Brasil está de vuelta

Brasil siempre aspiró a una política de liderazgo a nivel mundial y a nivel regional. Esto, según las épocas, tuvo distintas versiones, eso llevo a que se hablara de sub-imperialismo brasileño. Hay que decir que tal visión contrasta con un imperialismo norteamericano que no deja espacio a nada que opaque su poder, y que las políticas brasileñas desde hace más de un siglo fueron siempre de integración. Aunque muchas veces no tuvieran ni la firmeza ni la constancia necesaria.

La reciente participación de Lula en el G7 no sólo expresó la posición de liderazgo de Brasil, sino qué visión del mundo tiene la principal economía de América Latina actualmente.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva  finalizó su participación en la cumbre de líderes del G7 con una postura considerada de contestación y crítica al poder de los países más industrializados del mundo, que integran el grupo. Para finalizar, Lula criticó la forma en que las potencias enfrentan las crisis geopolíticas y afirmó que es “necesario romper con la lógica de las alianzas excluyentes y los falsos conflictos entre civilizaciones”.

“El mundo ya no es el mismo. Siguen estallando las guerras tradicionales y vemos retrocesos preocupantes en el régimen de no proliferación nuclear, que necesariamente tendrá que incluir la dimensión del desarme. Las armas nucleares no son una fuente de seguridad, sino un instrumento de exterminio masivo que niega nuestra humanidad y amenaza la continuidad de la vida en la Tierra”, dijo.

Nueva cumbre de presidentes de Sudamérica

Ya de vuelta por estas tierras, Lula encabezó la reunión de presidentes sudamericanos. Allí propuso a sus colegas de la región “revivir” el proceso de la construcción de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y trabajar para crear unidades monetarias para comercializar sin depender del dólar.

“Debemos profundizar nuestra identidad sudamericana también en el ámbito monetario, a través de mecanismos de compensación más eficientes, y la creación de una unidad de referencia común para el comercio, reduciendo la dependencia de monedas extra regionales”, aseguró Lula durante el discurso de apertura de la Cumbre.

“Ningún país por sí tendrá la fortaleza de enfrentar los retos de la geopolítica y la economía mundial actual”, agregó

En un intento por tomar la iniciativa política como actor global, sobre todo luego de haber reanudado la relación diplomática con la visita oficial del presidente venezolano, Nicolás Maduro, Lula se colocó como la mayor economía de la región al frente del proceso de reconstrucción de la Unasur.

“No tenemos tiempo que perder. América del Sur tiene ante sí, una vez más, la oportunidad de transitar el camino de la unidad. Y no tiene que empezar de cero. Unasur es un bien colectivo. Recordemos que está vigente. Siete países siguen siendo miembros de pleno derecho. Es importante retomar su proceso de construcción”, aseguró. Chile, Uruguay y Ecuador son las naciones de la región que no volvieron al bloque sudamericano.

Lula aseguró que la unidad de Sudamérica es importante porque es un gran mercado consumidor de 450 millones de habitantes.

“Tenemos el mayor y más variado potencial energético del mundo si tenemos en cuenta las reservas de petróleo y gas, la hidroelectricidad, los biocombustibles, la energía nuclear, eólica y solar y el hidrógeno verde. Somos grandes y diversos proveedores de alimentos. Tenemos más de 1/3 de las reservas de agua dulce del mundo y una biodiversidad muy rica y poco conocida”, aseguró.

También afirmó que pretende unificar a Sudamérica frente a los foros internacionales como la cumbre del G-20, la reunión de los Brics, y la COP 30 sobre el cambio climático.

El anfitrión ocupó parte de su discurso para destacar los logros de la Unasur en el ámbito del diálogo sobre la cuestión de defensa, el combate al delito trasnacional y la combinación del crecimiento económico con inclusión social.

“Según la FAO, América del Sur redujo, en dos décadas, del 15% al ​​5% de su población víctima del hambre. Unasur fue eficaz como foro para resolver disputas entre países de la región, especialmente en la crisis entre Colombia y Ecuador y en el conflicto separatista boliviano”, indicó, al tiempo que consideró que “Sudamérica ya no es sólo una referencia geográfica” sino que se ha convertido “una realidad política”, prioridad para Brasil desde que asumió nuevamente la Presidencia el 1 de enero pasado.

La cumbre fue convocada por Lula luego de que Brasil decidiera volver a sumarse a la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) y como parte de los esfuerzos diplomáticos por recuperar la integración regional que se construyó en la primera década de este siglo.

La reaproximación de Lula con Maduro en el Palacio del Planalto marcó el tono de la cumbre sudamericana, con la que el brasileño intenta relanzar la Unasur, a la que pertenecen siete de los 12 países de la región.

Tras la bilateral con Maduro, Lula defendió la unión sudamericana como un “bloque” para superar “graves problemas que tienen más de 500 años”.

Creada en 2008 por presidentes exponentes de la izquierda, como el propio Lula, luego en su segundo mandato, Unasur dejó de funcionar en 2019, cuando políticos de derecha gobernaban varios países, entre ellos Jair Bolsonaro.

Brasil evidentemente está de vuelta dispuesto a ser un actor global. Argentina es socio del gigante sudamericano, es bueno reflexionar sobre ello.

Gabriel Sarfati
gabriel.sarfati@huellas-suburbanas.info