
06 Sep Dólares confederados
Mientras buscamos a los que no fueron a votar, intentamos comprender por qué un pibe hipoteca su escuela alzando como líder a un gato nuevo, o un veterano desea volar todo sin entender que los pedazos caerán sobre él mismo… pensamos y ordenamos ideas en la pantalla.
Una de ellas es escrutar qué mueve a millones a creer, que en un mundo que gira hacia la desdolarización, al surgimiento de nuevas y poderosas potencias y sus monedas (ya útiles para el intercambio entre países, como el yuan, el rublo, la rupia, entre otras…), es necesario atarse al barco que se hunde.
O cómo mirar azorado a un anciano de pelo negro, convenciendo a los amos que lo que no funcionó en la década de 1990 y nos llevó de cabeza al 2001, ¡Ahora sí!
Leyendo sobre repúblicas fallidas, retomé mis estudios sobre la guerra de secesión estadounidense, cuando un tercio del país y su pueblo, creyeron que se podía salvar el sistema esclavista de la ola imparable del capitalismo industrial. Los desposeídos, o campesinos pobres y sin esclavos, tomaron sus armas y se organizaron para defender a los dueños de plantaciones con centenares o miles de personas cuyo único destino era trabajar y obedecer hasta morir. Y es que cada blanco pobre tenía entre sus sueños ser un amo de otro, en una época en la que era más útil para el conjunto ser libres de trabajar en un país en formación… o marcharse hacia el oeste (aunque esto último significaba ir a matar pieles rojas para quitarles la tierra). Y fueron necesarios (lo contrario es contra-fáctico) 4 años de matanzas para con-vencer a esos centenares de miles empuñando fusiles para defender la esclavitud.
¿Cuántos de los atentados de estos días, contra símbolos de la lucha por los derechos humanos, tienen ese espíritu? La sra candidata a vicepresidenta del gato nuevo busca prensa, anunciando que está dispuesta a perdonar las condenas de los viejos asesinos, torturadores, violadores y secuestradores de niños que fueron descubiertos y juzgados. Y esto no es de interés a los que sueñan con salvar su futuro con papeles verdes sin respaldo…Durante décadas les enseñaron que el único salvavidas es el dólar, que el exilio en Uruguay es preferible a pagar impuestos, que fugar es un deporte de famosos y exitosos televisados como una raza superior de cancheros.
Hace un año gatillaron sobre la cabeza de una mujer cuyo pensamiento y coraje nos puso entre los primeros lugares del orgullo nacional, que se atrevió y se atreve a denunciar injusticias como ninguna, que pudo ser una esperanza, pero fue prohibida por aquello que dicen es la justicia en estos días. Y no hubo un 17 de octubre… y nuestra democracia dejó de serlo. Los pobres diablos que se complotaron: un microemprendimiento financiado de modo tercerizado por los amos. Defensores enfurecidos de los dólares confederados…
Debemos ganar esta elección con la boleta entera, pero más que nunca hay que reflotar este barco. Mucho trabajo de aclarar quién realmente quiere que así sea desde la unidad, y marcar claramente a los marineros y oficiales negligentes de nuestra flota, capaces de dejar subir el agua mientras su uniforme no se manche, no llegue a su camarote o su equipo no sea afectado. Hemos visto demasiado en estos años de internismos como para no separar y analizar cada indignidad y deserción. El Frente de Todos se transformó, y aparecieron los patriotas verdaderxs, pero también fue posible ver qué ropa interior tenían muchxs oradores de lujo y miserabilidad entre nos.
En estos días se verá más… sindicalistas que buscarán salvar sus negociados con potenciales vencedores, políticxs que volverán a ser los primeros defensores de nuevas banderas, oportunistas de toda laya cambiando de botes porque sospechan que otros barcos se hunden. Ojala haya Saboridos que sean capaces de traducir estos comportamientos tan típicos como el choripán, así nos reímos un poco y no sólo ponemos cara de… ¡Lo veía venir!
Mientras tanto salgamos a convencer, contengamos la lava de este volcán, y salvemos la polis.