“La lucha contra el Uber implica una lucha contra la legitimación de la precarización laboral”

Entrevista a Gabriel Orlando, referente de taxistas de Morón

Gabriel Orlando es referente de los taxistas de Morón. Algunos meses atrás, protagonizaron una importante movilización con caravana incluida, que culminó con un gran acto frente al palacio municipal que aún gobierna Ramiro Tagliaferro, en reclamo contra el intento del oficialismo distrital por imponer un marco de legalidad a la aplicación y desarrollo del Uber en la región.

 Actualmente también trabajan en la gestación de una mutual local para los trabajadores del ramo. En definitiva, y desde distintos aspectos, la lucha continúa. Es por ello, y sumado a otras cuestiones que no escapan al marco socioeconómico vigente, que nos juntamos con Gabriel a compartir un café y consultarlo sobre varios aspectos que hacen a la difícil actualidad que atraviesan los taxistas.

“Esto es algo nuevo, porque detrás de la aplicación viene una multinacional, así que ahí cambia la ecuación de cómo se puede desarrollar el conflicto”, anticipa ni bien encendemos el grabador.

Gabriel, ¿Hay expectativas de que se pueda regular a Uber de algún modo?

La única experiencia que hay al respecto, es la que se llevó a cabo en Mendoza, y por lo que tengo entendido no fue algo fructífero. Cuando se legalizó a nivel provincial no generó que pudieran trabajar mejor ni mucho menos. Pero lo que hay que entender, es a este conflicto desde el principio…

Contános, entonces, cómo arranca esta cuestión.

Esta empresa (Uber) lucra a partir de la ilegalidad. Esto sucede a escala mundial. Trabajan sobre los países devastados, donde hay miseria, aprovechan esas necesidades para destruir el marcado de transporte.

… y gozan, en tales marcos, del famoso ejército de reserva, desocupados, desesperados…

Exacto. Y una vez que disputan el mercado, vienen a plantear sus condiciones. Luego se presenta el tema de las comisiones, que el día de mañana Uber se las va a exigir. Solamente se las están ejecutando a quienes utilizan el cobro con tarjeta de crédito. Una de las ideas de Uber es obligar a que todos sus conductores cobren con tarjeta, para generar ingreso para la multinacional. Hoy en día son muy pocos los que pagan la comisión… así que lo tengan o no en cuenta, esos trabajadores son todos deudores.

¿Cómo opera la empresa Uber?

La empresa en sí, se maneja por etapas. Ingresa, destruye el mercado, empieza a coparlo y planta sus condiciones. Acá no lo han logrado plenamente. Y al que trabaja con ese sistema, no le va a servir el cobro con tarjeta. También hay que considerar que, dentro de la miseria que se vive, es un sustento válido, pero lo de la tarjeta no les va a resultar conveniente a los laburantes.

¿En otros países funciona igual?

Tienen a la multinacional que destruye el mercado e impone las condiciones. Un ejemplo de esto está en México. Ahí a los conductores de Uber se les pide una comisión del 35%. Fueron escalonando, empezaron cobrándoles un 5%, luego un 10%… y ahora manejan el mercado. El famoso dumping. En Brasil absorbieron a taxis y remises, y en definitiva es todo Uber. En Uruguay es un país donde se legalizó, me lo comentaron unos compañeros taxistas que pensaban que otorgándosele el marco legal al Uber, iban a poder competir en mejores condiciones, como muchos también lo pensaron acá.

¿Y qué sucedió?

Al final no entró sólo Uber al país. Ingresó cual caballo de Troya, toda una cadena de empresas detrás de Uber. Compañías multinacionales con aplicaciones, y se llenó el mercado de algo incontrolable. Por eso tampoco tengo en buena perspectiva la idea de la legalización. Aparte tampoco es lo que le interesa a la empresa.

Y la lucha que ustedes vienen desarrollando, que tuvo algunos hitos importantes como la movilización que realizaron acá en Morón, ¿En qué estado se encuentra?

Cuando se salió, se lo hizo desde la desesperación y sin tener las herramientas suficientes. El taxista es un gremio muy desarticulado y con difícil convocatoria. Se lograron dejar de lado resquemores y diferencias personales. Por un momento se logró una cierta unidad para ir a reclamar. Se volcó toda esa fuerza en un proyecto que quedó dando vueltas y va a depender de la voluntad política del gobierno de turno. Nosotros no estábamos bien preparados, y no pudimos mantener esa lucha en el tiempo. Había algunas divisiones internas que se agudizaron, pero de todos modos se logró un fuerte impacto en su momento. Sabemos que también esto tiene mucho que ver y se refleja con lo que pasa en la Capital Federal. Absorbimos mucha experiencia de lo que allí sucede, que tienen a Uber desde hace 3 años. Acá es todo bastante más reciente: comenzaron por instalarse en el aeropuerto de El Palomar, y desde allí avanzó a todo el territorio.

Por otra parte, ¿Cuántos taxistas hay actualmente en Morón?

Acá tenés a 297 licencias, pero algunos autos tienen a 2 o 3 choferes…

… es un número alto…

Sí, para lo que es el partido es un número importante. Somos el municipio con más taxistas de zona oeste. Por eso hubo compañeros de otros municipios que se vinieron a solidarizar con nuestros reclamos.

¿Y qué implicó aquella lucha?

Con esa lucha impedimos la legalización de un proyecto que iba a ingresar al Concejo Deliberante para otorgarle el matiz institucional. Querían aprobar ese proyecto e instalar la idea de la “convivencia pacífica”, cuestión que desestimamos por tratarse de un transporte ilegal. Al menos detuvimos esa cuestión.

A simple vista, son decisiones que pueden estar entroncadas entre el municipio de Morón, Ciudad de Buenos Aires, más la promoción más o menos velada que autorizó Nación, y ahora también nos mencionás el caso de Mendoza. Hay una coincidencia fuerte en todo ello: En dichos ámbitos territoriales gobierna la misma fuerza política. ¿Hay algún tipo de relación en ello, o es una mera casualidad?

Incluso el proyecto que se presentó en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, lo efectuó el diputado Guillermo Castello, que es de Cambiemos. Y en Mendoza está gobernando el radicalismo… esas fuerzas conservadoras son las que, sostenidamente, han tratado de avanzar en estos proyectos. ¿Quién regula la actividad, cuál es la autoridad de aplicación? De eso estamos hablando. Pero sí, hay un respaldo político para que todo esto se haya mantenido en el tiempo.

Y el gremio de taxistas, ¿Qué tanto logró contrarrestar esa avanzada de la multinacional?

A pesar de todas sus diferencias, logró que no se pudiera asentar legalmente Uber en varias provincias.

La situación económica del país hace que baje el trabajo y por ende el consumo, y se incremente la competencia. Si hubiera un mercado más nutrido, con más consumidores, quizás habría más oferta de trabajo para todos.

Eso desde ya. La situación económica nos golpeó desde un primer momento. Un grupo de taxistas consideramos que más allá de la multinacional, detrás de cada auto vemos a un trabajador, y sobre eso no se puede avanzar. Me parece que la situación generalizada de precarización nos está complicando tanto a taxistas como a remiseros y al Uber. El problema es de quiénes hacen el gran negocio con el transporte ilegal, sin importarles las consecuencias que ello conlleva. Tanto para el perjuicio hacia los que están manejando, como hacia los pasajeros. Afrontamos realmente una lucha contra la legitimación de la precarización laboral.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com