“Por suerte nunca llegamos a tener que decidir a quién le poníamos o no un respirador”

Entrevista al Director del Hospital municipal de Morón “Ostaciana B. de Lavignolle”, Dr. Jacobo Netel.

Por: Lic. Soledad V. Abella y Daniel Chaves

Uno de los temas esenciales del último tiempo ha sido y continúa siendo, sin margen para la duda, la problemática sanitaria frente a la pandemia por Covid-19, y muy en especial, el desarrollo y optimización del sistema de salud pública en todos los órdenes de nuestro territorio nacional.

Para conocer más acerca de lo que atañe a una de las instituciones insignia del municipio de Morón, que es el hospital municipal ubicado en el cruce de las calles Dr. Monte y Córdoba, establecimos comunicación con su actual director, Dr. Jacobo Netel, quien ya ejerciera la misma responsabilidad durante la anterior gestión distrital del Lic. Lucas Ghi, y que durante la gestión que se extendió entre 2015 y 2019, retomó a su esforzada labor como médico de guardia del mismo nosocomio.

Desde su despacho y vía zoom, conversamos con el mencionado acerca del enorme desafío que viene implicando trabajar –y desarrollar- a la salud pública en un contexto de pandemia por coronavirus. También nos ofreció un repaso de las limitaciones generales con las cuales hallaron las instalaciones del lugar en diciembre de 2019, y cierta proyección expectante para el devenir de los próximos meses en materia sanitaria.

Jacobo, quizás estaría bueno para nuestro público lector, si nos pudieras contar, a modo de repaso de tu gestión al frente del hospital municipal de Morón, cómo recibiste el estado del mismo al momento de reasumir en diciembre de 2019. Y toda la tarea que encaraste sobre dicha base, para luego a los pocos meses tener que afrontar una pandemia. Resistir, seguir avanzando hasta llegar a la merma de pacientes internados por Covid que se viene experimentando en las últimas semanas.

Algunos se olvidaron, pero nosotros nos acordamos muy bien de aquella situación. Dejamos en el 2015 al hospital en obra, que se había comenzado en 2010, en 2015 se inaugura la primera etapa, que es la más grande del hospital, y la obra debía continuar. Se demolió un sector donde iba a estar la guardia, diagnóstico por imágenes, hemoterapia, eso iba a ser todo con equipamiento nuevo. Y cuando cambia la gestión en diciembre 2015 lo primero que hicieron fue suspender la obra. Nos quedó en aquel momento una parte del hospital nueva, otra vieja y compactada, porque hubo que trasladar servicios y acomodarlos en otro sector, y un baldío. Que eso nos permitió durante la pandemia poner una carpa sanitaria y un módulo…

¿Y con respecto a los insumos?

La falta de insumos… claro. Durante esos cuatro años tuvimos toda clase de falta de insumos, de mantenimiento de los equipos, no se incorporaron equipos nuevos. Yo continué trabajando acá, después de dejar la dirección volví a mi cargo de médico de guardia. Los últimos 2 o 3 años de la gestión (de Ramiro Tagliaferro) se hizo muy notoria la falta de equipamiento, medicación… de todo. Les llegamos a solicitar a los comerciantes de la zona, vecinos, empresarios que donaran lo que sea: medicamentos, alimentos, elementos de limpieza. Estábamos con la farmacia vacía. Así arrancamos en diciembre de 2019, con el compromiso del intendente Ghi de priorizar la salud y el hospital, sin saber lo que se vendría después. Para colmo había deudas con los proveedores…

Un arranque difícil para lo que se vendría después, por cierto un escenario aún mucho peor…

Y sí, los primeros meses de 2020 fueron difíciles, en febrero comenzó a reactivarse, a recibir insumos, a trabajar mejor… y cuando pensábamos que podía comenzar a estar todo bien, en marzo empezó la pandemia. Y ahí otra vez a reorganizar el hospital. Procedimientos de ingreso de pacientes Covid y no Covid, dividir sectores para evitar contactos. Todo eso se fue adecuando, se abrió un Comité de Crisis de Covid, y pudimos dar respuestas. La municipalidad no nos hizo faltar nunca nada, y cuando llegó la segunda ola, que fue cuando necesitamos muchos más elementos tales como respiradores, bombas de infusión, monitores multiparámetros, los recibimos del Ministerio de Salud provincial, y casi triplicamos la cantidad de respiradores que teníamos al inicio de la pandemia.

