“Todo aquel que se quiera subir al tren de la liberación nacional es bienvenido, y el tren no se puede detener”

Entrevista a integrantes de Social XXI  “La Tendencia”

Social XXI “La tendencia” es una fuerza político cultural relativamente joven, que aglutina a diversos actores de la militancia popular que buscan patear el tablero de la clase política argentina, con renovado impulso organizativo y un plan integral para el desarrollo nacional que se diferencia casi radicalmente de todas las propuestas más o menos conocidas y difundidas por los grandes medios de comunicación.

Recibí en la oficina de la revista en un clima de gran cordialidad y camaradería, a Laura Barrionuevo (Presidenta del Partido Social XXI), Romina Cortaberría (referente de Social XXI en La Matanza), David Cardante (Vicepresidente de la citada fuerza) y a Martín Pérez, quien además de ser integrante de Social XXI, es el candidato a intendente en el municipio de Morón para las elecciones del año próximo. Impulsan la candidatura presidencial de Martín Ayerbe, experimentado luchador popular, referente histórico de las Cátedras Bárbaras, trabajador de los Astilleros Río Santiago, comunicador popular, entre otras múltiples trincheras de combate contra el establishment.

El presente del país y la problemática del desempleo

Laura Barrionuevo: El problema de la Argentina es la desocupación, y cuando esta aparece trae consigo la violencia, la delincuencia, las adicciones. La desocupación es la madre de todos estos problemas. Por tanto, a medida que se acrecienta la desocupación en el país, se agudiza la crisis. Argentina arrastra este problema desde hace 40 años, necesitamos generar trabajo digno, en blanco, en planta permanente con todas las garantías sociales como corresponde y como hace tanto no se ve en nuestro país, pero que lo tuvimos a mediados de la década de 1970.

Martín Pérez: Es imprescindible pensar una Argentina que vaya saliendo del capitalismo. Trabajo hay; hay calles sin asfaltar, cloacas sin hacer, pero lo que falta es empleo, ¿Quién emplea a esos trabajadores? Por eso mismo queremos construir algo distinto al asistencialismo reinante, y los marcos tradicionales de la política existente no nos convocan a construir otra cosa.

David Cardante: Importamos casi 8 millones de puestos de trabajo desde el extranjero, y tenemos más de 3 millones de desocupados y esto va en caída libre. El único que puede generar trabajo es el Estado. Necesitamos un Estado fuerte, empresario, para fabricar todo lo que estamos importando.

Mencionaron la idea de “salir del capitalismo”. ¿Cuál sería el modo de lograrlo, ya sea desde lo local, lo regional o como lo consideren?

MP: Creemos que el capitalismo está agotado. Genera un desgaste terrible hacia la tierra, el medio ambiente, hambre, violencia, desempleo… en ese marco nosotros no traemos recetas mágicas, vamos a jugar electoralmente y vamos a implementar un proyecto de gobierno, que contemple el pleno empleo, la sustitución de importaciones, la nacionalización del comercio exterior y la banca, profundizar la democracia desde un enfoque participativo.

LB: El capitalismo se sostiene con un 5% de desocupación, el mentado ejército de reserva que sirve para traccionar las condiciones de laburo a la baja. Nuestro plan de pleno empleo le arranca el ejército de reserva al capitalismo. Cambia la negociación para las condiciones de trabajo… por lo tanto ese plan desestabiliza al sistema capitalista. Proponemos algo que ya existió en el país, tampoco es que inventamos la pólvora. Una de las patas de nuestro proyecto es la Economía de Equivalencias, que no anula necesariamente a la capitalista de entrada. Se plantea en un principio funcionar de manera paralela.

¿En qué consiste la Economía de Equivalencias?

LB: Implica contabilizar los bienes no en valor dinero sino en horas de trabajo humano. Esto se plantea desde Social XXI: Arrancarle el ejército de reserva al capitalismo y poner un sistema paralelo como es el de la economía de equivalencias.

Romina Cortaberría: Hay que considerar que después del Terrorismo de Estado nos diezmaron a compañeros que buscaban una transformación profunda. Nos dejaron un péndulo que va desde los liberales de Keynes a los liberales de Milton Friedman. Y pendulamos entre esos modelos capitalistas. Argentina puede ser la patria industrialista e industrializante de toda América Latina. Ya Churchill exigía no dejar levantar a la Argentina porque iba a arrastrar tras de sí a toda América Latina. Y como comprendieron que no nos podían derrotar, mataron a 30 mil compañeros, nos masacraron como único modo de doblegarnos. Esto también está en juego.

DC: Social XXI va hacia el Socialismo del Siglo XXI. Vamos con la Patria Grande, con Bolivia, Venezuela, Cuba, Ecuador, esa es nuestra línea y nuestra aspiración a trabajar en tanto bloque regional.

¿Con qué propuestas piensan garantizar el pleno empleo? Ello en un contexto de aumento de la desconfianza del pueblo argentino a nivel institucional y de la dirigencia política en particular.

