“El verdadero progresismo y la izquierda deben acercar posiciones, en la acción para superar el antihumanismo neoliberal”

 

Reportaje a Daniel Rocca Carlini, referente del Partido Humanista del Uruguay

A Daniel Rocca lo conocí en una actividad comunitaria, realizada en la localidad de Haedo, allá por el año 2008. Pareciera tan lejos… y sin embargo, tan cerca en el tiempo. Un respeto recíproco y la camaradería con la que histórica y habitualmente confraternizo con los militantes humanistas en general, facilitaron la continuidad de la comunicación a posteriori.

Podemos añadir para el público lector, que Daniel Rocca Carlini nació en Montevideo el 16/11/1965. Se autodefine a sí mismo como un activista anarquista, humanista y siloista. Se instaló con su familia en Buenos Aires en 1985, y ese mismo año se contactó con el Humanismo Universalista. En 1998 fue refundador del PH uruguayo, y es parte del Equipo de Coordinación Nacional en dicho país y ha integrado entre los años 2012 y 2016 el equipo de Coordinación Internacional de la Federación Mundial de Partidos Humanistas. Integra la coordinación nacional de la Unidad Popular en el Uruguay, “único partido de izquierda no fraudeamplista” (sic) con representación parlamentaria. Este fraternal compañero reparte su militancia y vida personal en ambas orillas del río de la Plata. Actualmente estudia ciencia política y gobierno en la Universidad Nacional de Lanús.

 Daniel, frente a un planeta donde avanzan gobiernos, en particular en Europa y América, de marcado tinte reaccionario, xenófobos y hasta incluso, belicistas, ¿Cómo «Humanizamos la tierra», al decir de Silo?

 Actuar puntualmente y pensar globalmente es para nosotros un punto esencial. Por un lado está el accionar concreto que lleva a activarse donde se vive, se trabaja, se estudia. Esto que uno realiza con los más cercanos va en el tiempo ampliándose y se proyecta esa influencia, de un modo que puede llegar muy lejos. Por otro lado hay que  pensar globalmente porque el sistema mundial de opresión es lo que nos somete y no podemos hacer interpretaciones de nuestra situación particular, nacional o regional sin comprender eso.

Otro punto es que a la homogenización de la racionalidad del neoliberalismo, debemos enfrentarla con la heterogeneización de los que queremos superar la violencia en todas sus formas.

Hay que comprender que el neoliberalismo es la expresión moderna del más profundo antihumanismo. Impulsado por personas que pueden quererse mucho a sí mismos, a sus problemas a sus ambiciones pero están amputados para sentir compasión o empatía por otros que no sean a lo sumo unos pocos cercanos. Es un sistema complejo de dominación que incluye además de la economía, al Estado y su rol de facilitador de la gestión privada, a la sexualidad patriarcal, a una subjetividad funcional la del pensamiento «racional analítico parcelado», al antropocentrismo depredador con el medio ambiente, al dogmatismo religioso antítesis de la nueva espiritualidad.

Por eso las respuestas que demos deben ser atendiendo a esa complejidad, sino de algún modo no entendemos bien qué es lo que enfrentamos. Enfrentamos la suma de factores articulados de la existencia humana, personal y social que no han podido evolucionar y superar la violencia en sus distintas formas.

Por eso para los humanistas es fundamental el cambio personal, la captación de lo viejo y lo violento en nosotros mismos, de la cosificación que parte de nosotros y a partir de un proceso de cambios simultáneo en la persona y en nuestro medio social ir generando una nueva manera de vivir.

Entrando en lo netamente político hay tareas muy puntuales para el hacer. Por un lado construir y desarrollar partidos que, aún pequeños, representen un nuevo paradigma basados en la democracia real y el empoderamiento directo de la ciudadanía, que desarrollen la ecología social, que luchen por la plena vigencia de todos los derechos humanos, que  se inspiren en la metodología de la no violencia activa para actuar, que propongan un nuevo modelo económico que haga desaparecer la usura y reformule la relación capital-salario de un modo realmente democrático. Es hora de la democracia económica y de democratizar en serio la sociedad, no sólo la política. Es necesario apoyar a la formación de organizaciones laborales fuera del marco establecido, además de lanzarnos a influir en los pequeños medios y en todo resquicio de comunicación social como son las redes sociales y los distintos formatos que permite internet.

¿Qué perspectiva posees, desde el humanismo uruguayo, de la actualidad regional, el rol del Mercosur y la orientación general de sus principales economías?

 Lo regional ha sido históricamente el tema central desde donde poder realmente emanciparnos como pueblos. Está pendiente la segunda independencia de la política imperial que siempre trabajó -y con éxito- para evitar la unión latinoamericana. Hoy día hay un avance claro de la derecha neoliberal  en nuestra región y es notorio como la intención es desmembrar las asociaciones regionales en función de una mayor dependencia. Así como en lo laboral el patrón prefiere negociar fragmentadamente con los trabajadores, en política internacional la intención es que los tratados y acuerdos comerciales además de las condiciones desventajosas para nuestros pueblos, se conformen fragmentadamente.

