Unidad frente al apagón informativo

Huellas y sus primeras 30 ediciones

Contra viento y marea. Bajo presión y con las esperables limitaciones presupuestarias de una publicación comunitaria que “rema” sin pautas oficiales ni financiamiento político partidario, Huellas Suburbanas llegó a sus primeras treinta ediciones impresas.

Desde mediados de 2014 -¡Qué distinto atardecer!, diría el “pampa” Larralde- nos propusimos desarrollar este colectivo informativo y militante con la libertad que nos otorga nuestra independencia financiera antes mencionada –la pobreza pareciera una ventaja, en este aspecto, en la hora presente- y en la búsqueda de brindar un enfoque con pluralidad desde una matriz respetuosa del pensamiento nacional, popular y antiimperialista. Aunque no necesariamente acotados exclusivamente a tales banderas.

El presente y su enfangada coyuntura tanto a escala mundial como en la “patria chica” nos encuentra de cara a una ofensiva institucional en procura de bloquear o extinguir a todas las voces informativas y políticas disidentes al régimen macrista. En el caso de los primeros, con desfinanciamiento y aprietes bajo apariencias de legalidad, desmantelamiento de emisoras radiales comunitarias, dilación en la entrega de frecuencias o abierta persecución contra periodistas y contra los grupos empresarios que manejan a los medios de alcance nacional que aún no se sometieron al discurso pretendidamente hegemónico del oficialismo; los segundos, a puro carpetazo (algunos sanguchitos que en circunstancias mucho menos dignas, suelen alcanzar y sobrar) y extorsión mediático-judicial con destino en muchos casos, de prisión sin otra sentencia que la sancionada por los grandes grupos mediáticos en consonancia con la avidez de buena parte de nuestra sociedad por presenciar esa especie de circo romano multimediático.

Fortalezas de nuestras debilidades

Menuda tarea, pues, la que se nos impone a los comunicadores populares, y entre éstos en particular a quienes priorizamos el contenido por sobre la competencia en tirada, al armado de una lectura reflexiva por sobre la nota efímera del instante a instante.

El momento acaso nos está imponiendo hacer una fortaleza de lo que a priori, se presenta como debilidad. Articular esfuerzos entre colegas para combatir al bloque mediático de gran alcance y obsceno monedero, con una búsqueda de aunar identidades colectivas. Para que la potencia informativa crezca desde el pie, y se multiplique de vecino en vecino, de manzana en manzana, como un David versus Goliat de resultado aún más incierto que el del relato bíblico, y orientado rumbo a un resistir juntos, más que a la aspiración por alcanzar una victoria y cambio de paradigma informativo que, no nos mintamos, está demasiado lejos de alcanzarse.

Unidad para no caer

La ofensiva de ribetes devastadores que proporciona a diario el bloque pro-imperialista, neoliberal, con fuerte tufillo procesista y dueño de un total desapego por el presente y destino del Estado Nacional, nos impulsa a celebrar con suma prudencia nuestro arribo, bajo tamaño contexto, a las primeras 30 ediciones, en la seguridad de proseguir nuestra búsqueda de ampliación en las articulaciones colectivas, que implican un repensarnos casi constante y sin perder la línea general ni la convicción ética que acompaña cada edición de esta publicación.

Sigamos transitando este arduo y, las más de las veces, desgastante camino. Y pensemos en la implacable vigencia de aquellos versos de una significativa canción (“Hey You”) de la banda británica Pink Floyd, que afirma:

“No me digas que no hay esperanzas,

Juntos nos sostenemos de pie, divididos caemos”.