LB: Hablando mucho de las cosas, poco de los demás y casi nada de nosotros mismos. El pueblo argentino está asqueado de los políticos profesionales, que lo único que hacen es hablar de sí mismos o hablar mal de los demás. El pueblo para la oreja cuando se le habla de la patria, del trabajo. Nosotros sostenemos que en Argentina somos colonia si no nacionalizamos nuestro comercio exterior. No podemos decidir qué productos entran y salen de nuestro país; necesitamos sustituir importaciones, volver a fabricar en el país y desarrollar las pymes que a partir de la creación de las empresas estatales, crecen y prosperan a su alrededor.

MP: San Martín hizo la primera fabricación militar de la mano de Fray Luis Beltrán. Una corporación estatal. Rosas nacionalizó el comercio exterior. Yrigoyen creó la primera petrolera estatal. Y Perón todo lo que hizo, que es innumerable. Ese es el modelo: Empresas y corporaciones estatales, que a su vez rigen hacia las pymes la condición de no ser polea de transmisión del imperialismo.

En la medida que prospere esa línea, se toparán con una oposición cada vez más dura. La primera oposición, quizás, la tendrán en los grupos que conforman el poder real. Especialmente en Argentina, el sector agroganadero los verá con muy malos ojos. Ustedes proponen una idea que para este sector es “maldita”, la nacionalización del comercio exterior. ¿Cómo la piensan llevar a cabo?

MP: Se aplica tomando el control de los puertos, creando una flota mercante, haciendo acuerdos bilaterales entre países… y si todo eso implica que además nos quieren regular el estómago de los argentinos, conocerán la intención de una reforma agraria. El conflicto del 2008 fue un conflicto de comercio exterior producido por un impuesto a la soja y lo regularon con el estómago de los argentinos, tirando la leche, encareciendo la carne y las verduras… y ahí no hay lugar a la discusión. Por otra parte, nosotros seguimos sin escuchar otra propuesta superadora a todo esto…

Se viene dando un deterioro abrupto del tejido social y económico. Y se percibe falta de reacción acorde a la coyuntura, de parte de una considerable parte del bloque opositor. ¿Es posible construir una masa crítica con sectores de lo que se denomina el campo nacional y popular que, por ejemplo, están dispuestos a dar quórum en el tratamiento del Presupuesto 2019?

MP: Son, como decía Romina, ese amplio margen que va desde el neoliberalismo al neokeynesianismo donde se mueve pendularmente la clase política argentina, y el único que paga un alto costo es el pueblo trabajador. Los militantes no, porque esta crítica les cabe a los que vienen y viven de la política, los profesionales de la política que se reciclan permanentemente. Nosotros no tenemos nada que hablar con esos tipos.

Debe haber mucha militancia desencantada de sus propias estructuras…

LB: Nosotros somos una Tendencia y, dentro de la misma, confluyen diversas identidades del campo nacional y popular, como lo son el nacionalismo, el socialismo, la izquierda en general, el peronismo, el radicalismo y organizaciones libres del pueblo. No hacemos excepción de personas y no cerramos la boca ante nuestros hermanos. El proyecto lo debatimos durante más de 10 años con las Cátedras Bárbaras ante todos los compañeros en asambleas populares y con democracia participativa. El proyecto que nos ocupa lo llevamos a todos lados, y son bienvenidos los legisladores que quieran llevarlo adelante. El tema es que después no dan respuesta. Por eso mismo nos planteamos conformarnos como partido político, ya que nos cansamos de golpear puertas y que desatiendan los proyectos de la patria. Todo aquel que se quiera subir al tren de la liberación nacional es bienvenido, y el tren no se puede detener.

RC: Vos fijáte en los proyectos que desarrollaron los compañeros de Astilleros Río Santiago. Pelearon, defendieron la fábrica y ganaron, pero se dieron cuenta que con eso sólo no alcanza, y ahí surgieron los proyectos, como el del transporte por agua con reserva de cargas, que es para recuperar el mercado de fletes que (Carlos) Menem nos robó en los años 90. Ese fue el primer proyecto que hicimos, con la intención de que no sea el pueblo el que pague la reconstrucción de esa flota mercante, sino más bien los que se quedaron con ella, que son las multinacionales. Con estos proyectos vamos todos los años a golpear puertas de todos los diputados. Le han otorgado estado parlamentario, se debate un poco pero siempre sacan leyes paralelas “tapón” como se le dice, para frenar esto. Porque nadie quiere la nacionalización del comercio exterior.

¿En qué momento se traban estos proyectos en el Congreso?

RC: Cuando llegan a la parte del financiamiento, los cajonean. Nadie quiere tocar el plato a las multinacionales. Queremos hacernos cargo de nuestro comercio exterior. ¿Y quién puede estar en contra de todo esto? Sin embargo, la voluntad patriótica se diluye en cuanto aparecen bolsos con dinero…

¿Y cuánto ahorro representaría el tener una flota mercante propia?

MP: Unos 7000 millones de dólares. La ley de Reserva de Cargas, que es una ley internacional de la OMC, condiciona que el 50% recae sobre un país y el 50% restante, para el otro.

