“Las internas las arreglamos reencontrándonos en la lucha en las calles”. Reportaje a Vanina Moro, joven referente del Movimiento Evita Morón

  Vanina Moro es una joven militante que forma parte del Movimiento Evita, en Morón. Con sólo 27 años de edad, atesora una extensa trayectoria de luchas y reivindicaciones de los derechos de los ciudadanos más desprotegidos. La experiencia, desde su adolescencia, como integrante de una organización que ha venido desarrollando intensas tareas en tanto movimiento social, político y de fuerte entroncamiento con los sectores de la economía popular, forjaron en Vanina un conocimiento y aplomo para conversar con tanto entusiasmo como precisión en sus afirmaciones. Y ahora es tiempo de dejarlos con la palabra de la dirigente, que asoma como pre-candidata a concejal en Morón.

Cuentan con una importante cantidad de desafíos y problemáticas en las cuales vienen trabajando desde hace algún tiempo. ¿Qué te parece si comenzamos por repasarlas?

    Sí, sobre todo para revalorizar el esfuerzo que realizan compañeras y compañeros de los barrios. En el barrio Carlos Gardel trabajamos de manera intensa y emocionante. No lo habíamos vivido durante el kirchnerismo, ya que el lazo de enfrentarse al enemigo real genera otros vínculos. Empecé a militar a los 16 años, y tuve la suerte de contar con referentes como Cristina (Rodríguez) y Edy (Binstock) que me ayudaron a formarme en las experiencias previas para entender que la historia no comenzaba en el 2003 ni con las facilidades que otorgaba el kirchnerismo. Los compañeros que trabajan en Gardel también provienen de la militancia de los años 70. Mariana y Guille empezaron con un merendero y con juegos los sábados y hoy llevan tres días a la semana de merendero y comedor nocturno. La mercadería obtenida fue fruto de luchar con cortes de calles tanto en Morón como por las movilizaciones en el marco de la ley de Emergencia Social.

¿Qué tanto impacto generan los aumentos de precios en esos barrios?

   Lo que más se siente es la falta de laburo y el no poder acceder a la comida. En Morón sur y en Palomar impactaron fuerte los tarifazos. Pero en Gardel va más allá: lo que lastima es, directamente, el hambre. Y se perdieron muchas actividades destinadas a contener a los pibes. Otro eje que golpea en Gardel es el discurso de mano dura, porque allí se convierte en acción y se lamentan muchas muertes de pibes asesinados mes a mes… frente a esta realidad, las compañeras del barrio se pusieron al frente con merenderos, apoyo escolar, recreación para que los pibes no pierdan el derecho a la alegría… hasta una emocionante fiesta sorpresa a una chica que cumplía 15 años. Eso es Gardel hoy: todas las mujeres poniéndose al frente de la situación. También desde las cooperativas estamos trabajando en la recuperación de los espacios públicos y armando programas de emprendimientos desde la CTEP – en particular desde la gastronomía y el área textil-. En Castelar sur trabajamos con un merendero en Barrio San Juan, abriremos un centro cultural y de oficios que se va a llamar “Néstor Pedernera”. Los segundos viernes de cada mes hacemos una feria barrial en Castelar sur bastante grande. En Morón sur trabajamos en cuatro barrios: 20 de junio, barrio Blanco, barrio Belgrano y también inauguramos un local en la villa San José con otro merendero.

Tienen un “mapeo” municipal bastante extendido desde sus labores sociocomunitarias y culturales…

Sí. Y nos gustaría llegar a más barrios. Vienen vecinos a pedirnos abrir un merendero en sus casas: valoramos el gesto, la vocación solidaria para con el otro, pero lamentamos el contexto que lo genera, ya que es la consecuencia de que la situación está cada vez peor.

Ahora pasemos hacia el “inevitable” tema del momento, la cuestión electoral. ¿Qué cualidades han encontrado en Florencio Randazzo? ¿Por qué impulsarlo?

   Lo que más me atrae es lo que escucho a la gente opinar en la calle acerca de Florencio. Tal vez me hubiera gustado que en otro momento hubiera sido candidato a presidente o en su defecto, a gobernador, pero eso nos trasciende. En concreto, no es sencillo encontrar a otros compañeros que hayan cumplido lo que prometieron, sin denuncias ocultas… su gestión para recuperar los ferrocarriles… pero creo que lo que más valoro en él es el valor que le asigna a la palabra.

Hay una interna que, a mi humilde entender, antecede largamente a la última elección. ¿Ven ustedes, desde el Evita, la posibilidad de una reunificación sólida en el corto plazo, o hay cuestiones que sólo se podrán zanjar con el paso del tiempo?

