
06 Jun Qué Colombia elige a quién
Hablar de Colombia es referenciar a la cuarta economía de Latinoamérica y al más firme aliado de los EEUU. Ese país le concedió el status de aliado extra-OTAN, participando en maniobras militares en el caribe, haciendo emerger un submarino nuclear en la frontera con Venezuela. Una provocación más del imperio que programó una serie de acciones para desestabilizar el gobierno chavista, cosa que no logró a pesar del bloqueo económico al que lo sometió.
Hablar de Colombia es señalar al mayor productor de cocaína del mundo, que consumen gustosos más de 40 millones de norteamericanos.
Colombia es prácticamente el único país de América donde la violencia militar, paramilitar, política y del narcotráfico ocupa vastas zonas del país imponiendo sus propias leyes.
La violencia militar llegó al extremo de crear la figura de falso positivo, personas inocentes asesinadas a sangre fría para hacerlas pasar por guerrilleros muertos en combate y así completar la estadística. Las cifras oficiales hablan de más de 6.000 casos.
En esa Colombia violenta, el gobierno del derechista Iván Duque se va por la puerta de atrás, en las elecciones su plan B (“Fico” Gutiérrez) salió tercero mostrando el hartazgo que tenía el pueblo colombiano con una derecha aliada al narcotráfico y el paramilitarismo.
“Duque dejará un país en total abandono. Un país sumido en un grado de violencia impresionante, con reactivación de los grupos paramilitares o paraestatales. Catorce grupos han resurgido en este período de Duque. El país queda sumergido en una grave crisis socioeconómica, ambiental y humanitaria. Duque prometió hacer trizas el acuerdo de Paz y lo logró, ese es el legado que va dejarle a la nación”. Dice Sandra Ramírez (Senadora del Partido Comunes formado por miembros de las FARC).
El paro nacional de 2021 y la candidatura de Petro
Más allá de las críticas a la actual administración, que no cumplió el acuerdo de La Habana, es reconocido que el mismo “abrió la puerta” para un cambio de signo político, el dirigente de izquierda Gustavo Petro, líder de una coalición llamada Pacto Histórico que reúne un abanico de fuerzas políticas que van desde el centro a la izquierda.
“Silenciar los fusiles significó que la gente empezara a escuchar el estruendoso ruido de la corrupción y de la crisis económica. A la guerrilla se le echaba la culpa de todo. Si había crisis económica era culpa de la guerrilla de las FARC, si había violaciones a los derechos era culpa de la guerrilla fariana. Todo lo malo que pasaba en el país era por culpa de la guerrilla. Pero resulta que la guerrilla fariana silenció los fusiles y la situación está incluso peor que antes”, Dice Sandra Ramírez.
Rodolfo Hernández, el outsider apoyado por el uribismo
El empresario y exalcalde de Bucaramanga pasó a ser la nueva apuesta del sector de Uribe para ganarle a Gustavo Petro en el ballotage. (El llamado plan C)
Las cifras de la primera vuelta mostraron el mapa electoral de la Colombia actual, sacudida el año pasado por un estallido de tres meses, en el 2021 por el segundo bogotazo, en el 2020 por la llegada de la pandemia y en el 2019 por grandes movilizaciones. Un país al límite, dividido políticamente, movilizado, con una demanda central: el cambio.
Así lo confirmaron las urnas el domingo 29 de mayo, donde casi el 70% de quienes votaron lo hicieron por un cambio. Por un lado, para Gustavo Petro, quien llegó primero con 40.32% de los votos, con una propuesta de construcción de paz, justicia social, una Colombia “potencia mundial de la vida”. Por el otro, Rodolfo Hernández, segundo con 28.15%, quien enarboló un discurso contra la “politiquería”, la corrupción, “todos esos ladrones que están metidos en el Senado, la Cámara, cargos importantísimos del poder Ejecutivo”, como afirmó en entrevista luego de conocerse los resultados.
El exalcalde de Bucaramanga, enfrentado a Petro, pasó así a ser la nueva apuesta del uribismo para ganarle el ballotage. La primera apuesta había sido el candidato del propio partido, Óscar Zuluaga, quien había desistido para darle el apoyo a Gutiérrez, quien, a su vez, le dio su apoyo a Hernández el domingo en la noche. Quedó el plan C, cada vez menos asociado públicamente a Uribe.
La campaña por la segunda vuelta
El domingo en la noche fue golpeado por un clima de pesimismo en filas del Pacto Histórico. El objetivo era lograr una mejor votación y enfrentarse a Gutiérrez, identificable directamente con el uribismo. Petro, dio un discurso para transmitir optimismo y convencer sobre la posibilidad de alcanzar los votos faltantes y ganarle a quien será apoyado por todos los medios afines al imperio.
¿Dónde conseguirá Petro los votos necesarios para alcanzar el 50% necesario? Una de las respuestas puede estar en la población que no acudió a las urnas, en una abstención que fue similar a la del 2018, es decir 45%.
Otra posibilidad sería crecer en zonas fuertes, como Bogotá, donde Petro fue alcalde, sacando allí casi el 50%.
El resultado del Pacto Histórico fue bueno: consiguió 3.672.699 votos más que la primera vuelta de 2018 y 487.319 más que en la segunda vuelta contra Duque. Los números obtenidos el domingo le habrían dado una victoria en el sistema electoral argentino o boliviano, donde más de 40% con 10 puntos de diferencia sobre el segundo asegura la presidencia en primera vuelta.
Comienza ahora la campaña de segunda vuelta, donde ya no se tratará de una disyuntiva entre cambio o continuidad, sino qué tipo de cambio. Quedan tres semanas para la contienda que definirá si Colombia abrirá una etapa de gobierno progresista o será gobernada por un outsider aliado al uribismo.
Más allá de los resultados que se obtengan en el ballotage, luego del 19 de junio, Colombia comenzará un cambio de época, el reclamo de las y los jóvenes en las calles que la política no podrá desoír: dejar atrás medio siglo de guerra y construir un país diferente, donde la vida sea digna.