“Todavía seguimos debiéndole peronismo a la gente”

Entrevista a Pablo Ayala, dirigente político matancero (Agrup. Uturuncos)

Nos reunimos para conversar y gestar un reportaje gráfico y audiovisual con Pablo Ayala, dirigente e infatigable militante peronista de La Matanza, con enclave fundamentalmente en las barriadas obreras de Laferrere, González Catán y Virrey del Pino, articulador de experiencias de la militancia de base y múltiples acciones solidarias.

Pablo, un placer conversar nuevamente con vos. Contános un poco esta enorme experiencia militante de base, con las luces y sombras que seguramente llevarán acumuladas, decepciones y esperanzas. ¿Cómo ha sido este transitar hasta el día de hoy, y cómo te renovás una y otra vez en esta lucha por la justicia social?

La militancia abarca más de la mitad de mi vida. Cuando miro en retrospectiva nunca puedo saber cuándo pasó tanto tiempo desde que comencé a militar cuando estaba en el secundario. Parece que todo fue ayer, aunque uno vive enroscado en una historia de varios capítulos. En el medio, uno va acumulando militancias siempre con el peronismo como marca, como la gran experiencia cultural de nuestro pueblo. Es como el orégano que te condimenta todo. El peronismo también es el marco de la gran poética nacional, y los militantes le entregamos nuestras vidas, nuestras ganas de transformar las cosas, poniendo todo al servicio de la creación y la imaginación.

Un recorrido que seguramente arranca cuando estabas en la escuela secundaria…

Y pasa por distintas experiencias… en los 90, el peronismo posible no se vislumbraba; desde la foto de Perón y Evita se nos convocaba a vender el país, guardar armas e ideales y entregárselas al neoliberalismo traicionero…

… eran tiempos de resistencias…

Eran tiempos de resistencia, y de encontrarnos. Nosotros éramos muy pibes, y vivíamos en un mundo convulsionado, que cambiaba, que nos quería ofrecer el fin de las ideologías de Fukuyama, y nosotros veníamos llenos de ideas. Yo me crié en casa de una mujer militante, sola con dos hijos. Una casa donde las ideas fluían, las utopías y las viejas historias de las revoluciones, Nicaragua, Cuba, América Latina. Eso en el contexto de un mundo que renunciaba a las utopías. Siempre digo que la primera bandera a la que nos atamos en busca de utopías era el rock.

Una vez más, el arte…

La poética del Indio Solari vino a reemplazar la formación de las unidades básicas. De hecho, hoy vemos una retórica ricotero-peronista aún de pie.

Has estado muy vinculado al rock, Pablo.

He hecho música muchos años. Ha sido mi espacio de canalizar muchas inquietudes artístico culturales, de conformación de ciertas resistencias. Yo venía del rock de barrio, un rollinga, y después en la búsqueda de algunas ideas en la música. El disco “León”, de Los Cadillac y toda la cuestión de Manu Chao y Mano Negra influenciando a todo el rock latinoamericano, que deja de tener vergüenza de lo propio, para apropiarse de los ritmos regionales; León Gieco, Jaime Roos y Rubén Blades dejan de ser considerados “grasas” por el rockero medio y empiezan a ser absorbidos por toda esa cultura, que va incorporando cierta ruptura con lo que se vivía en tiempos neoliberales: Chiapas era una lucecita que se encendía en el continente. Ahí vienen Los Cadillac con su trilogía “León”, “Vasos Vacíos” “Rey Azúcar” donde revisitan las obras de Galeano, para nosotros fue muy importante tener una banda que dijera cosas y bajara línea. Y así se fueron logrando algunas mixturas, también con Kapanga y La Bersuit, sobre todo en su disco “Libertinaje”, con una mezcla de culturas, chamamé, murga, cumbia y una poética incluso Spinetteana. Ya para entonces, nosotros queríamos ser una orquesta popular, y nos mezclábamos con el punk, el cuarteto, chamameceros, cumbieros y demás.

¿Y desde ahí, una síntesis de lo popular a través de la música, para darle nervadura política?

Todo eso, para nosotros, empezaba a ser el magma de un peronismo posible.

Experiencias que los llevan a conocer y reconocer un montón de realidades…

Y uno va abriendo la cabeza, sobre todo cuando sos chico. Todo eso lo pone después el kirchnerismo en línea. De ahí a considerarnos un grupo estudiantil y cultural de la izquierda peronista; recordemos que había estallado el 2001, se partió en pedazos el neoliberalismo, y todo empezaba a tener un poco más de sentido. El país que se consideraba a sí mismo del Primer Mundo, blanco y de ojos celestes, estalla, nos damos el hocico contra el piso y descubrimos que somos Latinoamérica. Ese menemismo, ese peronismo posible, traicionero, hace agua con la caída del 1 a 1, entonces el peronismo vuelve a buscar su cauce para volver a ser, y nosotros estábamos ahí. Con Néstor Kirchner todo eso se ordena. Me sumé al kirchnerismo en un espacio que se juntaba en el boliche de tango “Michelángelo” que lo conducían Carlos Kunkel y Dante Gullo.

