Neoliberalismo y Salud (1ª Parte)

Uno  de los sesgos que mi profesión bioquímica me ha otorgado, es la forma de observar en etapas. Siempre para enfocar algo, con o sin microscopio, comienzo con una lente que enfoque la mayor proporción del contexto, para luego ir modificando con observaciones cada vez más específicas y puntuales…

Para observar el tema SALUD  es necesario prestar atención algunos argumentos que de una u otra forma están influyendo.

En una mirada satelital, o con la mayor lente que podamos enfocar, podremos visualizar que estamos viviendo una época donde el poder se ejerce de una particular manera. Por un lado, los  grupos económicos que son más poderosos que los propios Estados. Desde caída del muro de Berlín, ya no es necesario un Estado de Bienestar, como barrera para que no creciera el comunismo. Lo que se invertía en ese estado, que garantizaba un piso mínimo de dignidad,  ahora pasa a ser el objetivo del modelo, todo es acopio, acaparamiento, concentración de riquezas.  La globalización pasa a ser la matriz espacial del nuevo modelo, las fronteras se desdibujan ante un poder que rompe el muro Este – Oeste y los cambia por Norte  – Sur. Muros estos, más permeables a las mercaderías, a prueba de tratados de libre comercio, pero impermeables a refugiados y a cuanto desastre humano genere el mismo modelo.

Las ocho personas más ricas del mundo

  1. Bill Gates (EE.UU.):cofundador de Microsoft (US$75.000 millones)
  2. Amancio Ortega (España): fundador de Zara propietario de Inditex (US$67.000 milllones)
  3. Warren Buffett (EE.UU.): accionista mayoritario de Berkshire Hathaway (US$60.800 millones)
  4. Carlos Slim Helú (México): propietario de Grupo Carso (US$50.000 millones)
  5. Jeff Bezos (EE.UU.): fundador y director ejecutivo de Amazon (US$45.200 millones)
  6. Mark Zuckerberg (EE.UU.): cofundador y CEO de Facebook (US$44.600 millones)
  7. Larry Ellison (EE.UU.): cofundador y CEO de Oracle (US$43.600 millones)
  8. Michael Bloomberg (EE.UU.): dueño de Bloomberg LP (US$40.000 millones)

Fuente: Forbes

426.200 Millones de dólares pueden no simbolizar mucho, me refiero a como diferenciar 426 mil millones de 300 mil millones o 100 millones de dólares… para hacer más nítida y visible esta desproporción podemos hacer la equivalencia que 8 personas,  acumulan en sus bolsillos más riqueza que la mitad de la población del mundo más pobre, unos 3.600 millones de personas.

Según algunos medios de información estos  órdenes pueden variar, pero lo que no varía en ningún caso es la obscenidad.

En Argentina, si bien los números son un poco diferentes, no implica que la discrepancia no exista.  Los grupos económicos tienen nombres y apellidos, por ejemplo:

Alejandro Bulgheroni con US$ 3.300 millones;

Eduardo Eurnekian con US$ 2.300 millones,

Alberto Roemmers con US$ 2.000 millones

Gregorio Perez Companc con US$ 1.500 millones.

Jorge Brito con una fortuna de US$ 1.300 millones.

Marcos Galperín  con igual fortuna

EduardoCostantini con US$ 1.000 millones de fortuna personal.

Fuente: Forbes

La pobreza, el hambre  no son por falta de alimentos o de recursos sino por las ofensivas desigualdades establecidas en el mundo que imposibilitan una apropiada distribución.

Habíamos dicho, que por un lado estaba el acopio de riqueza, como forma de ejercer el poder. Objetivo y herramienta a su vez. Por otro lado, la forma de operar e influir del poder, es el manejo de la población, en cuanto la formación de opinión.

Sin duda alguna, también observamos que estamos  en un proyecto colonizador que necesita producir una subjetividad uniformada, en la que lo humano se reduce a su mínima expresión: todo debe estar calculado, disciplinado y controlado. Con esa intención se apropia de sentidos y representaciones de la cultura, con  una manipulación mediática, repetitiva y supuestamente acrítica, que se hace en nombre del prestigio social de la ciencia y de una supuesta objetividad apolítica.

En realidad, una vez producida esa tal subjetividad uniformada,  no habría mucha diferencia, entre sujeto y objeto, ya que es  esta uniformidad nos exilia del mundo, no nos permite representar al mundo como nuestra casa, como todo proceso colonizador, por lo que se dificulta la constitución de un sujeto de cambio….  El sujeto acrítico, solo puede adaptarse, pero jamás modificar algo. Este es el sujeto que encontraremos diciendo: “… Hay que darle tiempo”. No pone el cambio en su propuesta, si no que lo coloca en el tiempo, independizándose de tal compromiso.

Por lo tanto, tenemos un poder económico, cada vez más concentrado y una población, acrítica, sujetada y uniformada en una expresión mínima.

Solo un Estado fuerte, con un verdadero esfuerzo social puede enfrentar a este impresionante poder.

El esfuerzo social de un Estado, quedaría  demostrado, cuando este asume políticas que garanticen derechos sociales y la redistribución de la riqueza, con una aspiración de equidad.

Es justamente todo esto lo que el neoliberalismo evita, ya que lo considera una traba a las políticas de mercado. Este neoliberalismo se expresa desde los países centrales.

No es para nada correcta la definición a la que estábamos acostumbrados de Países Desarrollados y Países en Vía de Desarrollo.  Ningún país en vía de desarrollo, llega a desarrollarse, esa idea es un simple ficción,  pues la realidad es que existe una dependencia de  países centrales generando mano de obra barata y desorganizada (flexibilización laboral ó rigidez del capitalismo como lo llama Osvaldo Bayer) en los países periféricos.

El poder se expresa de los países centrales a la periferia, el centro condiciona estructuras sociales de la periferia

Si cambiamos la lente y enfocamos más particularmente al tema salud, podemos observar que este campo, tampoco escapa de esta matriz de mercado y poder.

Los seres humanos  somos la resultante de dos procesos, uno biológico, donde todo se reduce a una reacción química que produce cierta alteración en una molécula, lo que determinará cierta implicancia en un tejido y esto a su vez, se traduce como un signo o un síntoma en algún órgano. Y otro tan complejo como el primero, que es el desarrollo que produce la identidad. Que va más allá de las moléculas, de las células y los órganos y esta ordenado más por la moral y la cultura.

Estos 2 procesos tienen vida propia e interactúan.  Lo social se vuelve cuerpo, la biología asume forma que no deriva solo de la función orgánica….

Esto atañe en  la salud, en la determinación social de la salud. Podemos definir a ciertas enfermedades como un desastre biológico producido por el orden social

Ahora bien, ese orden, no es aleatorio, esta mas que establecido y es la misma determinación social que genera la estructura para que existan poseedores o desposeídos. Una marcada desigualdad, va generando una inequidad tal que la sumatoria de determinantes es la que predispone  el proceso Salud /Enfermedad /Atención.

El Estado debe desenvolverse sobre la determinación social de dicho proceso.