
22 May Sobre la caracterización de la oposición
Uno de los temas que favorece la calvicie es tratar de identificar claramente qué quiere o qué es la oposición a nuestro gobierno.
Desde el fascismo hasta el liberalismo, repasamos todas las categorías de derecha, esto es desde la franja de conciencias que cree religiosamente, porque es cuestión de fe, en la desigualdad genética en la especie…
Que un Estado en manos del peronismo y sus aliados es algo a bombardear, resistir, denostar, encerrar, derrotar, exiliar, enterrar… Que se debe insultar, denigrar e impedir cualquier política que favorezca a las y los trabajadores ocupados o desocupados, niños pobres, sin techo, jubilados, mujeres en situación de vulnerabilidad, de personas discapacitadas, extranjerxs sin dólares, de piel morocha, de juventud sin country… de cualquiera que no pertenezca a la subespecie de los privilegios y la larga cadena de estafas legalizadas que llevan a la riqueza.
Y repasamos que el fascismo es una práctica, pero también un discurso que enaltece a pocxs y desmerece (aunque también castiga con todo lo que está a mano) a lxs muchxs. Mi padre, un peronista y sindicalista honesto, trabajador rubio y de ojos verdes; a veces espetaba un “a los negros hay que matarlos a todos”. Alguien que nunca levantó una mano contra nadie tenía ese virus en la mente. No es oportuno repasar su historia ni cómo adquirió ese vicio del pensamiento, pero es posible hallarlo en nuestros barrios cuando, por ejemplo, hablamos sobre los pibes chorros, los enfermos de drogadicción o alcohol, madres adolescentes, entre otros.
En la familia muchxs tenemos tíos, suegros, sobrinos y otros congéneres que alimentan su mente con lo que vende la televisión, las Vivianas y Susanas, Jorges y Eduardos, descendientes y entenados, mercenarios dispuestos a repetir a coro este veneno de odio concentrado contra cualquiera que se resista a repetir lo que mandan los que mandan.
Vecinos dispuestos a pedir mano dura contra lo que sienten una amenaza, porque aprendieron que las amenazas tienen gorrita pero no trabajo, tienen juventud pero no educación y salud garantizada. Vimos, durante esta pandemia, cartelitos en los pasillos de edificios de departamentos, pidiendo echar a los enfermeros o doctores que atendían hospitales o clínicas. El fascismo es un mal extendido y alimenta /se alimenta de lo que quieren los dueños mal habidos de todas las cosas.
Lo que tenemos en la oposición es oportunismo seco y duro. Están dispuestos a cualquier cosa, hecho, razón o circunstancia que erosione a quien no le permita negocios privados con plata pública. Nos tiraron bolsas mortuorias y contagiadxs en plena enfermedad…
Lo probaron en dictaduras y gobiernos democráticos, acogotados de deudas o comprados para su equipo. O P O R T U N I S M O… a veces esta práctica contamina lo que consideramos tropa propia, cuando el acomodo es prioridad. Pero no abonamos al “buchonismo” y sí queremos dejar claro que es preciso poner límites claros a esxs con quienes debemos compartir el oxigeno patrio y el tiempo breve que nos toca. Y sabemos que sus jueces no son la opción. Sólo se los limita con votos. Hasta que podamos salir a la calle y demostrar nuestra fuerza organizada con el cuerpo.
Hay versiones que levantan otras banderas y que dicen una cosa, mientras intentan dividir nuestras fuerzas e ideas frente a los que verdaderamente cortan el gran pez. O mejor dicho, ostentan el toro campeón en la rural y depositan los dólares en cuentas extranjeras, lejos de cualquier control impositivo. Frente a estos, lxs chicxs autodenominados oPOsitores, por ejemplo, en general hacen respetuoso silencio. El juego es el mismo: cualquier trampa es buena si los acerca al menor nivel de conciencia popular.
Tener principios es caro y cuesta vida. Decir y hacer lo que se dice es más difícil cada vez. No hace falta tener la espalda dura, sino aprender a surfear entre contradicciones principales y secundarias. Mantener la vertical sin caerse esquivando golpes, tacles y zancadillas.
A veces te caés, pero la obligación es levantarse y volver a la lucha. No hay otro sentido en la vida de un militante nacional y popular, de un comunista que entienda patria y pueblo, de un radical que siga el mensaje de Yrigoyen, un socialista, cristiano o ateo, musulmán o judío o incluso un anarquista, capaces de comprender el valor de la unidad popular frente a los poderosos. De una persona decente que sepa que no alcanza con trabajar, educarse o tener casa y familia sin que el conjunto de su comunidad no logre un poco de dignidad y resuelva sus grandes necesidades.