En aquel contexto, y en la zona de La Matanza donde vos vivías y militabas, la explosión del 2001 habrá dejado un escenario de múltiples carencias y urgencias…

En aquel momento aparecen los trueques por todos lados. Recuerdo la “noche de los fuegos”. La policía decía que iban a venir de otros barrios a saquear, entonces todo el mundo salió con lo que tenía a mano a prender fuegos en las esquinas y cuidarlas. Todo eso pasó. El ejército dando de comer en barrios donde había casos de desnutrición, un escenario que cuando llegó Néstor se ordenó y empezamos a ver un trazo de esperanza.

Es bueno, Pablo, que puedas reseñar todo esto que pasó; hay que poner énfasis en que, en definitiva, ciertos lineamientos político económicos, una y otra vez, nos dejan en el umbral de que puedan repetirse situaciones por el estilo.

Pareciera que estamos atados a un Deja Vú que siempre termina en el mismo lugar. En 2001 Domingo Cavallo salió eyectado antes que De la Rúa con su secuela de muertos, y los muertos a posteriori por enfermedades y hambre. Y hoy Cavallo da charlas, y Milei y otros lo levantan como una voz autorizada, cuando en realidad ellos quebraron a la Argentina. A veces da pena que siempre volvamos a discutir los mismos nombres y los mismos puntos que creíamos superados, y pensábamos que estábamos maduros como sociedad. Pero hoy retrocedimos mucho más atrás de Cavallo. Todo eso obliga a redoblar esfuerzos y las ganas de militar, porque uno ya no tiene 25 años, y volver a discutir las mismas cosas de los últimos 20 años… pero esto es lo que elegimos, militar, y es el lugar que otros compañeros nos han asignado. Así que hay que salir y dar las mismas batallas de siempre.

Es un compromiso notable porque, digámoslo, no abundan los militantes territoriales que persistan y se levanten, y padecen golpes y vuelven a levantarse otra vez. Es tu caso, y genera una valoración entre los muchos “nadies” que te conocemos y te consideramos una referencia. Pablo, y en ello apareció Néstor. ¿Qué significó en tu vida el kirchnerismo?

Significó mi experiencia como colectivo nacional, que además pudo celebrar victorias. La llegada de Néstor abrió una esperanza. La reivindicación de América Latina, de muchos ejes que no los habíamos considerado durante años. Conceptos como América Latina, Patria Grande, los desaparecidos y sus ideales, finalmente reivindicados. Levantar al peronismo como movimiento cultural de masas, sobre todo a partir de 2008 cuando el enemigo apareció y se plantó enfrente a partid de la Resolución 125. Cuando otros nos trataban de anacrónicos porque hablábamos de oligarquía, ahí estaban los tipos de múltiples apellidos, que eran los dueños de este gran latifundio desde antes de transformarse en la Argentina. Y nos enfrentaban otra vez.

Vaciando los camiones cisterna de transporte de leche sobre las rutas, habiendo tantos necesitados que podrían haber recibido aquellos productos…

Esa es la postal que ha sobrevivido de aquellos días. Y atrás de eso, el conglomerado que es heredero de la dictadura cívico militar y empresaria; todas esas fuerzas que sobreviven a la dictadura vuelven a reaparecer con fuerza. La oligarquía agraria, que se favoreció con la desindustrialización del país y la vuelta al país exportador de materias primas. También el conglomerado mediático que se había quedado durante la dictadura con el mayor productor de papel de diario; los actores de la patria financiera… quizás el mayor mérito de Néstor haya sido sacarlos a la palestra, porque hasta ese momento habían permanecido ocultos y titiriteando a los gobiernos anteriores. Con Néstor y Cristina no pudieron, así que desde 2008 en adelante tuvimos una batalla cultural que tenía que ver con la instalación de un sentido común. Hoy, podríamos decir que triunfaron, al menos parcialmente, ya que los discursos políticos están corridos del centro a la derecha. Lo que nos obliga a seguir dando esa pelea.

Y desde el campo nacional y popular, ¿Qué pasó para que estos sectores hayan obtenido esa victoria?

Tenemos que hacer una autocrítica. Mientras fuimos gobierno, no le encontramos la manera de dar vuelta ese discurso. Basar nuestra comunicación, ponéle, en Sergio Szpolski, que ni bien perdimos levantó las valijas y dejó a todos los trabajadores en la calle, la verdad que le erramos. Y esos medios no tenían el alcance como para contrarrestar nada. Después, todos los medios barriales que fueron la resistencia comunicacional al macrismo, cuando volvimos a ser gobierno los abandonamos de nuevo, para ponerles pautas millonarias a La Nación, a Clarín, que están todos los días bombardeando al gobierno. Tenemos errores comunicacionales gravísimos, y además permitimos que (Carlos) Barragán, Sandra Russo estén en una lista negra que casi no pueden volver a trabajar en medios… estamos dentro de un frente que en su gran mayoría opta por mirar para otro lado en cuestiones que van, desde la prisión de Milagro Sala hasta la censura de Barragán, Galende… y entre el bombardeo opositor, y los errores propios, nos trajeron hasta este presente.