Por otra parte las grandes instituciones internacionales creadas luego de la segunda guerra mundial (FMI, BM, etc.) son directamente vectores del neoliberalismo. El poder creciente de la OMC con sus presiones y agenda diseñada desde los oligopolios transnacionales, marca una agenda que permite una de las mayores y más peligrosas estafas de nuestro tiempo: la extensión de la propiedad intelectual en lo que hace a la ciencia y a la  innovación tecnológica. Nuestro Mercosur ha caído en una nueva etapa alineada a la estrategia neoliberal.

 Argentina en tiempos de Mauricio Macri: ¿Cómo es la relación bilateral con el gobierno uruguayo, y la mirada general del ciudadano uruguayo respecto a la actualidad que acontece del «otro lado del charco»?

 La relación diplomática es muy buena, mucho mejor que con el kirchnerismo. El Uruguay del Fraude Amplio (Frente Amplio)  está alineado al mismo centro de poder que Macri, por tanto está todo muy bien. La mirada en general de los sectores menos politizados uruguayos está muy influenciada por los medios hegemónicos argentinos que llegan a nuestro país. Es común que te encuentres con familiares y amigos que te expliquen que saben exactamente lo que pasa en Argentina y repitan las mismas frases que escuchamos en Argentina de: «se robaron todo», «vistes las valijas de López» etc. Además te aclaran que no se quedan con una sola fuente de información. Pasa a menudo que te dicen «no me quedo con solo lo que dice el programa de Lanata, veo a Majul, a Novaresio, a Mirtha, a Mariana Fabbianni, ¿qué me vas a decir que todos mienten?».

 ¿Qué evaluación tiene el humanismo para ofrecernos a los argentinos en este contexto de marcada tendencia hacia el individualismo y la intolerancia a escala social?

 La historia humana está fuertemente condicionada por las tensiones que produce la opresión. Estamos en un momento bisagra de la humanidad. Hay un abismo entre el retraso de los sistemas políticos y el avance de la ciencia. El individualismo es parte intrínseca del neoliberalismo mundial y ha perdido todo sentido como supuesto impulso al desarrollo humano, si es que alguna vez lo tuvo. No tiene sentido alguno el individualismo y es una de las variables que está poniendo en riesgo a la misma especie humana. La intolerancia la fogonean desde el poder, pero los pueblos están colmados de personas que quieren la paz,  que quieren las cosas simples, bellas y profundas de la vida. Nosotros decimos que «la violencia, la intolerancia el individualismo tienen remedio si vos sos parte de la fórmula». En ese sentido los humanistas decimos que la violencia se aprende y la no violencia también. Estamos impulsando que en las escuelas primarias y secundarias se establezca una materia que se denomine «cultura de la no violencia».

Al mismo tiempo es la hora del proyecto de los pueblos, es necesario articular en todos los campos una respuesta superadora construyendo una gran convergencia de la diversidad en una dirección humanista en sentido amplio. El verdadero progresismo y la izquierda deben acercar posiciones, en la acción  para superar el antihumanismo neoliberal.

 Aquí los comunicadores populares y un sector de la militancia hablamos en términos de «apagón informativo» brutal por parte de los intereses económicos concentrados, los grandes multimedios y en articulación estrecha con la línea del gobierno central y el poder judicial, ávidos por hegemonizar un discurso único, desde los parámetros de la posverdad. ¿Coinciden en algo del asunto desde el Uruguay? Particularmente desde tu convicción y rol político, ¿Qué observas al respecto?

 Coincidimos absolutamente. Es un cepo mediático que pretende monopolizar la opinión pública y que está dirigido claramente a los sectores menos politizados. Sin exagerar,  en las pretensiones, el macrismo duranbarbista se parece al «ministerio de la verdad,» del libro 1984 de Orwell.

 Daniel, ¿Cómo y desde dónde seguimos quienes optamos por una resistencia a la «uniformidad» de la sociedad de consumo estratificada que se nos propone, una vez más, como punto de realización y de «fin de la historia»?

 Es necesario articular la heterogeneidad de esa resistencia que necesariamente debe avanzar  en otra dirección claramente propositiva. Más que resistir es necesario construir lo nuevo superador. Hay que cuestionar de fondo el sistema de poder actual que combina las democracias formales en lo político con las tiranías plutocráticas en lo económico. Necesitamos plantear la necesidad de democratizar la sociedad, no sólo la política. Democratizar la propiedad, la tierra, la vivienda, los conocimientos, la información, las relaciones humanas, la sexualidad, la vida.