Pascuala Cueto: una historia ninguneada en Morón

Por: Lic. Soledad Verónica Abella y  

Juan Carlos Dennin

El 30 de noviembre de 1857 nace en Pergamino Pascuala Cueto, alguien que  aún hoy podría ser considerada una profunda transformadora del ámbito social y educativo, además de ser una feminista precursora.  A los 23 años se graduó como maestra normal,en la parroquia de Catedral al Sur. En 1886 solicitó al Consejo Escolar un cargo en una escuela rural, que desempeñó en Bella Vista. Un año después sería designada directora de la Escuela N°3 en Morón y, a partir de 1890, lo sería de la Escuela N°2 en este mismo partido, donde se afincaría hasta el final de su vida.

En 1897, funda el diario «El Adelanto», un diario educacionista, literario y social dirigido, redactado y administrado únicamente por mujeres. Un verdadero proyecto revolucionario, nacido en medio de una sociedad profundamente eclesial y conservadora, hecho que enciende las primeras alarmas en la clase dominante porque desarrolla un periodismo social de época.

Fue parte de ese grupo de mujeres socialistas y anarquistas que predicaron con el ejemplo, impulsando y poniendo en práctica sus convicciones al acceder a la palabra pública, razón por la cual muchas fueron discriminadas por la sociedad tradicional.

El derrotero de su vida estuvo signado por la defensa de los y las trabajadoras, denunciando la injusticia social, juzgando la desigualdad social, la ostentación y el abuso de poder. Otro de sus reclamos fue por  las pésimas condiciones sanitarias que padecen las niñas. Sus convicciones la fueron acercando al Partido Socialista que acompañó  varias de sus propuestas.

En 1903 nace un  revolucionario proyecto educativo que apunta a la modernización del país, pero desde una óptica diferente a la de la generación del 80. Pascuala Cueto funda en Morón la  Escuela Popular Laica, gratuita y mixta. Como directora del establecimiento, pone en práctica técnicas de pedagogía avanzadas para la época, como las excursiones, el aprendizaje a través de las ilustraciones  y  formación docente. Una comisión de sociedad, los padres y madres de alumnos y los vecinos colaboran en el sostenimiento del establecimiento.

Además de las clases, desde la escuela se promovían conferencias, recitales musicales y proyectos en los que participaba la comunidad.  Se desarrolló capacitación docente en conferencias pedagógicas abiertas, y se formaron maestras tanto en Morón como en localidades vecinas. Se creó una biblioteca pública y un jardín de infantes.Por si todas estas actividades fuesen poco, Cueto daba clases nocturnas al colectivo dedicado a la construcción y la artesanía en la Sociedad Cosmopolita de Trabajadores.

La escuela de Pascuala Cueto, como era conocida en su época, tuvo un desarrollo tan prominente que no eran pocos los visitantes, incluidos los extranjeros que iban a ver esa experiencia.

Pero tan amplios avances motivaron, como contrapartida que sectores de la sociedad de Morón y su Consejo Escolar no vieran con buenos ojos  tan extraordinaria labor.  Coaccionados por el Círculo Católico de Obreros los miembros de ese  Consejo pidieron la destitución de Pascuala Cueto de su cargo de directora con acusaciones armadas entre las que figuraba el no asistir a misa los domingos.  En su defensa se organizó la primera manifestación popular en Morón, en que se reclamó justicia para un docente.

Condenada al ostracismo social, su vida termina como una paria y mendiga, en uno de los bancos de la estación de Haedo en 1933.  En su recuerdo solo queda el nombre de una calle en el centro del distrito. Pero su emprendimiento educativo hacia una sociedad más justa es ignorado hoy gracias a que fueron conservadores quienes construyeron la bibliografía clásica de Morón y en sus historias no había lugar para una maestra socialista.

Debe ser nuestra tarea rescatar del olvido y difundir  las obras realizadas por estas figuras que son más que interesantes.

De más está decir que uno de los motivos de peso para su expulsión como directora de la Escuela N°2 fue la presión de los grupos de poder dominantes, en particular la iglesia católica; ya que entre las acusaciones figuraba la inasistencia a misa. Esa vocación luego se desarrolló en su máximo esplendor en la creación de la “famosa” Escuela Popular Laica donde pudo poner de manifiesto las claves de lo que sería el proyecto educativo pensado desde el socialismo. Quizás muy pronto para ser comprendida, propiciaba una educación ligada a la praxis, a la vez que proporcionaba formación en distintas materias a vastos sectores de la sociedad: niños y niñas desde jardín de infantes, estudiantes de magisterio, docentes en ejercicio ytrabajadores que concurrían a contraturno de sus actividades laborales. Tampoco faltaba espacio para las actividades culturales y artísticas tanto en el dictado de clases con materias como música, francés, italiano, corte y confección, sino con festivales abiertos a la comunidad así como también visitas del alumnado por fuera de los límites de las paredes confortables de la institución educativa.

Muy lindo todo, pero como siempre este sueño terminó cuando los números empezaron a teñirse de rojo, y no por la orientación socialista precisamente. Otra hubiera sido la historia de la educación si Pascuala hubiera sido varón, probablemente estaría siendo leída en todo el mundo, tal como lo es nuestro querido Paulo Freire. De todas formas, reconozcámoslo, de todas formas a pesar de todas las enseñanzas de ilustres pedagogos y pedagogas y de muchas almas ignotas que ejercen la docencia en distintos rincones de nuestro país (y del mundo) la educación sigue siendo confundida con la institución escolar, y eso nos lleva a estar discutiendo TODAVÍA si les chiques tienen que ir a la escuela para aprender o para socializar, cuando no logran ni una cosa ni otra metiéndoles en una “burbuja” que cada tanto se pincha. Mientras tanto, en “Ciudad Gótica” NADIE habla de les pibes que NO VAN A LA ESCUELA, aún sin pandemia: Sí, gente: hay muchas personas que no tienen acceso a la escolaridad ¿SALDREMOS DE NUESTRA BURBUJA A SU BÚSQUEDA ALGÚN DÍA?

En memoria de Pascuala y de tantas almas bellas que nos hemos cruzado en el transcurso de nuestra “carrera” pedagógica

Soledad Verónica Abella
soledad@huellas-suburbanas.info