Cristina, el capitalismo y China

Cristina Fernández reivindica el capitalismo. En cuanto al discurso que pronuncia, habla de su eficiencia en la producción, etc. Pero a la vez lo critica en su devenir actual. Destaca el desarrollo chino y hasta lo muestra como un capitalismo alternativo sin adherir a él, en síntesis, plantea la idea de un capitalismo humano latinoamericanista como modelo de desarrollo.

A simple vista aparecen varias contradicciones que vamos a tratar de dilucidar y de aclarar.

El capitalismo

 El modo de producción capitalista (producción de mercancías a partir de la trasformación de materias primas o la ejecución de servicios con mano de obra asalariada) existe desde la antigüedad. Vale recordar  que el término “salario” se generalizó a partir de que en la edad antigua los jornales se pagaban con sal.

En el modo de producción capitalista hay un objetivo que debe cumplirse sin  excepciones y es el de la máxima ganancia, sin esto obviamente no funciona, y la misma se logra explotando la mano de obra asalariada.

Si bien existió siempre esta manera de producir hay que decir que lo que no existió siempre fue “el sistema capitalista” y su instrumento “el estado capitalista”.

En la antigüedad, si bien existía mano de obra asalariada la producción era mayormente realizada por esclavos, de allí que el estado en esos momento tomara la forma de “esclavista” y  sus leyes y sus fuerzas represivas estuvieran organizadas para garantizar la  esclavitud.

Luego, en Europa a partir de los siglos IV y V va a ir abandonando el esclavismo y va a avanzar hacia el feudalismo, ya la producción no será realizada por esclavos sino por “siervos”, igual en el medio de ese sistema capitaneados por nobles terratenientes van a florecer los negocios capitalistas (Comercio e industria rudimentarias).

El desarrollo capitalista de Europa se vio impulsado por la conquista de América y el saqueo de sus riquezas.

¿Ese primer capitalismo desarrollado fue eficiente?

 En términos generales podemos decir que sí, convirtió a las metrópolis colonialistas europeas en los lugares más ricos del planeta. No obstante, ahora habría que preguntarles a los 60 millones de originarios que murieron para extraer esas riquezas o a la gran cantidad de africanos esclavizados para el mismo fin, qué tan eficiente les resultó el desarrollo del capitalismo europeo…

Claro está que el saqueo de recursos no fue el único motor del capitalismo. En su afán de bajar costos de producción, los capitalistas o la burguesía como prefieran llamarlos, promovió el crecimiento de la tecnología y la industria. Esta burguesía durante los siglos XVIII y XIX fue revolucionaria en muchos sentidos. Destruyó a la nobleza como clase dirigente, terminó con los viejos imperios coloniales, etc. Pero estuvo muy lejos de repartir beneficios entre los trabajadores. Jornadas extenuantes y magros salarios llevaron a los primeros “rebeldes” a atentar contra las máquinas, creyendo que las mismas eran la fuente de sus desgracias.

Además, el capitalismo convertido en razón de estado necesitaba cada vez más materias primas y más mercados, lo cual generó una política “imperialista” por parte de las naciones más desarrolladas.

El imperialismo cambió la dominación colonial por la dominación económica, y lejos de lograr el crecimiento de los países llamados periféricos, los sumió en la pobreza y el atraso. También generó crisis y guerras entre los estados imperialistas con millones de muertos y genocidios “eficientemente” planificados.

China y el socialismo

 Ante los desastres generados por 700 años de capitalismo a los que habría que agregar a los mencionados, la destrucción del medio ambiente por el consumo irracional de los recursos surgen varias respuestas, muchas utópicas hay que decirlo, pero otras posibles.

Se las puede dividir centralmente en dos tipos, las que plantean moderar el capitalismo a través del estado y las que plantean un sistema socialista.

El estado de bienestar construido en muchos países centrales durante los años 40 y 50 del siglo XX, y el peronismo en nuestro país fueron una respuesta exitosa a la mayoría de los males del capitalismo. Pero el estado de bienestar requiere burguesías dispuestas a cambiar la competencia por la colaboración, y esto es una fantasía.

El sistema socialista plantea cambiar la lógica del estado capitalista por un estado cooperativo, esto ha tenido diferentes versiones y también distinta suerte, la URSS tuvo importantes éxitos, entre ellos detener a la maquinaria bélica más poderosa de la historia. Pero también cayó en contradicciones y se disolvió, volviendo al capitalismo.

El estado de bienestar o capitalismo moderado, lejos de mantenerse y profundizarse, se transformó en neoliberalismo, descargando sobre nuestros países dictaduras genocidas y crisis económicas con grados de destrucción no vistos en tiempos de paz.

China es un estado socialista, como lo dice su constitución, hija si se quiere de la URSS, supo a su manera superar los errores de esa primigenia versión de estado socialista y lograr un desarrollo único en la historia.

¿China barrió de un plumazo a su burguesía?

 No, China cuenta con un sector privado sólido, amplio y de rápido crecimiento[1]pero dicho sector se encuentra subordinado a los objetivos socialistas del estado chino. Las relaciones internacionales de China están alejadas de cualquier práctica imperialista y de cualquier agresión militar, o sea no ha necesitado de métodos tan comunes a las potencias occidentales para desarrollarse.

Cristina Fernández

 Nuestra vicepresidenta se pregunta cómo el país que en 1950 buscaba en Argentina locomotoras para sus ferrocarriles heredados de Inglaterra, hoy es una potencia mundial de vanguardia, mientras nosotros vivimos de crisis en crisis. La respuesta no es un capitalismo de estado exitoso: es haber sacado al capitalismo de las razones de Estado.

[1]https://espanol.cgtn.com/n/2021-11-01/FebeIA/china-cuenta-con-un-sector-privado-solido-amplio-y-de-rapido-crecimiento/index.html

Gabriel Sarfati
gabriel.sarfati@huellas-suburbanas.info