Dos concepciones de la salud pública (y del país como tal) en pugna

Es dramático ver cómo se van deteriorando ciertas cosas que después no son fáciles de levantar. Cuando uno está dentro del sistema sanitario, ve el deterioro por falta de mantenimiento y en particular cómo se derrumbó todo entre 2015 y 2019…

Hay un concepto ideológico, que es el de no priorizar la salud pública, no darle la importancia que tiene. Este hospital estaba en obra, faltaban dos etapas, pero hay hospitales en la zona, como en La Matanza o en Ituzaingó, que estaban prácticamente terminados en más de un 90% y tampoco les interesó terminarlos, siquiera para capitalizarlos políticamente. Es un concepto que ellos (n. de la redacción: en clara alusión al Frente Juntos) tienen respecto a la salud, la educación y todo lo que sea público.

De hecho, fue explícita la ex gobernadora Vidal: “No voy a inaugurar nuevos hospitales”. Y es muy duro verlo desde adentro, y todo eso repercute en la salud, no sólo de la población, sino del trabajador de la salud. Eso tiene un impacto en la salud mental de quienes trabajan.

Sí, acá se evidenció eso que señalás. El no tener el espacio ni los elementos para trabajar de forma adecuada fue muy notorio. Un ejemplo claro es que, una vez inaugurada la primera etapa del hospital en abril de 2015, el proyecto de obra tenía que el mantenimiento durante los 2 primeros años lo haría la empresa que había construido. Después, a medida que se avanzaran en las otras etapas pasaría lo mismo. Cuando volvimos en diciembre de 2019 nos encontramos que el mantenimiento de los ascensores, por dar un ejemplo, en los últimos años no se hizo. Hay que realizar un control municipal de los ascensores, los públicos y los privados, y acá ni siquiera se cumplía con eso, con los riesgos que ello podría haber acarreado.

Falta de mantenimiento de elementos que presentan un uso intensivo.

Sí, y lo mismo le atañe a equipamientos de alta complejidad, propios del hospital. Mantenimiento cero.

Covid, resistencia y después

¿Llegaron a estar cerca del colapso en algún momento de la pandemia?

Por suerte, y fruto del laburo realizado por todo el equipo, médicos, técnicos, enfermeros, kinesiólogos, mantenimiento, todos se pusieron al hombro la pandemia y pudimos trabajar. Pero la terapia la tuvimos casi durante toda esta segunda ola cubierta al 100%. La terapia del hospital habitualmente tiene 8 camas, pudimos sumarle 2 más. Y además tuvimos en algunos momentos, en la guardia el Shock Room, que es parecido a la terapia, posee alta complejidad pero está alojado en la guardia, allí tuvimos entre 14 y 15 pacientes con respirador, internados había muchos más. Pero respirados teníamos 10 en terapia y 15 en guardia. Arrancamos la gestión con 15 respiradores y llegamos a tener 38 hoy. Eso nos permitió dar respuestas. Atravesamos días complicados, sobre todo los médicos que reciben a los pacientes, y si veía que no lo iba a poder ventilar, eso generaba mucha angustia. Pero por suerte nunca llegamos a tener que decidir a quién le poníamos o no un respirador.

¿Qué otro factor los ayudó, quizás indirectamente, para poder dar respuestas a tantos pacientes?

Utilizar las camas de pediatría, por ejemplo, para internar a pacientes adultos. Por suerte este año y el pasado casi no tuvimos internación pediátrica, y en ello influyó mucho el no haber tenido clases presenciales. Recién ahora con la vuelta de la presencialidad volvieron las patologías respiratorias producto del contacto entre chicos: bronquitis, bronquiolitis, neumonías, y aumentó un poco la internación. En una guardia, en épocas de problemas respiratorios agudos, se atienden unos 300 chicos por día. El año pasado creo que el día que más chicos vinieron a la guardia, fueron 15. La escolaridad es importante, pero en una emergencia como la del Covid, nosotros desde el área de la salud aprovechamos la ausencia de las clases presenciales para disponer de muchas camas de pediatría, y así dar mayor respuesta a pacientes adultos.

Hubo mucho de bombardeo mediático con tinte electoral para forzar el retorno a la presencialidad en las clases. Es comprensible que a nadie le resulta sencillo tener todo el día a las criaturas en sus casas, por distintas razones. Pero quizás, para contrarrestar esa ofensiva mediático-política faltó socializar un poco más los motivos por los cuales se decidían estas cuestiones, ¿No cree? ¿Faltó un poco el factor humano en la comunicación de las medidas de la pandemia? Me refiero a los niveles centrales.

