“Un gran problema que tenemos es que los monopolios han crecido demasiado”

Entrevista a Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires (FABA), y vicepresidente de Confederación General de Almaceneros a nivel nacional.

Fernando Savore, almacenero de profesión con amplia trayectoria en zona oeste, es el titular de la Federación de Almaceneros bonaerense. Sumamente afable y generoso con el tiempo concedido a Huellas Suburbanas, conversamos vía zoom y nos ofreció un análisis integral de lo que viene sucediendo a nivel nacional con los intentos gubernamentales por congelar precios, la resistencia de la Coordinador que nuclea a las principales firmas productoras de alimentos (COPAL) en estrecha alianza con grandes hipermercados.

Fernando, ¿Cómo ves que marchan las negociaciones por el congelamiento de precios que aplicó el nuevo secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, y el intento gubernamental de controlar que los hipermercados cumplan con la medida? Desde el sector que representás, ¿Cómo recibieron esta medida, la consideran positiva? ¿O detectan algunas fisuras?

Esto para nosotros comenzó el pasado 14 de octubre, cuando esta gestión de Comercio nos convocó, me refiero a FABA que representa a 26000 comercios, y la Confederación Almacenera, que representa a más de 60000. Durante la gestión de Paula Español nunca fuimos convocados. En cuanto a esta reunión con el señor Roberto Feletti y la subsecretaria, Débora Giorgi, nos anunciaron el congelamiento de precios por 3 meses con las listas retroactivas al 1º de octubre. En nuestros comercios estamos frente al cliente y no podemos dejar de ver la bronca, el enojo de esa persona a la que no le alcanza el dinero. En definitiva, la medida gubernamental, frente a este panorama, nos puso muy contentos. Pero luego fue una semana muy compleja con el ida y vuelta entre la COPAL y la secretaría de Comercio. No llegaron a un acuerdo, y ahí aparecieron estos 1400 y pico de productos con precios congelados.

¿Qué decidieron ustedes al respecto?

Lo primero fue ir a ver los precios al mayorista. Más allá de mi cargo, ante todo soy un almacenero, nosotros al mayorista o al distribuidor lo tenemos todos los días. Así las cosas, fuimos y comprobamos los valores de la mercadería que pretenden ponerle un precio máximo. Y descubrimos que no nos dejan margen de rentabilidad a nosotros. Nuestro costo operativo es elevado: impuestos, salarios y demás. Posteriormente, en nuestra reunión por zoom con Débora Giorgi le presentamos nuestros costos generales y le expusimos que no podemos estar dentro de ese programa, si no hay una lista, también, de los precios que nosotros deberíamos pagar por nuestros productos. Porque de otro modo nos va a pasar como con Precios Máximos, que se desarrolló durante la pandemia, en el cual por darte un ejemplo, nosotros teníamos que vender el azúcar de primera marca a $56 y la comprábamos en el mayorista a $55,99. No nos importa hacer la patriada de acompañar en algunas cosas, como por ejemplo con la leche de los chicos. Pero eso lo podemos hacer con 2, 3, o 4 productos, no con 1500. Necesitamos sentarnos las tres patas juntas: la secretaría de Comercio, los mayoristas y nosotros, hablar claramente cuál es la rentabilidad y ver cómo nos subimos al programa.

¿Y si ello no llegara a ocurrir?

Si ello no ocurre, tendremos que pedirle a la Secretaria que nos aparte del programa. La parte positiva es que, hasta ahora, en ninguno de los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires, ni en ninguna otra parte del país, han visitado a nuestros comercios. No nos han multado, porque si mirás el programa de precios y mirás nuestros precios en los almacenes, estamos todos en infracción.

La famosa dificultad para competir contra los hipermercados…

También sabemos que después el hipermercado te empieza a ningunear la mercadería, en los depósitos de los híper no está la mercadería, la guardan en el depósito central. Ya estamos enterados de tales maniobras…

A propósito de ello: hubo en las últimas jornadas un desfile de representantes de grandes hipermercados, multinacionales productoras de alimentos, y no pocos colegas periodistas que levantaron la bandera del desabastecimiento, la vil extorsión de las góndolas vacías. ¿Eso es posible en nuestra época? Porque esa película ya la vimos y padecimos varias veces en el pasado.

