“Argentina, lejos de aprender de las lecciones de Malvinas, ha hecho todo lo contrario”

Entrevista a César Trejo, veterano de Malvinas, Director del Observatorio de Malvinas en la Universidad Nacional de Lanús

Por: Juan Carlos Dennin, Martín Pérez y Daniel Chaves

En esta edición especial de Huellas Suburbanas, en el marco del 40º aniversario del inicio de la guerra de Malvinas, conversamos vía zoom con César Trejo, veterano de Malvinas, es el Director del Observatorio de Malvinas de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). Producto de una extensa charla abundante en conceptos relevantes que confluyen en un reclamo por la necesaria recuperación de la soberanía nacional en términos integrales, ofrecemos a nuestro público lector dos partes del reportaje. A continuación, la primera de las mismas.

César, ¿Qué avances y/o retrocesos observás que se han podido alcanzar en estos largos 40 años posteriores al conflicto en las islas Malvinas?

Para empezar, 40 años para una persona es mucho tiempo, pero para un pueblo lo es mucho menos. En estos 40 años la lucha ha sido incesante, y no sólo por los derechos de los combatientes o la soberanía sobre las islas, sino entendiendo que Malvinas es la parte visible de un sistema de dominación invisible. Un ejército extranjero junto a la alianza imperialista de la OTAN, con una población trasplantada, descendientes de los que llevaron los británicos cuando sacaron de ahí a la población criolla. Tienen actualmente cuatro bases militares de la OTAN. En un informe que dio a conocer el Primer Ministro, Boris Johnson, revela el plan estratégico de Gran Bretaña para los próximos decenios, queda claro que para ellos el Atlántico Sur es un área estratégica, y pretenden defender los recursos que hay en el área. Entonces, cuando uno ha luchado durante 40 años contra este poderoso enemigo, que en su momento con 19 años enfrentamos con los fusiles, tanto tiempo enfrentándolos nos ha llevado a conocer el pensamiento, la acción, los programas de ese enemigo y sobre todo cómo ejercen el poder blando, de lo cual los británicos son maestros e incluso son creadores de la estrategia de la aproximación indirecta, que es lo que aplicaron en estas regiones una vez que nos independizamos del reino de España. Y nos saquearon y convirtieron en semicolonias de su estrategia imperial…

… y en esto, llega una fecha repleta de simbolismos… 40 años…

Sí, es una conmemoración plena de significados, no sólo personales o para recordar a los compañeros que cayeron combatiendo, los que murieron en la posguerra; no sólo admirar a las madres y padres de los caídos, que superaron su dolor y lo convirtieron en amor, en ofrenda al bien común de la Patria. Y si uno tiene que hacer una especie de balance, es que Argentina, lejos de aprender de las lecciones de Malvinas, ha hecho todo lo contrario. Me refiero a la élite dirigente, no al pueblo argentino que ratifica querer ser una nación soberana e independiente. Nuestras élites parecen haberse acostumbrado a ser una semicolonia no declarada, con 1/3 parte del territorio nacional ocupado por una potencia extranjera y donde los recursos estratégicos de nuestro país están en manos justamente de los mismos que saquean nuestra pesca, nuestros hidrocarburos en el Atlántico Sur que ocupan militarmente. El balance, en resumen, es muy positivo en el corazón del pueblo argentino, que ha sido impermeable a las estrategias británicas de la desmalvinización, y hay un balance enormemente negativo en cuanto a nuestra clase dirigente, que ha comprado las ideas de los años 90´s escritas por Alain Rouquié. Nuestra verdadera grieta es lo que piensa el pueblo versus los intereses de nuestras élites.

El pueblo argentino tiene un sentimiento especial con Malvinas, y la clase política, sabiendo de ese sentimiento que tiene el pueblo argentino hacia las islas y hacia los ex combatientes, ¿Creés que está en deuda con esos ex combatientes? ¿En que ha fallado este pueblo, a la hora de programar las estrategias para la recuperación de las islas, y en qué, realmente, se podría empezar a laburar en tal dirección?

