La disputa entre la defensa y el menosprecio por la vida

La nave partirá, ¿Dónde llegará? Eso no lo sé…

Las circunstancias que estamos atravesando a escala global, parecieran indicar un necesario patear el tablero del escenario sobre el cual reflexionábamos hasta escasas semanas atrás. Sin embargo, la permanente pugna por correlaciones de fuerzas jamás estancas, recrudecen y pretenden forzar alguna reconfiguración general a raíz de las resultantes de una pandemia que llegó al galope, y pretende instalarse por algún tiempo sobre la base de sus dramáticas secuelas.

Éstas son imaginables, aunque no del todo predecibles. Por lo tanto, se vuelve difícil asegurar una planificación detallada para el día después. No obstante, es obligación de los gobiernos, de mínima, marcar con claridad el trazo grueso del rumbo pretendido, de cara a una reconstrucción del tejido productivo, económico y social en un mundo donde avanza la exclusión y el desempleo a pasos acelerados, mientras el Covid-19 sigue dejando una interminable senda de contagios y defunciones. Esto último, muy en particular en aquellas naciones que han venido descuidando sus esquemas de salud pública, enamorados de las supuestas bonanzas de un modelo neoliberal que deja todo librado a la capacidad financiera de cada individuo.

Lejos de acabarse, la arquitectura capitalista, golpeada, algo añosa y con ciertas paredes ya exhibiendo rajaduras que preanuncian problemas aún mayores, pretende a como dé lugar, mantenernos sometidos a una vida dentro de tales límites. Y que, el día que se haya de desmoronar por completo, pues así tarde o temprano ha de suceder, nos hundamos todos bajo sus fétidos escombros.

En Argentina

En nuestro territorio nacional, la gesta cuasi heroica de una gran mayoría de la sociedad, bien predispuesta, paciente y organizada para aguantar una cuarentena dura y penosa, que conlleva angustia e incertidumbre, ve su antagonista delimitado entre sectores socioeconómicos “pudientes”, que curiosamente son, en su gran mayoría, quienes importaron el Covid-19 a nuestras tierras. Y dentro de dicho sector, a los más poderosos empresarios, en un continuo tejer presión tras presión, patoteada tras patoteada contra las decisiones de emergencia que va tomando un gobierno preocupado, ante todo y como lo ha reiterado en un sinfín de ocasiones, por salvaguardar la vida de los argentinos.

Lejos de las luchas clásicas de tinte ideológico, y por fuera de las brutalidades de características imperiales que lanza Donald Trump y sus acólitos contra países como Cuba y Venezuela en medio de una pandemia –y acaso precisamente a raíz del desmadre interno que ésta ocasiona en Estados Unidos, y que pretenden retirar de la agenda mediática- asistimos a una intensa disputa de sentido, entre quienes buscan torcer la pulseada a favor de una organización social y económica a escala internacional que ponga en el centro de la escena a la sacralidad de la vida humana, y aquellos otros –los poderosos de siempre que aún controlan los principales resortes sobre la faz de la tierra –para quienes la vida humana es, apenas, moneda de cambio.

La disputa de fondo

 La defensa de la vida, versus el menosprecio por la vida (de los demás), disputan una de las batallas más esenciales, ardorosas y de final abierto al interior del conjunto de la humanidad. Con sus lógicas réplicas en cada territorio específico.

Porque, digámoslo sin eufemismos: Hay individuos, dirigentes o no, empresarios o no, que parecerían desear el advenimiento de una colosal tragedia, simplemente para arrancar réditos políticos y financieros de todo ello.

Son los hijos locos de un sistema esquizofrénico. Difícil que sus admiradores saliesen con mejores características que las de sus maestros.

Esperanzas, temores y más preguntas

Una transformación profunda aguarda ser implementada en todo el mundo. Transformación que deberá llegar a todos los sectores, organismos, instituciones, leyes y reglamentaciones. Acaso desde el vamos, nos llega la obligación de comenzar a preparar el terreno, seleccionar la semilla y regar.

¿Estaremos preparados para afrontar con dignidad esta etapa de cambios poco previstos, que apenas comienza?

¿Lograremos un amplio consenso mayoritario para aplicar los planes de contingencia que, se supone, ya debe estar craneando el actual gobierno argentino?

¿Nos animaremos a empujar, como pueblo, las condiciones para que unos se vean en la necesidad de colocar el cascabel a los tigres, que rugen y acechan desde su habitual proyecto desestabilizador de todo gobierno popular y humanitario?

¿Habrá llegado, por fin, la hora de dejar de amenazar estérilmente con el mentado escarmiento, para llevarlo a cabo en la realidad efectiva, en pos de una mayor redistribución de la riqueza nacional, y así forjar mejores posibilidades de supervivencia e impulso industrial para hacer frente, con éxito, a esta fenomenal nueva crisis del sistema capitalista que va dando sus primeros pasos?

Seguramente, en nuestra próxima edición de Huellas Suburbanas, tendremos las primeras respuestas a tantas preguntas que nos colman el presente de incertidumbres, temores, y también esperanzas.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com