nuestra historia. Pero en la actual coyuntura han encontrado una nueva forma de relacionarse con el Estado y con la sociedad. Esto hay que analizarlo profundamente y tenerlo bien claro para organizar la contraofensiva que permita el regreso de los sectores populares a esferas de gobierno.
  El avance de las decisiones políticas gubernamentales se desarrolla bajo una amplia estrategia. La desarrollan de manera tal que toda cabeza que aparezca como liderazgo popular será desprestigiada, y de ser posible ilegalizada; toda voz de “rebeldía”  será acallada; ocultan la propia imagen para aparecer como los alegres conciliadores que mantendrán “lo que se hizo bien” y, por último,  torpedearán a toda costa los canales de recursos que puedan ser utilizados para el armado político del campo popular.  Desde 1955 hasta hoy han ido progresando en su propia filosofía…
  En nuestros días, el neoliberalismo no es solamente una ideología política o una concepción del funcionamiento estatal y de la economía.  Al reemplazar  fuerzas armadas por fuerzas multimediáticas, el neoliberalismo  transmutó en un sistema que moldea las subjetividades de los individuos. Por lo tanto, la nueva etapa de resistencia deberá, además de  articular las diferentes luchas sociales, abarcar una apuesta ética y moral que sirva para construir otras estructuras de subjetividades. A la construcción actual de “gente” o de ciudadanía abstracta, que se está diseminando, el proyecto nacional y popular opondrá el de una ciudadanía activa dentro de una democracia participativa.
  En los últimos doce años, el peronismo se reencontró con el eje de su identidad: el Estado fue  recuperando herramientas y centralidad; la política reivindicó su soberanía, al tiempo que arbitró intereses que permitieron privilegiar a los trabajadores; se crearon las asignaciones sociales que fundamentaron derechos universales para los más débiles, niños y ancianos, que la anterior oleada neoliberal había dejado excluido de todo; la política de derechos humanos reivindicó que solo se supera el pasado con verdad y justicia, no con revancha ni olvido.
  Llegó el momento en que el peronismo debe aprovechar la oportunidad histórica que se presenta, para dar y profundizar un gran debate. De comenzar a trabajar, dejando de lado los personalismos, y privilegiando a las ideas, para ofrecer al país un modelo alternativo al de Cambiemos.  Las nuevas subjetividades que sean constituidas,  facilitarán  que la palabra ciudadanía o “Frente Ciudadano” vayan  tomando consistencia, para poder pensar y desplegar una Estrategia Nacional de Desarrollo que genere inclusión social a través de la industrialización el peronismo tiene un rol fundamental para participar en este esquema .
 Desde su nacimiento, el peronismo tuvo una concepción desarrollista del país. Los Planes Quinquenales fueron la base fundamental para ir avanzando en la industrialización, ya que ésta es la que va generando inclusión social.
 Así como Juan D. Perón desde la presidencia convocó a un Consejo Nacional de Posguerra para diseñar el país posterior al conflicto mundial, hoy se debe profundizar un amplio Frente Ciudadano. Este Frente tendrá la conformación que permita  incorporar a las diversas experiencias de organizaciones y movimientos y sociales, sindicatos, partidos políticos, científicos, artistas y artesanos, docentes y estudiantes, trabajadores de la cultura en general. Formas novedosas de pensamiento y acción se deberán ensayar  para permitir la construcción de  las nuevas subjetividades.
   Tres basamentos políticos podrán sostener la nueva estructura política.  En primer término, en el plano internacional, se rechazará una ingenua apertura, así como también el proteccionismo sin obligaciones. Los recursos nacionales deben ser defendidos y potenciados integrándose a la economía mundial de manera selectiva e inteligente. En segundo lugar, en el plano económico, se deberá consolidar una macroeconomía sólida en corto plazo, accediendo al crédito externo en forma moderada a  tasas  bajas,  y destinado  solamente a infraestructura. Nuestro crecimiento necesitará de baja inflación, ya que sin ella, la economía no contará con financiamiento autónomo ni ahorro  en moneda nacional.  Por último, es fundamental el rol que juegue el Estado.
  Ese Estado debe ser quien planifique la transformación federal de la estructura productiva, ya que sabemos que ni la “mano del Mercado”, ni  el Estado solo y porque sí, son capaces de generar la industrialización, que es la que puede generar inclusión social y equilibrio territorial.
  Hoy más que nunca es tiempo de comenzar a reorganizar el campo popular y de hablar de Frente…