Subjetivamente entiendo que haya compañeros ex combatientes que hayan sentido, en algún momento, que el pueblo les había dado la espalda. En realidad, durante los primeros 20 años posteriores a la guerra, nos tocó un objetivo duro, que fue construir organizaciones que no existían. Éramos pibes inexpertos en política, así que tuvimos que aprenderlo todo. Y a pesar de eso, en 1 año conseguimos una ley, la 23.109 en noviembre de 1984, que de haberse cumplido, hubiera satisfecho las necesidades básicas de la mayoría de los compañeros. El alfonsinismo sepultó esa ley, y en esos 5 años se desató una campaña de desmalvinización tremenda, y se mataron muchísimos compañeros. Recibíamos malas noticias casi todos los días. Fue una época durísima. Eso fue así por 20 años, hasta que construimos un piso ed reconocimiento social digno. No toda la dirigencia política nos dejó solos: Oraldo Britos, senador de San Luis en esa época, fue quien nos recibió la ley en el Senado, y Lorenzo Pepe hizo lo mismo en Diputados. Hubo gente que nos acompañó, muchos gremios nos dieron cobijo. Aprendimos en la práctica lo que era una organización. Había que entender de leyes, de comunicación, política, relaciones internacionales… y nos fuimos formando en la acción. Paralelamente, sabíamos que de modo subterráneo, silencioso, teníamos el apoyo de la comunidad argentina. Detrás nuestro teníamos a un pueblo que nos estaba bancando.

Tuvieron muchas movilizaciones por aquellos años…

Sí, hicimos movilizaciones a fines de los 80´s, principios de los 90´s, en el 2000 y demás… y siempre percibimos, porque es algo que se siente, esto no es una mera cuestión racional como para describirla, cuando el pueblo te apoya. Veíamos a la gente aplaudiendo, llorando, abrazándonos… y esa es la naturaleza de nuestro pueblo, y luego la estudiamos. En la Universidad Nacional de Lanús, donde conducto el Observatorio de Malvinas, hicimos un estudio científico sobre todas las señales y marcas que el pueblo argentino ha ido manifestando anónimamente con respecto a Malvinas. No hay que tenerle miedo a la palabra Amor. Yo creo que hay amor ahí. Es amor hacia el propio ser como comunidad. Es un proceso de autoafirmación, es amor por sí mismo como comunidad. El problema es que esas cosas se manifiestan en forma inorgánica, tapadas, calladas, ocultadas… como todas las cosas importantes en Argentina. Son cosas periféricas y marginales a los sistemas de comunicación, y esto es una realidad. Y además vivimos en una permanente urgencia con asedio económico, político, mediático y cultural que sufre el pueblo argentino que hace que algunas veces no se manifieste su voluntad con claridad, y esté urgido por conseguir un pedazo de pan para sobrevivir, pero una cosa no quita la otra.

¿Y cómo convierten todo eso en un proyecto?

Pienso que esta crisis de representación de la que hablan los analistas políticos, los sociólogos, y que es cada vez más evidente, tiene que ver con modelos políticos que la inmensa mayoría de nuestro pueblo rechaza. Esa idea de que los liberalismos se endeudan y los gobiernos nacionales populares, pagan, sólo se entiende dentro de un régimen oligárquico que lo único que hace es demostrar que, más allá de los discursos y algunas posturas, el verdadero poder es el sistema financiero como sucede en todo Occidente. Modelos que nada tienen que ver con el radicalismo de Yrigoyen, o el peronismo de Juan Perón. Se han trasladado modelos ideológicos supuestamente en pugna pero en realidad esas dos vertientes, centroderecha y centroizquierda tienen un mismo amo: los que tienen la guita, y punto. Nosotros necesitamos recuperar un modelo de liberación nacional, y Malvinas le echa luz a esa necesidad: es la parte visible de un sistema de dominación. Hay que convertir ese sentimiento popular, que suele estar oculto, pero está ahí… en un proyecto nacional.

