
06 Sep Un BRICS, un ladrillo o un bloque
Una nueva arquitectura mundial
Hacer una semejanza o analogía entre el acrónimo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y la palabra inglesa “brick” (Ladrillo). No es ninguna novedad, en los años 90 del siglo pasado al “nuevo orden mundial” pregonado por el primer Presidente Bush, luego de expulsar a los iraquíes de Kuwait, se contraponía una serie de países llamados emergentes, que se veían perjudicados por los designios de Washington y Bruselas.
Pero hubo que esperar hasta el 2003, cuando altos funcionarios de Brasil, India y Sudáfrica se reunieron en México para debatir sus intereses mutuos en el comercio de fármacos. India era, y es uno de los mayores productores mundiales de diversos medicamentos, incluidos los utilizados para tratar el VIH-SIDA; mientras que tanto Brasil como Sudáfrica necesitaban medicamentos asequibles para pacientes con VIH, así como para otras muchas dolencias tratables. Pero estos tres países no podían comerciar fácilmente entre sí, debido a las estrictas leyes de propiedad intelectual establecidas por la Organización Mundial del Comercio. Pocos meses antes de su reunión, los tres países formaron una agrupación, conocida como IBSA, para debatir y aclarar cuestiones de propiedad intelectual y comercio, pero también para enfrentarse a los países del Norte Global por su exigencia asimétrica de que las naciones más pobres pusieran fin a sus subsidios agrícolas. La noción de cooperación Sur-Sur enmarcó estos debates.
Los debates del 2003 fructificaron en el 2006 con el nacimiento del grupo de 4 (Brasil, Rusia, India y China). Sudáfrica se incorporó en 2009.
BRICS hoy
Su evolución no fue lineal. Bolsonaro en Brasil, y cierto coqueteo de India y Sudáfrica con las potencias occidentales enfriaron el acuerdo, pero con el regreso de Lula, la posición de China y Rusia de enfrentar las políticas de EEUU, y cierto relativo giro de los esquemas occidentales de India y Sudáfrica, volvieron a poner al Bloque en posición y la necesidad de desarrollarse.
“El Brics es un símbolo de inclusión y de un orden mundial más equitativo. El Brics también representa el desarrollo sostenible. Somos una asociación inclusiva de países en desarrollo y mercados emergentes que buscan cooperar entre sí en interés de nuestros pueblos”, expresó Ramaphosa. El grupo de los Brics, que representa el 25 por ciento del PIB mundial y concentra el 16 por ciento del comercio global, promueve “la solidaridad y el progreso”, manifestó el gobernante sudafricano.
Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que la guerra entre Rusia y Ucrania revela las “limitaciones” del Consejo de Seguridad de la ONU y ofreció el apoyo de su país en los esfuerzos para lograr la paz.
Según el ex sindicalista, Brasil tiene «una posición importante sobre la soberanía de los países y no somos indiferentes a las muertes».
Insistió en que «la búsqueda de la paz es una obligación colectiva y un imperativo para un desarrollo justo y sostenible» y consideró que la alianza económica debería actuar «como una fuerza para el entendimiento y la cooperación».
Por último, el presidente de China, XI Jinping, urgió al grupo a perseguir más “cooperación política y de seguridad” en el mundo actual: “Debemos ampliar la cooperación política y de seguridad para defender la paz y la tranquilidad”, afirmó.
Xi alertó que “la mentalidad de la Guerra Fría todavía atormenta a nuestro mundo y la situación geopolítica se está volviendo tensa. Los países Brics deben mantener la dirección del desarrollo pacífico y consolidar la asociación estratégica de los Brics”.
Y el Bloque creció
Cerca de unos cuarenta países habían mostrado abiertamente su interés por formar parte de Brics, según el Gobierno de Sudáfrica, que ha recibido “expresiones formales de interés de los líderes de 23 países”, incluidos Argentina, Irán, Arabia Saudí, Bolivia, Cuba, Honduras, Venezuela, Argelia o Indonesia. Pero finalmente se sumarán a partir del próximo 1° de enero de 2024, Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Irán, Arabia y Etiopía, junto con Argentina, que integraran este bloque de economías emergentes, en un sistema financiero en crisis y frente al declive de Estados Unidos, y apuntan a crear un contrapeso global al sistema internacional modelado por el G7.
Los BRICS acaban de dar un verdadero salto geopolítico en su política de expansión global, en creciente desafío a la unipolaridad estadounidense, en la construcción de un mundo multilateral y, en términos financieros y comerciales, de afianzamiento de una dinámica de desdolarización.
¿Y por casa qué nos trae de nuevo?
Nuestro país logró su incorporación gracias, en parte, al rol de Brasil y su idea de fortalecerse en Latinoamérica frente a la ofensiva de la derecha que nos quiere sumisos al imperio.
La incorporación a los BRICS resulta auspiciosa para Argentina por varios motivos. No sólo para afianzar un mercado para sus principales recursos estratégicos, como el gas natural, el gas de esquisto y el litio, o para terminar de consolidar a este país como un exportador global de soja y cereales.
También para buscar fuentes alternativas y diversas de financiamiento, distinto a la dinámica crediticia del FMI y del Banco Mundial y, especialmente, para profundizar el debate interno en torno a la dolarización, una medida que atrasa, que es sustentada por los nostálgicos de los años ’90 y que, en la actualidad, ni siquiera es defendida por los Estados Unidos.