La “revolución energética” de Trump

El presidente de Estados Unidos ha firmado una orden ejecutiva con la que ha iniciado el desmantelamiento de la política ambiental impulsada por Obama contra el cambio climático.

Cuando su llegada a la Casa Blanca aún parecía lejana, Donald Trump definía el calentamiento global como un concepto creado por China” con el fin de hacer daño a los norteamericanos, “una estafa y una total mentira. Asimismo, amenazó cancelar los Acuerdos de París

Nada más llegar, eliminó de la página oficial de la Casa Blanca casi todas las menciones a las políticas de cambio climático. Y en apenas dos meses de gobierno, compuesto por destacados militantes negacionistas como el secretario de Estado de Energía, Rick Perry, o Scott Pruitt, al frente de la Agencia de Protección Ambiental ha iniciado el desmantelamiento de la política ambiental que había impulsado Barack Obama contra el cambio climático.

El presidente de Estados Unidos ha firmado una orden ejecutiva con la que deja sin efecto varias medidas que reducen las emisiones de carbono en Estados Unidos.

La nueva orden exime a los gobiernos de tener en cuenta el impacto ecológico de sus proyectos. Hace solo una semana, aprobó conceder a la empresa canadiense TransCanada un permiso para construir el polémico oleoducto Keystone XL, un proyecto al que se oponen grupos ecologistas y cuya construcción prohibió el Gobierno de Obama.

Con esta nueva política, EEUU difícilmente podrá cumplir con su objetivo de reducir las emisiones un 30% para 2030 y, consecuentemente, afectará al resto del mundo.

El Acuerdo de París es un tratado internacional firmado por 195 países en diciembre de 2015. En él, los estados firmantes se comprometieron a recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero para evitar que el planeta eleve su temperatura más de 2ºC con respecto a la media de la era preindustrial. El acuerdo permite que cada país presentase un compromiso inicial voluntario de recorte de emisiones, con la intención de establecer metas más ambiciosas más adelante y conseguir que la temperatura no cruce el umbral del grado y medio.

Desde su firma, el tratado ha recibido críticas desde varios ámbitos científicos, ecologistas y políticos. A pesar de considerarse de naturaleza vinculante, el texto no prevé ninguna medida para obligar a los firmantes a cumplir sus compromisos.

Estados Unidos es el segundo país del mundo en emisiones totales (después de China). Además, es uno de los mayores productores mundiales de combustibles fósiles, y su papel central en el sistema político y económico global puede significar un serio obstáculo para futuras negociaciones.

El anuncio del presidente norteamericano ha conseguido unir a rivales irreconciliables, como magnates y activistas, en una crítica unánime. Además, la Unión Europea y China, firmaron un acuerdo de colaboración climática.

agencia telam
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