No hay que temerles, porque en nuestro país se produce un montón de alimentos y existen un montón de pymes. Fijate que, en plena pandemia, no faltó nada. Sí puede pasar que determinadas empresas monopólicas empiecen a retacear la mercadería, y no sería nada novedoso. Sucedió con el arroz, cuya principal empresa productora controla el 80% del rubro, y lo retacearon 30 días. Pero a pesar de ello, teníamos la misma categoría de arroz envasado por pymes serias. Y el de marca hoy se vende a $380 la caja de kilo, mientras que los otros los podemos vender a $190. Miedo al desabastecimiento, no, para nada. Pero sí respetar a esas personas que quieren consumir determinadas marcas y a veces no las encuentran. También hacen los cambios de packaging. Un pan lactal de primera marca lo bajan de 600 a 550 gramos el paquete, las madalenas ahora vienen con 2 unidades menos de esas misma marca, un paquete de galletitas de chocolate que le encantan a los chicos, que pesaban 117 gramos ahora le subieron 1 gramo, le cambiaron el código y lo aumentaron 20 pesos. Es muy importante que los consumidores sepan que no somos nosotros los responsables; nos convierten en responsables, pero los almaceneros no queremos ser cómplices.

¿Cómo imaginás el día después, una vez que pasen estos 90 días de amesetamiento de precios?

¿Te puedo repreguntar?

Si, por supuesto, estamos conversando y compartiendo análisis.

Con tu experiencia de periodista, ¿Cómo lo ves vos?

(Risas) pero como buen periodista, ahora resulta que yo no quiero responderte eso.

Pero sabés muy bien la respuesta (risas). Y las sabés porque ante todo, sos argentino. Y todos los días tenés que comprar la comida, y esto ya lo vivimos. El sol con las manos no se puede tapar. Lo mismo que pasó varias veces, es exactamente lo mismo que puede volver a suceder. Cuando se tejen esta clase de planes, las empresas terminan luego recuperando todos los aumentos que no pudieron imponer antes. Si desde Comercio no se hace una planificación para salir de esto, es obvio que en 3 meses nos vamos a encontrar con que estos productos aumentaron un 30%, como mínimo.

Bastante complicado…

Sí, igual son sólo 1500 productos. El problema pasa por los monopolios; días atrás, la distribuidora me trae de la firma de panes con el osito simpático pero que es bastante jodido, 4 productos a la baja sobre un total de 25 que trae el camión. Y todos los demás aumentaron un 15%. Yo me paro frente al distribuidor, que es un trabajador como yo, y le dijo “de qué sirve que le bajen 4 pesos al pan de pancho, si le mandan un 15% de aumento a todo lo demás?”. ¿De qué sirve congelar 1500 productos, si cada empresa puso 4 o 5 en el acuerdo y le va a dar con un palo a todo lo demás? La salida de los precios a 3 meses va a ser compleja. Esa mercadería va a recuperar su valor. Uno le puede decir al Estado “vamos a respetar tus precios, pero vos vas a asegurarme que los commodities no cambien los suyos, que el costo de la energía eléctrica no cambie?” planifiquemos de verdad. Yo sé que los monopolios son chicos bravos, pero tienen que sentarse todos y acordar. Ellos tampoco querían la Ley de Góndolas, porque el hipermercado es primo hermano de los monopolios productores de alimentos. ¿Cómo va a permitir, el hipermercado, que las pymes copen las góndolas, cuando su primo hermano ya las tiene acaparadas para sí?

Tampoco aceptan la Ley de Etiquetado Frontal…

Sí, y me digo, ¡Qué egoísmo! Yo soy almacenero. ¿Sabés a cuánta gente grande le tengo que tratar de leer la letra pequeña del paquete, para que sepan si tiene o no tiene sodio, si tiene o no tiene azúcar? Y sin embargo, hubo una resistencia tremenda a esa ley. El gran problema que tenemos es que los monopolios han crecido demasiado, y eso es culpa de todos los gobiernos que fueron permitiendo que compraran a las empresas argentinas. Siete u ocho monopolios ahora son los dueños de todo: de la comida, de los productos de higiene personal y de la limpieza de los argentinos. Y ahora ya son una realidad, no queda otra que sentarse y tratar de negociar.

