Dos países en uno, nada sorprendente

Días tras conversaba con un excelente colega comunicador del ámbito local, acerca de cómo –y qué- transmitir las informaciones de nuestra realidad cotidiana a nuestro público lector, sin caer en los recortes o adaptaciones de cada temática según los intereses sectoriales que, hipotéticamente, pudiéramos o quisiéramos representar. Lo cual no es el caso de quien suscribe, vale subrayar. En tal diálogo, mi colega señaló una verdad tan sencilla como honesta: “Decir que las cosas están mal, tan simple como eso. No mentirle a la gente en defensa de intereses, los que fueran, ni mentirnos a nosotros mismos recortando la realidad según nuestro paladar y convicciones políticas”. Y en eso andamos, buscando transmitir los hechos tal como aparecen en la escena actual, y en todo caso que luego nuestro público lector pueda elaborar sus propias conclusiones, lo más librepensantes que les sea posible en tiempos de maremágnum de distorsiones informativas a ambos lados del mostrador… sólo para no trillar aquello de la “grieta”, que no siempre es tal, en un sentido absoluto y definitivo.

O como señaló Eduardo Aliverti en su editorial del sábado 3 de junio, cuando volvió a enfatizar que estamos viviendo dos países en simultáneo: Uno, el de la política, sus dirigentes y sus militancias más estrechas, expectantes más de lo que sucede por estas horas en las reuniones en Washington que en lo, acaso muy positivo, que se ha logrado acordar en China. Y por el otro lado, el país muy mayoritario “y desentendido por completo de esos episodios, porque la locura que lo rige es la inflacionaria. Los precios, que en rigor, no hay”.

Entonces, ¿Qué decir? ¿Desde dónde pararse? ¿Subrayando que asoman múltiples datos probabilísticos que hablan, esta vez sí, de un despegue del país a partir del año próximo, siempre y cuando se logre aflojar el collar de apriete canino con el que lo sujeta y manipula el FMI desde el momento mismo en que volvió a encontrar asidero para penetrar, nuevamente, en el devenir de la economía argentina? ¿Diremos que ello no necesariamente será así, ya que habrá que esperar qué fuerza sea la que comande la política nacional a partir de diciembre venidero, y en función de ello deberán esperarse variaciones, o no, en los convenios bilaterales y multilaterales sobre los que se están trabajando a contrarreloj por estas horas? ¿O debemos darnos un buen baño de realidad, en tanto periodistas y comunicadores de neto corte popular y comunitario, despojarnos de todo ropaje de arrogancia intelectual desde la comodidad de nuestros escritorios, y ocuparnos con humildad de la agenda que más le interesa al grueso de nuestra sociedad, aquello que hace a sus necesidades, ansiedades y sueños simples y concretos, y que más de una mitad de la misma, ven dichas esperanzas aplastadas por una carestía de la vida en irrefrenable ascenso?

Parece una obviedad, pero siempre es necesario recordar que no estamos acá para agradar ni esperar el beneplácito de un determinado sector, ni trabajamos para “cosechar” el odio de otros. Todo lo contrario. Es perentorio crecer en nuestro propio slogan: “Una revista que camina” para continuar indagando en aquello que acontece en la cotidianidad de nuestras áreas de influencia e incumbencia. El resultado final siempre seguirá arrojando contradicciones, avances y retrocesos a escala social. Lo cual no tiene nada de malo per se, mientras sigamos en movimiento, sin caer en el estancamiento de la apatía, así como tampoco en el que puede llegar a aportar el conformismo.

Mientras se larga formalmente una carrera electoral que, a ciencia cierta, hace casi un año que se viene desarrollando y lanzando rebencazos para todas partes, y los próximos días serán un hervidero de roscas de último momento en todos lados, a los fines de tratar de obtener mejores lugares en las listas para las PASO, y pequeños incrementos en las porciones de poder para cada sector o agrupación en pugna, todo ello, naturalmente, sucederá de espaldas al grueso de la sociedad, y sus rutinas y urgencias coyunturales. Así que habrá que salir cada día a incrementar nuestro caminar con la lente mejorada de nuestra lupa analítica, y atender cada vez más a las amplias agendas que hacen a la dignidad de los nadies, poniendo eje en la centralidad de miles de mujeres y hombres que luchan y construyen con mil herramientas diferentes, contextos y sendas para intentar vivir mejor. Dignificarse los unos y los otros, muy por encima de los vaivenes que sigan sucediéndose al calor de las disputas en nuestra política vernácula, ya sea a escala nacional, provincial y/o municipal.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com