
28 Oct El Secreto en la Calzada
Instantáneas urbanas de El Mujik
Como todos sabemos, desde 1960 la ciudad de Morón cuenta con una casa de Altos Estudios Universitarios: la Universidad de Morón (UM).
Por allí transitan a diario miles de estudiantes de diverso rango etario, credo, orientación sexual, aspecto físico y/o estético, y sobre todo, capacidades motrices.
No todo el estudiantado ni el cuerpo docente, cuentan con los mismos recursos motrices para desplazarse, motivo por el cual, y desde lejanos tiempos, dicha institución señera de la ciudad siempre cuidó de disponer de los accesos adecuados: rampas, ascensores, elevadores, etc) para facilitar el acceso a todo aquel que desee y pueda costear sus estudios en la mencionada institución de educación privada.
Asimismo, es de suma necesidad, en este específico lugar objeto de esta nota, como en cualquier otra institución educativa, contar con los accesos externos en buenas condiciones, léase veredas propias y aledañas y el estado de las calzadas, al menos las cercanas a dicho lugar.
El cronista, luego de un penoso retorno desde sus tierras natales que lo mantuvo alejado de Huellas Suburbanas por algún tiempo, ha estado recorriendo varias veces dicha zona al norte de la estación Morón, y ha decidido escribir estas líneas luego de comprobar que, de modo recurrente pero, últimamente, y desde hace bastante, hay sectores de las calzadas en esos alrededores que no están en buenas condiciones. De hecho, están totalmente dañados, en paupérrimo estado.
Es el caso del asfalto hundido y roto, justo frente al acceso al edificio central de la Universidad, calle Cabildo entre Machado y el pasaje Maestra Cueto. Cierto es que por allí transitan muchas líneas de colectivos, que finalizan y/o reinician recorrido frente a la estación del ferrocarril Sarmiento. Pero también es necesario aseverar que no puede permanecer en tamaño estado ese asfalto hundido, sobre una zona muy transitada por personas que por diversas razones, suelen tener que cruzarse de vereda (librerías, fotocopiadoras, etc.).
Ni qué decir del vecino en general, que debe transitar por allí, aunque en este caso focalicé esta queja ciudadana en referencia a los riesgos de dilatar el estado abandónico del asfalto, cuando por allí caminan alumnos, docentes acaso con dificultades motrices, y adultos mayores que vienen del dispensario de Vías Respiratorias, o del centro médico ubicado a escasos 50 metros de la esquina antes enunciada.
Sólo se trataría (el uso del condicional es clave) de “divisar” este defecto (por cierto, ubicado en una zona altamente transitada y “visible”), organizar una cuadrilla y articular con el ente que corresponda, reparar lo que sea necesario, y al menos pavimentar esos metros. Muchos ciudadanos locales verán con sumo agrado la pronta resolución de esta cuestión.