La recuperación de Malvinas planteada como eje transformador de un proyecto de liberación es algo para lo cual pareciera que hace falta empezar a esclarecer en distintos ámbitos políticos…

Es lo que nunca tuvo la Dictadura. Cuando el pueblo se volcó masivamente, y de alguna manera se produjo lo que en la dialéctica hegeliana es el concepto del Amo y el Esclavo… el pueblo, hasta aquel momento perseguido, acallado, silenciado, con estado de sitio… pero cuando el pueblo fue a la calle, torció lo que para la dictadura en Malvinas sólo debía ser un plan de “toco y me voy”. Pero el pueblo pasó por encima de los dictadores y le dio otro sentido e impulso. 300.000 varones se inscribieron para ir a pelear, y entre 70 y 80 mil mujeres se organizaron en todo el país para realizar tareas de logística, 25.000 bolivianos se anotaron en la embajada argentina en La Paz para venir a pelear a favor de Argentina, lo mismo sucedió en Perú, en Panamá, en Venezuela. Es más, el canciller Nicanor Costa Méndez escuchó de Fidel Castro la oferta de enviar 5000 voluntarios cubanos para ir a combatir al Imperio. Y un joven Daniel Ortega, del FSLN, le ofreció 4000 voluntarios nicaragüenses para venir a pelear, a pesar de que nuestra dictadura le venía enviando asesores militares a la Contra para desestabilizar al gobierno sandinista. El enfrentamiento de Argentina contra la OTAN cambió todo el panorama del momento geopolítico. La recuperación de Malvinas, con todas estas enseñanzas a cuesta, sólo puede venir como una causa de liberación nacional y si además hacemos la tarea constante y previa a la recuperación, que es la reconstrucción de la integración sudamericana de la Patria Grande. Esta es la lección principal. La consigna que desde pibes cantábamos, “Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina”. Argentina sola no puede enfrentar ese poder inmenso de las grandes potencias y sus corporaciones financieras transnacionales., y nos hacen la guerra económica a través de los empréstitos, desde Bernardino Rivadavia hasta nuestro presente. Argentina no necesita esos créditos, sólo han servido para condicionarnos en nuestro desarrollo económico, saquearnos y empobrecernos. Necesitamos detener ese saqueo.

¿Posiblemente ahí, finalmente, el país se capitalizaría…?

Exactamente. Si recibimos lo que nos corresponde por la extracción mineral, la producción de alimentos, por la explotación de nuestra energía… tenemos sobrados recursos como para no precisar endeudamiento alguno. Si hubiera un Estado que condujera la economía –pero no lo hay- entonces podríamos plantear alguna obra extranjera para infraestructura importante, pero por lo demás, no necesitamos eso. Este es el aporte a la concientización que debemos hacer.

Hay quienes han salido a hablar en términos de reconciliación, 40 años después… ¿Qué opinión te merece ese enfoque?

La embajada británica está en pleno desarrollo de operaciones. Se generan esos encuentros entre veteranos de guerra para hablar de reconciliación, la embajadora Kirsty Hayes convocó a una obra de teatro llamada “Campo Minado”. Y nosotros no tenemos problemas con reconciliarnos… pero debería haber pasos previos. Por ejemplo, el arrepentimiento. Si los ingleses se arrepienten, revisan los crímenes de guerra cometidos, se arrepienten de la nueva invasión, castigan a sus criminales de guerra, levantan las cuatro bases militares que tienen en Malvinas y nos devuelven la soberanía, entonces nos reconciliaremos. Pero si no hacen nada de eso, reconciliación es sometimiento, es rendición espiritual. Mientras subsista la injusticia, no puede haber paz definitiva. Y esas situaciones de injusticia se han profundizado.

Van a realizarse, estos días con enclave central en el propio 2 de abril, muchos actos conmemorativos, de tipo institucionales en su mayoría…

Son maniobras retóricas. Actos, diplomitas, medallitas, palabras grandilocuentes sobre los caídos. Yo diría a los organizadores, que sería mejor ahorrarse todo eso y que sean consecuentes con el mandato popular, que es bregar por la independencia, la soberanía y la justicia. Con todo eso, los ex combatientes nos daremos por bien reconocidos junto a nuestros compañeros caídos en combate. Realmente ese es el verdadero homenaje, ser consecuentes con lo que piensa y siente la mayoría del pueblo argentino.

(continúa en nuestra próxima edición segunda y última parte de la entrevista)

Martín Pérez
martinperez@huellas-suburbanas.info