   Estamos convencidos de que las internas las arreglamos con la lucha en las calles. En ese re-encontrarse, las diferencias se van cerrando. En nuestro caso puntual, durante años habíamos estado desencontrados con Libres del Sur y la C.C.C., pero en la calle, militando las mismas luchas, resolvimos viejas diferencias. Lo electoral queda en un segundo plano ya que nos unimos en las cuestiones más esenciales. En el FPV vas a tener siempre matices. Es una suma de diferencias, no de igualdades. Pero somos todos compañeros y en el corto plazo el espanto de Macri nos va a unir a todos… luego la democracia liberal te obliga a jugar con determinadas reglas, pero a lo sumo en unas PASO se puede resolver y luego retomar, todos, el mismo camino.

A nivel distrital, ¿qué déficits le marcan a la gestión de Tagliaferro?

   En algunas cuestiones siguieron con lo bueno de la gestión de Lucas Ghi, pero se empeoró en varias, entre ellas la educación. En Gardel estaba previsto construirse un jardín de infantes, y está compartiendo espacio con una escuela. Esto implica compartir los baños, los patios con chicos hasta 10 años más grandes… es un desastre. Hay varias obras inconclusas o paralizadas. Muchos directivos vienen a pedirle a las cooperativas del Argentina Trabaja que les den soluciones, porque el Consejo Escolar no se hace responsable de estas situaciones. Similar es lo que sucede con las sociedades de fomento: en algunas tenemos que ir a realizar obras porque el municipio les retiró los subsidios o son insuficientes. En salud los problemas son recurrentes; éramos un ejemplo en la cuestión del parto respetado y también se deterioró en este aspecto. No hay prevenciones, tuvimos una epidemia de dengue y nadie se hizo cargo. El colapso para los turnos en las salitas y hospitales son tremendos, la atención básica es algo a corregir de inmediato.

¿Será que el modelo imperante tiende a la privatización y “elitización” de la salud?

Sí, y también en la educación. Y no lo podemos permitir. Con los vecinos planeamos hacer actividades de divulgación del estado de las salitas. Los hospitales no funcionan en red… el área de economía popular tiene muchas fallas, no poseen registros de los trabajadores de la economía popular, quizá sea una decisión política… y también está el viejo problema del transporte a nivel municipal: no hay medios que comuniquen entre distintas localidades del distrito. Quizás algo se podría hacer al respecto, con una línea comunal o con un acuerdo con alguna línea ya existente.

Vanina, ¿Cómo está la relación del Movimiento Evita con el movimiento obrero?

Nosotros desarrollamos la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que tuvo una relación directa con la CGT y la CTA, así que nos sentamos en una misma mesa a discutir sobre varias problemáticas. Todas las centrales apoyaron la ley de Emergencia Social. Venimos hablando el mismo idioma. Vemos que la lucha va a ser con los trabajadores en la calle, de todos los sectores. Luego tenemos compañeros dentro de las otras centrales: Luis Cáceres en el sindicato de Ladrilleros, Carolina Brandariz en UTE. Recordemos que uno de los quiebres más fuertes en el kirchnerismo fue el momento de la ruptura con Hugo Moyano. No por Moyano en sí, sino por haberse puesto enfrente del movimiento obrero organizado, y eso fue un error. Nunca debió haber existido esa separación tan abrupta, más allá de determinados dirigentes…

… con recíprocas estigmatizaciones en su momento…

   Y esa cuestión se habría saldado formando a los compañeros para ocupar lugares en los sindicatos, no demonizando al sindicalismo sino formando parte del mismo para luchar contra la burocracia sindical, que también existe. La mejor forma es comprometiéndose desde adentro. Valoremos que buena parte de las movilizaciones más fuertes contra el gobierno actual provinieron del movimiento obrero. Acá en Morón hubo buenas movilizaciones y actividades. Podemos criticarles varias cosas a las cúpulas pero venimos caminando del mismo lado.

Como cierre, y volviendo a lo estrictamente electoral, ¿Por qué habría que considerar a Randazzo como candidato, y qué urgencias, si las hay, ameritan ponerle un freno al macrismo ahora y no dentro de dos años?

   Primero, porque Randazzo busca frenar a Macri. Después: el lector tiene en claro que si antes llegaba a fin de mes, hoy no le alcanza ni para los primeros quince días, eso se ve en cualquier barrio. Tenés al vecino que ya puso en venta su auto, al gasista que se la pasa todo el día en la casa porque no tiene laburo… cada vecino es consciente de la quita de derechos que han sufrido. Nuestra opción es Randazzo porque creemos que le puede ganar al macrismo, que articula tanto con sectores del cristinismo como del massismo, desde el momento en que Massa resultó ser Macri y estos grupos buscan ser realmente oposición. Es una propuesta que es sinónimo de que decir es hacer, y cumplir con la palabra.

Nosotros, a su vez, no nos bajamos de nuestra propuesta que es Tierra, Techo y Trabajo. En ese esquema presionaremos para el cumplimiento de las tres banderas, y forjar desde ahora una victoria en el 2019 con un peronismo en el proyecto nacional y popular que de fin al modelo neoliberal, porque tengámoslo en claro: si no se los frena ahora, después no los para nadie.