Nuestra América: HISTORIAS QUE AYUDAN A COMPRENDER EL PRESENTE

Por: Héctor Amichetti

Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense

Corriente Federal de los Trabajadores

El domingo 21 de julio de 1946, una turba de exaltados asaltó el Palacio de Gobierno en Bolivia, el presidente Gualberto Villarroel fue asesinado y arrojado al vacío, su cuerpo y los de algunos de sus colaboradores fueron colgados, semidesnudos, en la Plaza Murillo de La Paz.

Tres años antes el mayor Villarroel había derrocado al gobierno encabezado por el general Peñaranda representante de la oligarquía minera aliada a los intereses de Estados Unidos.

Sus ideas nacionalistas se enfrentaron a los intereses de los barones del estaño. Durante su gestión fueron reconocidos los sindicatos, sancionado el derecho a pensión y abolidos el pongueaje y el mitaje antiguas formas de explotación del pueblo indígena.

Enfrentó todo tipo de conspiración por parte de las corporaciones nativas e internacionales, las que gradualmente lo empujaron a prácticas represivas contra sectores populares que lo fueron llevando a una situación de inestabilidad y desgobierno.

«No soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres» clara definición de un pensamiento que se llevó a la tumba.

Villarroel había integrado un grupo de jóvenes oficiales nacionalistas héroes de la guerra del Chaco entre los que se destacaba el general Germán Busch.

Busch asumió la presidencia de Bolivia en 1937, tenía 33 años.

Una de sus primeras medidas de gobierno fue nacionalizar las ganancias de la gran minería, creó el Banco Minero y el primer Código de Trabajo en el país, además de recuperar Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos YPFB.

Germán Busch se suicidó el 23 de agosto de 1939. Antes de descerrajarse un tiro en la cabeza manifestó: «…antes que estos vendepatrias y reaccionarios de mierda me destruyan, prefiero meterme un tiro».

Su cuerpo se desplomó en el piso de la habitación de su casa de la calle Rosendo Villalobos en la Paz a las 5:30 de la mañana. A las 6 horas, cuando Busch aún agonizada, fue reemplazado en la presidencia por el general Carlos Quintanilla Quiroga, quien inmediatamente derogó el decreto-ley que obligaba a los barones del estaño a depositar las divisas extranjeras derivadas de las exportaciones en el Banco Central de Bolivia.

Volviendo a Gualberto Villarroel, desde Bolivia miraba con atención la pulseada de la oligarquía argentina con el Coronel Juan Perón en los agitados meses dela segunda mitad del año ’45.

Cuando lo asesinaron, Perón llevaba sólo 5 meses de gobierno democrático tras ganar las elecciones del 24 de febrero de 1946, producto de la victoria anterior del pueblo trabajador sobre la oligarquía argentina en la histórica jornada del 17 de octubre de 1945.

Durante 10 años, Perón sufrió innumerables conspiraciones por sus medidas de carácter nacional y justicialistas, sufrió intentos de asesinato y un brutal bombardeo que fue el preludio del golpe de estado que lo derrocó e interrumpió el proceso de liberación que encabezaba.

Juan Perón alentó, estando en el gobierno, la integración con los gobiernos de carácter nacional y popular de los países vecinos, más precisamente con los presidentes Ibáñez de Chile y Vargas del Brasil.

Getulio Vargas se suicidó el 24 de agosto de 1954, un año antes de que lo derrocaran a Perón.

Antes de quitarse la vida escribió una carta:

«La campaña subterránea de los grupos internacionales se alió con los grupos nacionales furiosos contra el régimen de garantía del trabajo. La ley de ganancias extraordinarias fue paralizada en el Congreso.

No quisieron que el trabajador sea libre.

Quise crear la libertad nacional potenciando nuestras riquezas a través de Petrobrás, y, en cuanto esta comienza a funcionar se expande la onda de agitación.

La Electrobrás fue obstaculizada hasta la desesperación. No quieren que el pueblo sea independiente. El odio, las infamias, la calumnia no abatirán mi ánimo. Yo les dí a ustedes mi vida. Ahora les ofrezco mi muerte».

Si queremos comprender por qué hoy en Venezuela la Revolución Bolivariana enfrenta una situación crítica, cuyas conquistas entran en zona de riesgo con peligro de ser barridas por las fuerzas de la reacción.

Si queremos entender porqué fue derrocada ilegalmente la presidenta Dilma Rousseff en Brasil, Porqué es asediado Inácio Lula Da Silva luego de haber combatido la pobreza como nunca antes en la historia de su patria.

Si queremos encontrarle explicación al asedio que sufre Cristina Fernández de Kirchner, el auténtico peronismo y la estructura sindical protectora de los derechos laborales en Argentina.

Sólo hace falta revisar la historia de Nuestra América.

Así comprenderemos que la oligarquía es antidemocrática y violenta.

Que utiliza su poder para frustrar toda experiencia liberadora.

Que, cuando se trata de defender sus privilegios, es capaz de matar.