¿Sentís que esos sectores tienen una especie de fascinación recurrente por intentar volver a un pre-peronismo? Ahora con la búsqueda de eliminar derechos laborales, la persecución a los pibes de las escuelas públicas porteñas…

El problema de ellos es que, desde hace más de 70 años, el peronismo vive en la conciencia de nuestro pueblo, y le rebeló a las mucamas, a los obreros, a los peones de campo. Con respecto a nuestros pibes, la derecha siempre busca que no puedan tener capacidad crítica. Entonces, cuando surgen quienes les desafían su modelo, trabajan para que los pibes se apaguen por intermedio de innumerables herramientas tecnológicas, para que entre la adolescencia y la juventud, estén enfocados en la satisfacción individual, el boliche caro y la fotito para el Instagram, y que no tengan la valentía de desafiar a la Justicia porteña. Porque esos pibes nos muestran a nosotros que el camino sigue siendo ése. Cada tanto aparece una generación de pibes y pibas que nos sacuden la modorra.

Es muy delicado que se intente naturalizar la idea de que se puede ir a apretar a los padres de estos pibes a sus hogares, extorsivamente para que saquen a los pibes de las protestas y las tomas.

Tiene que ver con ese retroceso que te mencionaba antes, mover el sentido común del centro a la derecha. Es el “algo habrán hecho”, estos sectores siempre se llevaron poder delante las convenciones, las leyes y todo lo inherente a la convivencia en un país democrático. Para los grandes medios, son más peligrosos un grupo de adolescentes que toman una escuela en demanda de mejoras edilicias y de comida. Me hacen acordar mucho a la generación de La Noche de los Lápices. Porque hay muchos pibes que no necesitan esa comida, porque pueden llevar unos pesos y comprarse el alimento en el buffet concesionado de la escuela. Pero pelean para que otros pibes de colegios, que van todo el día a la escuela sin comer, puedan tener un alimento de mayor carga proteica, mucho más que una feta de jamón entre dos panes. Esa solidaridad nos dice que no estamos derrotados. Cuando al mismo tiempo ves a un ministro de Trabajo que se fuga y tiende a sólo recibir a las empresas de neumáticos, y demonizan a los gremios y a los trabajadores… dentro de un gobierno peronista. A mí, nunca me van a encontrar del lado de la policía ni de los patrones. El peronismo es otra cosa. Nosotros no prometimos esto en la campaña.  Derrotamos a los Ceos, al FMI, a los grandes medios, al poder político y judicial del establishment, y nosotros sólo teníamos a nuestra militancia, el casa por casa y no cumplimos con las promesas que le habíamos hecho a nuestro pueblo en 2019, que nos lo hizo saber en 2021 y  todavía seguimos debiéndole peronismo a toda esa gente.

¿Dónde lo situarías, acaso ideológicamente, al actual gobierno?

Apenas le hemos entregado al pueblo una tibia versión de alfonsinismo, que recordemos terminó en hiperinflación y reparto de Cajas PAN; ahora le damos a nuestro pueblo una bolsa de polenta y la híper está ahí, a la vuelta de la esquina. Seguimos vanagloriando a quien impulsó el Plan Austral, que no fue otra cosa que el proyecto del Fondo Monetario, y que culminó con compañeros presos varios años por enfrentar esas políticas de entrega. Les había concedido todo lo que querían al momento de soltarle la mano hacia 1988. Después, llegó Menem para consumar la entrega, y eso es algo que el peronismo tiene que discutir hacia adentro.

Y volviendo al actual contexto, ¿Cómo ves la perspectiva de cara al año que viene, de parte de este gobierno con el, o la candidata que sea, y cuáles son las demandas que observás y recibís en los barrios?

Nos falta peronismo. Nos falta devolverle a nuestros compatriotas los derechos que el macrismo les conculcó, y que siguieron esperando que un gobierno peronista con Cristina, se los volviese a dar. La encerrona que nos infligieron con la derrota cultural, nos llevó a un gobierno de coalición, que pone a Alfonsín y la tibieza como centro de la escena política; creo que no tenemos que pasar más por estos experimentos, y Cristina tiene que ser la candidata a Presidenta. Tenemos que llevar adelante el programa por el cual la gente nos acompañó durante 12 años. Tengo la fe militante de que el pueblo abandone las causas individuales para volver a abrazar las causas colectivas. Y así poder derrotar a los buitres que revolotean sobre nosotros.

Daniel Chaves
dafachaves@gmail.com