Por el Rio Paraná ya no navegan más los piojos y menos con una flor en el ojal

Por: Martín Pérez

MOPOSI Morón

Gracias a este medio contamos y relatamos de muchas formas y modos diferentes, todo lo que pasaba y pasa por nuestro Paraná, el cual debemos recuperar para los argentinos, desde su nombre Rio Paraná y no Hidrovía (empresa que lo concesiona /privatizo desde el año 96) que es una empresa y como se estila en estos tiempo modernos las empresas se apropian de las cosas e imponen su nombre.

Nuestro Rio Paraná viene acompañando la historia argentina desde siempre, no solo la Batalla de la Vuelta de Obligado representa la lucha de nuestra soberanía. A orillas del Paraná se creó la bandera y se dieron varias batallas más en lo que se llamó la guerra del Paraná (el intento de la armada anglo francesa de navegar nuestros ríos internos), por ejemplo, la batalla de Punta Quebracho, batalla que se dio en lo que hoy se llama puerto San Martin. En el año 1939 se emplazó en este lugar una cruz en memoria de los que combatieron: hoy ese lugar lo ocupa la multinacional Cargill y la cruz la corrió a 2 km porque les “molestaba”. De este tipo de cosas hablamos cuando hablamos de recuperar el Paraná de la mano del pueblo y la memoria de los argentinos, y en este marco también se dio la segunda batalla de San Lorenzo, todas estas batallas fueron en el marco de la guerra del Paraná en resistencia a la navegación de nuestros ríos internos por potencias extranjeras. Podemos seguir contando hechos a orillas del Paraná, pero estamos resumiendo en los más trascendentales, no olvidando la batalla de San Lorenzo, bautismo de fuego del ejército libertador de media América.

Hoy, por nuestro río se mueven la mayoría de las cargas de expo-impo de la Argentina. En los últimos 25 años la política le hizo un regalo a las multinacionales, que les permitió realizar un negocio millonario sin ningún tipo de control, que el poder concentrado de estas multinacionales aprovechó para realizar todo tipo de ilícitos, que van desde usufructuar bienes y espacios públicos, todo tipo de evasiones impositivas y aduaneras, hasta la destrucción ambiental, un variopinto que sólo una multinacional puede hacer, con el agravante que en el Paraná tenemos varias. De todo esto, fue y es cómplice la clase política.

Pero el 30 de abril de este año vencía la concesión, lo que auguraba el fin de este desmadre y poder pensar una plataforma de un proyecto que contenga el control eficiente del comercio exterior, y las bases para la reconstrucción de una flota fluvial mercante, recuperando trabajo para los argentinos.

No es menor esto, porque ya contamos que se dio una fuerte concentración del modelo y en pocas manos queda el manejo de las divisas (tan necesaria para el desarrollo industrial y, desde allí, caminar hacia el pleno empleo) y los alimentos; bajo esta concentración de manera extorsiva, luego aprietan a los gobiernos, manejando la variante del precio del dólar, y si este está estable, van por el precio de los alimentos, siempre buscando ellos el mayor margen de ganancia y perjudicando al conjunto del pueblo argentino.

Por agosto pasado estábamos ilusionados con la creación de la Sociedad del Estado para administrar el Rio Paraná; está integrada por las 7 provincias ribereñas y el estado nacional, pero duró poco. En noviembre se dictó el decreto 949/20 que faculta al Ministerio de Transporte a llamar a licitación para volver a concesionar en manos de privados.

Esto produjo una gran movilización en contra de la decisión del Ejecutivo, se dieron cientos de charlas en la modalidad de zoom donde se visibilizó el tema, y se logró conformar una masa crítica que reclamó por la derogación del decreto 949/20, hasta llegar al 30 de abril del presente año, donde la concesión de la empresa Hidrovía vencía. En ese momento, el Ejecutivo nacional firmó una extensión por 60 días de esta, la militancia no aflojó y siguió con su reclamo, hasta que, cumplidos los 60 días se publicó un nuevo decreto: el 427/21.

Y nos dicen que llueve. El decreto reflota la AGP (Administración General de Puertos) intervenida, abandonada y después de la reforma del estado de los 90 sufriendo un desguace sistemático desde aquella época, que se va a encargar entre otras cosas de cobrar.  No queda claro en el decreto si tarifas o peajes (que no es lo mismo) y de administrar por un año el Río Paraná. Lo extraño es que en este proceso de estatización “la cofradía mediática opositora” no levantó la voz ni cerca de lo que sí hizo durante la defensa de la empresa Vicentín, asunto en el que lograron doblarle el brazo al gobierno. Esta cuestión me llama mucho la atención, mientras obsecuentes y genuflexos ventilan por todos lados la estatización, ahora nos queda un año para seguir militando y mejorando la coyuntura para que podamos quedarnos con esta parte del control de nuestro río Paraná, e iniciar el proceso de reconstrucción con lo adquirido por el cobro de peaje. En función de ello, poder comprar y construir dragas y todo lo necesario para el balizamiento en astilleros argentinos, recuperando así puestos de trabajo, y continuar con la construcción de una flota mercante nacional para seguir recuperando trabajo, y así continuar con el control del comercio exterior, interviniendo en el flete y realmente abaratando el costo de los mismos para los productores, y seguir avanzando en un sistema ferro-portuario, que permita seguir recuperando puestos de trabajo argentinos.

Esto no es una ilusión: en la Argentina existió y fue posible, así como también el pleno empleo.

Por esto tenemos un año: porque el decreto 427/21 también faculta a la AGP a preparar en el transcurso de este año una licitación para la concesión (así encubren con esta palabra la privatización) por 20 largos años, una vez más, a nuestro Río Paraná.

Entonces no llueve: nos están meando.

Colaboradores diversos Huellas Suburbanas
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