Convenciones colectivas de trabajo – Una propuesta –

Por:  Prof. Edmundo Mario Zanini    DNI  8118381

   No estoy muy seguro, porque los años no pasan en vano, y algunos nos vamos confundiendo un poco más a cada día.

   Pero, viendo cómo se van sucediendo las cosas de un tiempo a esta parte, y considerando las dificultades de muchos en función de “la pesada herencia” y de otros más dada “la grieta”, propongo se modifique la imperfecta legislación  sobre Convenciones Colectivas de Trabajo, al menos en la Provincia de Buenos Aires y para el sector docente (¿ te acordás cuando decíamos rigurosos: “los trabajadores de la educación”; y cantábamos orgullosos “Los obreros de la tiza” ?).

   Y de hecho se la implemente un poco peor, mientras tanto. Peor para el sector más débil,  claro.  El de los laburantes,  “¡vurro!”.

   En el marco de un significativo paro docente, previsto para el reinicio de las  “vacaciones de invierno” (el “receso”,  che   –acordate que no son vacaciones para los docentes, así que, en cualquier momento te dejo la tarea para que la cumplas y me rajo yo, jefe, de vacaciones a las  Bahamas, a ordenar unos papelitos que no quiero que se me vuelen  . . .-), este lunes tratarán de entenderse los representantes del empleador (la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires)  y los sindicalistas del sector  -con reconocimiento oficial, porsu . . .- , con el arbitraje de otro funcionario de la señora gobernadora, su Ministro de Trabajo.  Se trata de ver si se puede conseguir un aumentito para los laburantes, porque el salario inicial de ocho mil y pico de pesitos podría parecer insuficiente. Con la carne a más de cien mangos el kilo, el aceite en perspectiva, el transporte por las nubes (no el aéreo, ¿eh?  . . .), los alquileres   . . .  difíciles   . . .

   La propuesta (… mi propuesta… anótenmela, ya que no la puedo expresar en las asambleas de mi sindicato porque se olvidan de “invitarme”-) incorpora algunas novedades:
          Los representantes oficiales (los de los dos Ministros de la Licenciada Vidal  involucrados)  luego de discutir diez minutos pasarán a votar. Y sus votos valdrán diez, de cada uno.
         
         Los sindicalistas docentes, si los invitan,  podrán votar, si no tienen que ir al wáter, porque el café se lo tomaron cargadito. Y el voto de todos juntos valdrá uno (para evitar esas situaciones enojosas de que algunos  “no acompañen”).
          
           Para no generar inestabilidad en la compleja economía de la provincia más rica (en la que los grandes capitales están a cubierto, los terratenientes logran facilidades para incrementar sus negocios), ningún aumento salarial (es decir, la actualización imprescindible de los sueldos demolidos por la inflación desde hace  MUCHOS AÑOS, con el silencio cómplice de algunos “representantes gremiales”) puede ser superior al 15 % anual (que sería una cifra razonable…).
          
           Para evitar asambleas tempestuosas y que algun@s miserables deban hacer esfuerzos para lograr que se acepten las “propuestas superadoras” de los gobiernos, bastará que los buenos sindicalistas (que los hay, los hay…) la acepten directamente, sin involucrar a “sus bases”…  (esos revoltosos que les dicen lo que piensan de sus traiciones y negociaciones “en las sombras”).
          
       Y de cualquier modo, si no alcanza la platita para liquidar los salarios mejorados”, la Paritaria autorizará expresamente a la Sra. Gobernadora (esta o cualquier otro que nos toque…) a seguir pagando  lo que quiera.

Si todo esto les parece un poco revolucionario, acuérdense de las verdaderas luchas de 1958, cuando la conducción honesta de un gremio de pie, impuso un Estatuto Docente que consagró beneficios aún no derogados –pero desde hace años, incumplidos-. Como por ejemplo un escalafón que va incrementando los haberes del trabajador, para que no sea un esclavo, sino un comprometido servidor de la sociedad, en condiciones económicas de estudiar, de viajar para enriquecerse culturalmente y acercar pueblos, de practicar deportes (para mantener su salud integral -siempre en riesgo debido a la tarea sedentaria y compleja-).

Y si hubiese llegado el momento de considerar que no se puede ganar  más sólo por envejecer (cuestión que comparto), vean de asegurar salarios dignos para todos y seguridad de proteger la salud de estudiantes y enseñantes, en escuelas igualmente dignas.