¿Son conscientes que en las últimas semanas, los compañeros del Astillero Río Santiago, y por lo tanto todo lo que esté cercano a ellos, están sufriendo la mayor estigmatización y hostigamiento institucional y mediático, quizás superior incluso a lo padecido durante el menemismo?

LB: El Astillero Río Santiago es una herramienta de liberación nacional creada por Juan D. Perón a finales de la década de 1940, y fue pensado justamente como fuente de soberanía, porque contar con una flota propia de barcos y buques es soberanía; sin ella somos colonia. Desde ese momento uno como argentino, ya debe saber que esa fábrica va a ser foco de ataque del imperialismo. Hace rato que el astillero viene siendo víctima de estos ataques… hubo quienes lo atacaron indirectamente al no emitir ninguna orden de compra para el astillero, que no fabrica barcos para la Argentina hace más de 40 años, y eso es grave. El astillero no tiene que estar fabricando barquitos para la Ciudad de los Niños o ventiladores eólicos…

MP: Y al astillero el único que lo puede salvar es la Social XXI, o bien que tomen los proyectos que nosotros proponemos, que es FODIN Reserva de Cargas y sacar al astillero de la lista de privatizaciones, que lo puso ahí Menem antaño, y después nadie lo retiró de esa categoría. Nosotros armamos una ley para sacarlo de la privatización y de la zona franca. El astillero supo construir por ejemplo, todos los puentes de la Ruta 4, y hoy no puede construir para la Argentina, porque se consideraría una importación, al estar dentro de la zona franca. Y además es el que tiene la capacidad para desarrollar los POM, la flota armada para patrullar el mar que tenemos. Tiene licencia internacional para fabricar armamento también. El barco para Venezuela es una muestra de la complejidad de la que es capaz de desarrollar el astillero. Y lo que impiden precisamente, es todo desarrollo industrial genuino.

RC: De paso, boicotean a Venezuela. No terminan los buques porque el Estado no les otorga los insumos necesarios. Es doble golpe: Por un lado, frenan la construcción de buques y acusan de que los trabajadores no laburan. Demonizan a una empresa del Estado, y estimulan su privatización, y atentan contra la soberanía de Venezuela.

MP: Por eso el ataque contra el astillero es geopolítico, y lo comanda el imperialismo.

¿Qué chances tienen de resistir una vez más, en forma efectiva?

LB: La única esperanza real que tiene el astillero es Social XXI, porque es la única fuerza política en Argentina que tiene un proyecto para rescatarlo. La bronca rompe cosas pero no pone en peligro al sistema. Lo que lo inquieta a éste, es la esperanza basada en proyectos concretos. Por eso estamos participando del Consejo de Fábrica en el Club Astillero Río Santiago, para decir la verdad de lo que pasa, y poner un horizonte de lo que hay que hacer. Debemos defender el patrimonio social de todos los argentinos.

DC: Hay que nacionalizar, y regionalizar el conflicto. Por eso Social XXI está explicándole a la gente dónde está ubicado el Astillero Río Santiago verdaderamente. La defensa del mismo tiene que ser masiva. Esto es más salvaje que lo que ocurrió durante los años 90: Ya es la Embajada (de Estados Unidos) la que está gobernando nuestro país, y vienen por todo.

RC: Y ni hablar del perjuicio económico para los trabajadores en caso de dejar caer al astillero, y todos los comercios e industrias que existen alrededor del mismo…

MP: Imagináte las pérdidas que representaría para Berisso y Ensenada: comercios cerrados, cines cerrados, albañiles, plomeros, remiseros sin trabajo… ése es el reflejo social que se puede incubar en paralelo a la caída del astillero.

Laura planteó la necesidad de construir desde la esperanza. Esta etapa inexorablemente tiende a la resistencia. Pero en simultáneo trazan proyectos esperanzadores… ¿Cuáles serían las ideas fuerza más urgentes a ser aplicadas a nivel nacional en el caso de que se presenten las condiciones bajo un gobierno popular dispuesto a llevarlas adelante?

LB: El pleno empleo, sin dudas. Es la mayor urgencia que tiene nuestro pueblo, y es lo que tiene que volver a organizar la vida de los argentinos. Los cuatro pilares que sostienen el proyecto de Social XXI son: El Estado Empresario, la Democracia Participativa, el Socialismo del Siglo XXI y la Economía de Equivalencias. La democracia representativa indica que el pueblo gobierna a través de sus representantes, terceriza en otros las decisiones que deberían estar en manos del pueblo argentino. La democracia participativa es superadora, y pone en el pueblo la toma de decisiones. No tenemos que tolerar mansamente que un representante suba al poder diciendo algo y después traicione inmediatamente… para eso la democracia participativa incluye la Revocatoria de Mandato e informes públicos de gestión. Tienen que asumir con un plan político de lo que van a hacer en ese cargo, y si no cumplen con eso, se les revocará el mandato. Es una idea central de Social XXI, y no estamos dispuestos a resignarla.

En nuestra próxima edición, continuaremos con la última parte de esta profunda conversación para que el público lector conozca pensamiento y propuestas de acción de Social XXI, “La Tendencia”.

 

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com