Es probable, sí. Quizás haya un problema de comunicación, y quizás del otro lado tengan más comunicación que acción. Hay que ver si lo que se comunica es real, o no, pero lamentablemente tiene más efecto ese tipo de trabajo comunicacional que lo que realmente se hace. Me parece que hay que difundir los hechos, y estos espacios, como el de ustedes, son importantes para ello.

Doctor Netel, es notoria la merma de casos que se vienen dando, y simultáneamente ya se avanza en una reapertura en el entramado productivo y de esparcimiento social, prácticamente total, en todas las áreas, incluyendo la vuelta del público a las canchas de fútbol. Se viene el período vacacional de verano, económicamente muy importante para muchos destinos turísticos y sus diversas áreas productivas y de servicios. Ello generará una gran circulación de personas. Ello, al mismo tiempo que sigue avanzando el Plan Nacional de Vacunación. En ese escenario, ¿Usted ve posible evitar, o al menos suavizar una eventual tercera ola de Covid en nuestro país?

Uno espera que no pase. Con respecto a Europa y al hemisferio norte en general, tenemos la ventaja que, si nos llega una tercera ola, ya nos encuentra avanzados en la vacunación.

Morón, en ese aspecto, continúa liderando a nivel provincial…

Siempre estuvimos en el primer puesto de cantidad de vecinos y vecinas vacunados en proporción a la población total. Eso va a generar que, si llega una tercera ola, no sea tan importante como la que hemos visto en otros países. Pero hay que seguir con las medidas de cuidados, el uso de barbijo, el lavado de manos, evitar reuniones numerosas en lugares cerrados al menos por el momento.

¿Y qué hay con respecto a la cepa Delta?

Tuvimos pacientes con la cepa Delta. Es muy contagiosa, mucho mayor nivel de contagio que las otras cepas, pero la letalidad es menor. Tuvimos momentos con un 40% de positividad en los hisopados, el promedio estuvo en el orden del 20%, y hoy como se hisopan no sólo los que tienen síntomas, sino los que tienen que viajar y demás, la proporción bajó muchísimo. Mantenemos unos 80, 90 hisopados diarios pero estamos como mucho en un 1, 2 por ciento de positividad. Y de los que dan positivo, todos presentan síntomas leves y hacen aislamiento domiciliario. Por eso digo, esperamos que una eventual tercera ola no sea como pasó en otros países. Todos pensamos que luego de las vacaciones de invierno habría una crecida, pero ya llevamos varios meses en descenso de casos. En el hospital municipal hace casi un mes que no tenemos casos de pacientes con Covid.

¿Cómo está el panorama respecto a la salud mental? ¿Tienen dispositivos comunitarios para dicho abordaje?

Hay un servicio de salud mental en el hospital que funciona hace mucho tiempo. Tenemos un plantel importante de psiquiatras y psicólogos. La demanda en el último tiempo fue mayor, así como creció la pandemia, creció la atención en salud mental. Estamos en proceso de incorporar personal, para actuar en forma multidisciplinaria y para abordar de modo integral, situaciones no sólo propias del hospital, sino temas de niñez, violencias, adultos mayores, género. En esa línea estamos trabajando para incorporar un equipo de trabajo nuevo, además del que ya está funcionando. Todo ello adecuándonos a la Ley de Salud Mental vigente.

Por eso, justamente, es muy importante el abordaje comunitario. Demanda por consultorio, habrá siempre. Quizás lo que haya que reforzar es el dispositivo comunitario e ir adonde está el problema.

En eso estamos trabajando. Tendremos un equipo multidisciplinario de psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y de las otras secretarías.

Pensar en la post pandemia. Habrá que reconstruir vínculos y lazos, que en muchos casos quedaron muy dañados. Muchas pérdidas, mucho duelo, que no son cuestiones patológicas sino de necesario abordaje comunitario.

Durante la pandemia se trabajó todo ello. Con el propio personal del hospital, que atravesaban situaciones de mucho estrés, sumado al incremento de trabajo que hubo en las guardias. Hubo que hacer un trabajo de contención. Y no a todos nos afecta del mismo modo. Por más que seamos personal de salud, acostumbrados a trabajar con patologías, enfermedades… y con la muerte también, hubo diferentes formas de asimilar esta etapa. Por suerte, todos nos pudimos poner de pie y trabajar en equipo para resolver esta situación en el hospital.

 

Soledad Verónica Abella
soledad@huellas-suburbanas.info