VICENTÍN Y LA MAL DENOMINADA HIDROVÍA. UN GRAN LIMBO

Por el Paraná “sale” hacia los países que la compran, toda la riqueza del centro norte del país y se van pagando muy pocos impuestos. Esas cargas fluviales y marítimas son producción de nuestra tierra argentina. El 75% de nuestras exportaciones surcan esas aguas sin controles por parte del Estado Nacional. Los exportadores tributan a simple declaración jurada. En muchísimos casos hay subfacturación y ocultamiento de varias toneladas. O declaran que dichas cargas son de países vecinos que utilizan la misma vía internacional, por ejemplo Paraguay, para no pagar los impuestos argentinos. No se tiene un control de lo que sale y lo que entra por allí. Existen rumores, denuncias mediáticas y sospechas de contrabando y supuesto narcotráfico por esa vía. Carrió denunció a Nardelli, uno de los dueños de Vicentín.

La falta de controles, sumado a concesiones de puertos a privados, hacen que el tráfico por el Río Paraná y de La Plata de cargueros de empresas multinacionales sea un “gran limbo”. Las exportadoras y los productores se asocian para operar en negro. ¿Cómo hacen para blanquear luego e ingresar los dólares?

El escándalo del grupo VICENTIN destapó una olla de grandes proporciones y cuyos efectos aún no se saben dónde pueden llegar y a quiénes pude alcanzar y salpicar. Puso sobre la mesa, para quien lo quiera ver, el negocio trucho, negro de los granos que se comercian sin tributar los correspondientes impuestos. Mostrándonos a todos cómo se blanqueaba en VICENTIN el grano comercializado en “negro” por los productores. Es tan sólo un ejemplo, los otros actores del mercado Dreyfus, Cargill, etc. hacen lo mismo. Así, en esta forma, lo expuso Pedro Peretti, gran conocedor del sector agrícola y agroindustrial, ex Director de la Federación Agraria Argentina, en una rueda de prensa on line ante periodistas de medios de prensa por internet.

“La Argentina tiene una urgente necesidad de, al menos, fiscalizar el negocio del grano, porque de ahí se van los millones que precisamos para mejorar la salud pública, para mejorar la educación, para mejorar todo eso…” Pedro Peretti. El Estado tiene que pesar las exportaciones que salen de todos los puertos argentinos, privados o públicos. Si no lo puede hacer adentro del puerto lo puede hacer en las rutas y vías ferroviarias, por donde circula el grano que han juntado los acopiadores o las compras directas de los “valijeros” en los campos. Para tener una exacta cantidad de las toneladas que ha producido nuestra tierra y saber cuánto tienen que pagar de impuesto los exportadores. Estas palabras son un resumen y una interpretación de sus expresiones ante los periodistas de ACAPI.

Cuando el Presidente Alberto Fernández presentó el proyecto de estatización de una empresa que está virtualmente paralizada y quebrada, desde el Grupo VICENTIN, se vieron acorralados y sacaron a las calles de las ciudades santafesinas cercanas a sus esbirros, e idiotas útiles para defender “la propiedad privada”, al grito de “Todos Somos Vicentín”.  Estos personajes pueblerinos son utilizados por el poder real para entorpecer el desarrollo de país y el bienestar de toda la población, para seguir con sus negociados. Porque, al pasar a estar VICENTIN manejada por YPF AGRO, se hubiera convertido en una empresa testigo del sector. Una empresa testigo es una molestia para el resto de las exportadoras (expoliadoras) de granos del país. No convenía que el Estado entrara en el negocio del agro y la agroindustria.

Vicentín posee un puerto privado sobre el río Paraná, en Reconquista, y además una fábrica de aceite. Este año vence la concesión  del puerto, que no deberían poder renovar. Ese grupo económico, en conjunto con la presiones de la Rosada, cuando gobernaba Mauricio Macri, cometió una estafa monumental, obteniendo suculentos créditos del Banco de la Nación Argentina, que nunca pagó.

Ese puerto y otros de la misma cuenca deben volver al control estatal. Si el Estado Nacional se hubiera hecho de ambos instrumentos (la exportadora de granos y la aceitera) hubiera “ingresado” a un mundo, a un mercado, que es particular, casi secreto y donde los cuatro o cinco pulpos que lo manejan comenzarían a estar en problemas al tener que dar explicaciones de muchas y variadas operaciones de distinta índole. Los demás actores le temen a la empresa testigo que no pudo ser, debido a que se exponen a comparaciones de costos, de rentabilidades, de ganancias, etc.  y sobre todo, otra molestia para el sector, al tener una empresa testigo, sería que debido al porcentaje de mercado que posee, se podría comparar si el resto del mercado están pagando los impuestos que corresponden o están eludiendo o evadiendo, o “dibujando” balances aumentando costos para pagar menos ganancias. Que reiteramos, son producidas por nuestra tierra argentina.

Un ejemplo de esto lo describe muy bien Peretti. “El negocio del aceite es un negocio increíble, donde nosotros ponemos la tierra, ponemos la semilla, ponemos el trabajo, ponemos los camiones, ponemos la molienda, ponemos el transporte, pagamos la luz, el gas que se necesita, todo en pesos, y los consumidores argentinos pagan el aceite a valor de dólar, internacional. Es uno de los artículos de primera necesidad que más caro se paga y en donde Vicentín tiene asentado sus reales”.

Estos “grandes negocios”: El Comercio Exterior, los puertos y todo el sistema de transporte fluvial y marítimo, la exportación de granos producto de la tierra que nos pertenece, y el mantenimiento y seguridad de la vías navegables, deben estar en manos del Estado, o por lo menos controlados para que los beneficios de esa producción les sirva a todos los argentinos y no a 10 o 20 “vivos” que coparon ese negocio.

El estado neoliberal en los noventa entregó los puertos y el control del tráfico fluvial, con promesas nunca cumplidas de crecimiento económico y un posterior derrame que nunca llegó. Los resultados están a la vista: no hubo nada bueno para para la región y para el país como se prometió. Sólo crecieron algunas cuentas en paraísos fiscales, la deuda argentina, el desempleo y la pobreza en muchos hogares argentinos. ¡Fueron 30 años!

Ahora vencen las concesiones de varios puertos privados, pluviales y marítimos y también la concesión de la mal denominada Hidrovía. Hay un arduo debate en las provincias afectadas. Esperemos que el Ejecutivo Nacional tome las decisiones que empiecen a beneficiar el interés nacional, de acuerdo a lo que el Presidente expresó en su discurso inaugural de sesiones ordinarias del parlamento, el pasado 1º de marzo: “Con el propósito de coordinar el uso estratégico de nuestros ríos creamos el Consejo Federal de la Hidrovía, y vamos a instituir una agencia nacional en la que estén representadas todas las provincias del litoral para participar primero del proceso licitatorio y para controlar después el efectivo cumplimiento de las obligaciones del nuevo concesionario de la Hidrovía Paraná-Paraguay, algo que nunca ocurrió hasta aquí”.

Roberto Coluccio
roberto@huellas-suburbanas.info