En cambio, todo ese escenario en el almacén de barrio, de cercanía, en algún punto debe ser bastante diferente

Es que el que nos controla y nos juzga de verdad a nosotros, es nuestro cliente que viene todos los días. La gente sabe de precios. El negocio del mercado o almacén chico es vender, vender y vender. Nuestras herramientas son la atención personalizada, saber cómo se llama nuestro cliente, tener su teléfono… uno trata de hacerle la vida lo más fácil y prolija posible al cliente. Y tener buenos precios. Distinta es la realidad que atraviesan los almaceneros ubicados a más de 200 km del gran Buenos Aires. Porque tienen serios problemas con la distribución, con los costos de logística. En Tandil, en Azul, Punta Alta por sólo mencionar algunas regiones, nos llegan esas referencias. El costo del flete complica todo y ni que hablar para intentar cumplir con el programa de la secretaría de Comercio. Por eso mismo, notamos que el gobierno entendió lo que le planteamos, y por eso es que al día de hoy no nos han visitado en ningún almacén. Como te dije antes: no es que no queramos, sino que no podemos acompañar en las actuales circunstancias.

Fernando, y en cuanto al consumo general, máxime en estos rubros esenciales, ¿Notás en el último tiempo, con las reaperturas comerciales algún incremento en el consumo, o la crisis económica atenta contra un crecimiento mayor de las distintas actividades?

La venta está creciendo, eso es real; crece despacio a causa de la problemática salarial e inflacionaria. Yo siempre digo que todos somos parte de un ecosistema económico. ¿Qué quiero decir con eso? Que en tiempos de pandemia nuestros comercios trabajaron el doble, pero la gente que fabricaba ropa, calzado y demás, estaban todos parados. Y resulta que la familia del que fabrica zapatos, son mis clientes. Por ende, la apertura de todos los rubros es lo que va a fomentar de a poco que esta rueda comercial vuelva a ponerse en marcha. Es imprescindible que se reactive todo y se pueda recuperar fuentes de trabajo. Tengo fe en ello, no va a ser algo automático; e incluso así, el problema actual va más allá de todo eso.

¿Cuál es el problema principal, entonces?

Es la inflación que tenemos. Nosotros nos referimos a los almaceneros, pero sabemos que los aumentos en todas las otras áreas también están tremendos. Todo está muy caro, la indumentaria, el calzado, ir a comer una pizza con la familia. Pero entendamos que ese emprendedor, ese comerciante, también arrastra un tremendo costo operativo, aumentaron los insumos, los impuestos, los alquileres… el flagelo de la inflación van a tener que detenerlo como sea. La labor de la Secretaría de Comercio Interior está bien, y con el tiempo se podrá evaluar su eficiencia y si cumplieron con los objetivos planteados. Pero es sólo un eje entre tantos otros que el gobierno deberá abordar para frenar la inflación.

¿Algún otro proyecto que estés trabajando desde tu sector?

Sí, y lo considero fundamental: Entrelazar las pymes locales mediante un buen sistema de logística. Hay excelentes empresas familiares y pequeñas, productores de alimentos, en distintas partes de la provincia. Por ejemplo, tengo el caso de una empresa que produce fideos en la ciudad de Lobos, que hoy lo podría estar pagando 49 pesos, lo podría vender a 55, 57 pesos, mientras que hoy no tenemos fideos al huevo que estén por debajo de los 100 pesos. Pero nos separa la logística.

¿Y cuál sería la solución para garantizar esa circulación?

Lo que yo pensé es que cada municipio tiene que armarse un puerto seco, un galpón amplio, donde –internet mediante- puedan estar todas las pymes para que allí sea un gran centro de distribución. Es un proyecto público privado, porque necesitamos de la pata del Estado, al menos en un principio. Desde el Estado precisaríamos que puedan garantizar la logística. Y esas pymes, de ese modo, podrían así circular mucho más, incrementar su producción y, por ende, sumar mayor mano de obra, garantizar más trabajo. Hay que armar bien todo el circuito, y primero que nada convencer al presidente Alberto Fernández de que este proyecto es realizable.

¿Y los mayoristas, qué opinan al respecto?

Bueno, ellos creen que les estamos creando competencia. Pero yo les explico que las marcas importantes van a continuar vinculadas a ellos, y que yo, o cualquier almacenero, vamos a seguir yendo a comprarles, porque necesitamos tener tanto a las pymes nacionales como a las grandes marcas, ya que hay muchos clientes acostumbrados a determinadas marcas. Esto podría ser una prueba piloto a realizarse a nivel provincial, y si funciona, luego ampliarlo a todo el país. Démosle la oportunidad a las pymes. Hoy es el momento para que puedan crecer, porque la diferencia entre el producto pyme y el de las grandes marcas suele ser tremendamente notable, a favor de la calidad de los primeros. Hay que darles la oportunidad a gente que quiere generar y dar trabajo digno a otros compatriotas.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com