
05 Sep TAXI: ÚLTIMO ROUND
Por Gabriel Orlando
Taxista de Morón
“Lo viejo no acaba de morir, y lo nuevo tarda en aparecer”
Antonio Gramsci
El desenlace es inminente, parece que los acontecimientos actuales, pandemia por medio, hubieran precipitado el último round del taxi, y en su círculo inmerso: choferes, licencias, autos y pasajeros quedarán en la historia o se van reconvertir en alguna otra modalidad. Lo cierto es dudoso, hasta de los cambios políticos se desconoce que pueda suceder en el capítulo final. En el ring lucha a desventaja el gremio forjado hace más de medio siglo, y tiene de contrincante, a los piratas imperiales por un lado, y un árbitro, el estado nacional y provincial, que se inclina, al menos así lo viene haciendo desde varios años, por el peso del más fuerte, aquel que amasa la fortuna que derrama a cuentagotas en una tierra brotada de miseria social y necesidades urgentes.
Las plataformas ilegales y de capital trasnacional diezmaron la capacidad obrera de nuestro tan vapuleado servicio de taxi, algo más vino a agregar el impacto colateral de la pandemia. Sin embargo, si de saber de culpables se trata, gobiernos y empresarios locales cómplices abrieron las compuertas para que el virus se esparciera ferozmente en el terreno y llevará nuestro trabajo a un lento exterminio. Languidecer sin dar los últimos conatos de lucha no parece ser la actitud de aunque sea un puñado de taxistas.
No cabe más que observar, la historia de nuestra clase obrera, para saber, volver a advertir el camino de esa burocracia sindical entreguista, sin la cual, el contrincante no hubiera dado tantos puñetazos como los recibidos, el conjunto de la clase obrera argentina experimentó en más de una ocasión, como esa casta de trabajadores privilegiados rifan los intereses de su clase por un privilegio en forma de promesa.
Todos esos elementos, conspiran contra el reclamo genuino de los taxistas, trabajadores del transporte público. Se asoman los instantes finales, surgen dos interrogantes, podrá el gremio readecuarse a los cambios tecnológicos actuales y contrarrestar la ofensiva de la multinacional. De más está decir, que sólo podrá hacerlo con la anuencia de un estado dispuesto a erradicar los intereses espurios de empresas que usufructan el suelo argentino, sin siquiera dejar una contraprestación a cambio. O será el knock out final para el sector automotor independiente, y el secuestro del mercado por parte de los piratas de capital extranjero. Es aquí donde se disputa, también, la soberanía nacional.
Entre tanto, aparecen proyectos locales, necesarios para amortiguar semejante desolación entre los resistentes, así las cosas, se persigue arrancar a los funcionarios de turnos una medida de alivio económico, como puede ser, efectivamente, la esencia del trabajo comunitario para pagar multas y demás contribuciones municipales o provinciales. De resultar incorporado, quedara como compensación al gremio frente a tanta carnicería. Lo que pueda suceder va a depender, de manera primordial, de la contundencia del reclamo y la recepción de las autoridades actuales.
Si de beneficio al sector se trata, la contundencia de esta medida municipal permitiría sacar de la sofocación a los trabajadores taxistas, tan agobiados por deudas y falta de trabajo, las restricciones resultaron ser letales para los que viven del público masivo en la calle.
Quitar de las espaldas de los trabajadores a semejante carga fiscal, a la hora de pagar multas descomunales, cumple dos efectos: frenar la cada vez más decadente situación del gremio, y a su vez, serviría para que se traslade gratuitamente a muchas personas –adultos mayores y discapacitados principalmente – sin costo. En definitiva, una decisión política con contenido comunitario.
Si de avances tecnológicos se trata, la globalización digital es inevitable y cada vez se filtra más en la vida cotidiana, todo consumo se hace a través de plataformas virtuales, en ese escenario, la comunidad taxista debe involucrarse o perecer en el recuadro histórico de un oficio que en algún momento se lució como de uso popular y masivo. El mercado se introduce en la vida social, forja los mandatos laborales sin aviso ni permiso. Huelga creer en que los magnates operadores económicos vayan a precisar de la consulta del común de la gente trabajadora, quien quiera o necesite se someterá a las reglas del capital, ese pareciera ser el panorama.
El proyecto comunitario es el eslabón necesario para unir a los trabajadores taxistas con la población local, un medio de transporte tradicional a disposición de los más vulnerables de nuestra sociedad.