Ucrania y Ucronía

Cuando comenzó la operación especial rusa, en febrero de 2022, planteamos que Ucrania queda(ba) cerca. Ya sea porque el conflicto influenciaría en los precios de alimentos y energía, comercio y flujo de capitales internacionales, sino además porque agudizaría las contradicciones y problemas en Europa, Oriente petrolero, China/EEUU…

En un plato lleno de bolitas, si movés una, se mueven todas. En un planeta globalizado, los cañonazos en una frontera reparten esquirlas en todas.

Nuestro gobierno perdió la oportunidad de aprovechar ese momento extraordinario para plantear medidas extraordinarias que regularicen los  abusos a que nos tienen acostumbrados los dueños de alimentos, tierra, comercio internacional, proveedoras de energía, mineras, dólares de exportación y varios ítems. Faltó audacia o sobraron compromisos, internas desgastantes, declaraciones pirotécnicas en medios enemigos (de toda transformación real).

En estos días escuchamos sin sorpresa de boca de la comandante del Comando Sur de los EEUU (nuestra tierra tratada como SU región sur), Laura Richardson, que NUESTROS recursos son SU interés estratégico.

Los neoliberales se agrandan: se sacaron la careta y mostraron que también se sacarán los guantes en caso de volver al gobierno. Su proyecto está listo: eliminación de todo derecho social y eliminación de controles a sus negocios, impuestos a sus ganancias malhabidas pro posición dominante, destrucción del sistema público de jubilaciones, y otras coloridas crueldades. Sólo falta que terminen de despedazarse entre sí para treparse al sillón que ven como ya comprado.

El que esto escribe (y muchxs otrxs) ya tenemos lote en las celdas que planificaron cuando empezaron con Milagro, De Vido, D’Elia y otros compañeros muy jugados en la causa de los derechos del pueblo. El sistema de espionaje ya preparó las carpetas, los jueces están listos para condenar por el color de la camiseta, el sistema represivo de policía “brava” con los débiles está intacto, los medios y mercenarios con carnet de prensa aplaudirán y ayudarán a convencer al resto.

Pero también hay una reserva de movilización social lista para salir a la calle y resistir: las centrales sindicales y movimientos sociales demostraron capacidad de sumar medio millón “tomando” la Capital. El disparo en falso sobre Cristina provocó un par de millones de ciudadanxs listos a poner el cuerpo. Será duro, pero si ganan elecciones tendrán una resistencia masiva, y tendrán que sacar algo más que hidrantes a la calle.

No se ven, sin embargo, señales de algo que desbalance este equilibrio peligroso. La división sindical, las varias organizaciones sociales ombliguistas, las columnas de filas separadas por personalismos y formas de construcción autocentradas en el frente político, no sirven para convencer al conjunto que sólo piensa en su trabajo (si lo tiene), ver televisión en su tiempo libre o salir de vacaciones un fin de semana largo.

La proscripción de la principal mujer capaz de levantar banderas y plantear una agenda capaz de mover la matriz de desigualdad, es una muestra de la correlación de fuerzas. Dificulta pero no paraliza. Ella puede decidir quién, y esto se lo ganó a costa de persecución familiar y personal, de que le rompan la casa, congelen las cuentas, escrachen o espíen su balcón, y hasta le pongan un chumbo en la cara.

Hoy en Ucrania se escala el conflicto con la entrada (aún lejana) de tanques occidentales, con todas las dificultades logísticas y de aprovisionamiento, si es que llegan. Pero la retórica de los “machos alfa” sube hasta mostrar sus misiles, drones marinos y aéreos, submarinos y todo cotillón listo para terminar con la especie. Comprendemos perfectamente a los rusos asediados, pero no hay lugar para subir la apuesta.

Se requiere movilizar todos los recursos para construir la paz, ante la amenaza inmediata.

Y es necesario proteger como nunca: alimentos, energía, vías navegables y todo lo que permita la supervivencia, no ya de un proyecto político, sino de nuestro mismo pueblo. La oportunidad sigue estando ahí.

Gustavo Zapata
gustavo.zapata@huellas-suburbanas.info