
12 Sep EL TIEMPO QUE VIENE
(A propósito de las recientes elecciones en la provincia de Santa Fe)
Un día le pregunté a un compañero de la dirigencia de Montoneros como se explicaba la actitud de pasarse al enemigo de Rodolfo Galimberti y Patricia Bullrich. Y él de una manera muy contundente me respondió: “la derrota Carlos, es la consecuencia de la derrota”.
Hoy, en otro contexto y ya en democracia, nos ha tocado sufrir una derrota. Abrumadora, dura, después de que en muchos casos se “puso todo”, se militó a fondo. Ahora vendrá el tiempo de los reacomodamientos, para un lado y otro; algunos se volverán a sus hogares a iniciar un nuevo camino, otros se pasarán a la vereda contraria, y algunos emprenderán la resistencia. Es tiempo de traiciones, de dudas, de desconcierto, pero también de oportunidades.
Para que esta derrota no sea un punto final, lo primero que hay que hacer es preguntarse ¿Por qué nos ganaron? ¿Qué hicieron bien y qué hicimos mal? ¿Dónde estuvieron las fallas y los errores?; teniendo en claro que a un nivel superior de conducción de los procesos, las responsabilidades son mayores.
Poniendo énfasis en que si asumimos que entramos en una etapa de resistencia, no se pueden utilizar los mismos mecanismos, las mismas prácticas, la misma construcción política… y los mismos actores que nos llevaron a esta derrota. Siempre habrá, por supuesto, las excepciones personales y colectivas que confirmen la regla.
Es tiempo de buscar consensos y de territorialidad, pues quedamos a la intemperie y sin estructuras prácticamente, con lo cual el armado debe ser de abajo para arriba y teniendo mucho cuidado con los cantos de sirena de alguno que haya sobrevivido, y que nos ofrezca la oportunidad del encolumnamiento. La salida no es individual, es colectiva. Es construyendo, coordinando y articulando organización. Algunas señales en esta dirección aparecieron en lugares puntuales, en experiencias concretas, aún, perdiendo electoralmente.
Un buen ejercicio amerita también tener memoria y desconfiar de la soberbia. En donde aprendamos que, si las redes sociales sustituyen a la palabra y el decir al escuchar, estamos perdidos de entrada.
Empezamos con los 70 y terminemos con ellos. Si la lucha contra las dictaduras allá por los 60 y principios de la década siguiente, dejaron enseñanzas para este presente, hay dos insustituibles. La primera: construir unidad con un objetivo preciso, creando consensos, acciones articuladas entre diferentes actores y espacios; lo segundo, gestar definitivamente frentes de masas, organización en lo barrial, en la juventud, en lo agrario, con las mujeres, en la universidad, en los sindicatos, en la secundaria, en las nuevas formas organizativas que fueron apareciendo en las últimas décadas.
Sólos con nuestra «orguita» nos van a cazar de a uno; juntos es, o puede ser, otra cosa para enfrentarlos.
Y estas últimas palabras no son una frase hecha, es lo que dicen, cada vez que pueden, sobre el peronismo en general, el kirchnerismo en particular, los derechos de lxs trabajadorxs, los sindicatos.
Ganaron la Provincia, manejan la Cámara de Diputados, de Senadores, los medios de información, los espacios corporativos, los puertos. Y todo lo que eso implica.
Como verán, la tarea no es sencilla, pero así fue y será siempre la resistencia y ese horizonte de una patria justa, libre y soberana.