
05 Sep “Se está pagando el ajuste con el salario de los trabajadores”
Visitamos al histórico dirigente de la UTHGRA distrital, Domingo Bruno
Figura relevante de la CGT regional, y uno de los actores fundamentales en las negociaciones que derivaron en la reunificación de dicha central sinidical, Bruno analizó la actualidad de los trabajadores, la necesidad de avanzar sólidamente y en conjunto en los reclamos salariales y por la generación de trabajo genuino, no sin dejar sus apreciaciones referidas a la política municipal y al devenir nacional, la actuación del ministerio de Trabajo, la problemática social que solemos definir como “grieta”, las terceras vías en política y el rol histórico de Evita.
Distendido y sumamente cordial, Domingo nos recibió en su oficina a pocas cuadras de la estación Morón. Sin prisas, encendimos el grabador, y las definiciones del dirigente no demoraron en llegar, con la necesaria pausa que suele proporcionar la experiencia acumulada.
Domingo, has gravitado intensamente en esta normalización que se concretó en la CGT regional. No ignoro el esfuerzo que les conllevó, pero arribaron a un unidad satisfactoria para el conjunto de los sindicatos. ¿Qué opinión podés compartirnos de lo que fue todo ese proceso que se coronó con la unidad?
Te cuento, como sabés, fui secretario de la CGT regional durante dos períodos. Con esa experiencia a cuestas, observé que el movimiento obrero ha venido manteniendo dos corrientes desde hace tiempo; una era la de los gremios unificados, y por otro lado había una corriente de gremios que terminó constituyéndose como el MOPOSI, gremios con una estrategia distinta, eran la CGT de la justicia social. Después se instaló además el moyanismo. Entonces, cuando llegó el momento de hablar de unidad, conversé con Víctor Pintos (SEOCA) y con (Oscar) Rizzo de la construcción, y les propuse que esta vez era el tiempo de ir todos juntos, con Jorge D´Andrea (ATSA) y los muchachos camioneros, para tener una sola CGT. Ese fue el pensamiento, y esa fue la acción a desarrollar.
¿Surgieron algunas tensiones durante la negociación?
Surgieron situaciones políticas, funcionarios que pedían que éste o el otro estén o dejen de estar, y se mezclaron viejas internas políticas con los intereses de los gremios. Y nosotros le explicamos que, de ninguna manera podíamos permitir que la política se interponga en la construcción de la unidad sindical. Así fue que junto a Pinto logramos el cometido de concretar la CGT unificada e instalar los gremios que nosotros decíamos que tenían que estar a la cabeza. Y sí, seré claro: Lo tomamos como un triunfo por estas situaciones que se metieron en el medio, donde no les correspondía. Son pensamientos distintos y hay que respetarlos… hasta cierto punto.
Se suele transitar un camino bastante angosto para tratar de evitar que las dirigencias políticas intenten hegemonizar su mirada sobre la construcción sindical y no le permitan tener autonomía.
El tiempo nos fue acomodando a todos dentro de la misma corriente, desde un punto de vista de la política nacional. No estuve siempre en contra del sabbatellismo, sino que el sabbatellismo siempre fue sectario y excluyente, y ahora querían manejar a la CGT. Luego, claro, por una coyuntura y porque somos peronistas, tratamos de estar juntos en esta mezcla medio rara que conformamos en el frente político electoral.
Por otra parte, nunca se tiene plena certeza, en estos contextos tan cambiantes en materia económico financiera, si los rumbos van a permitir sostener la unidad sindical con la dirigencia política, por lo cual parecería saludable que la central sindical preserve cierto grado de autonomía.
Tenemos que poder tomar nuestras propias decisiones, así de simple y claro. Fijáte que algunos gremios motorizaron la marcha para Cristina, y otros no. Son asuntos que hacen ruido, pero la CGT debe defender su autonomía, caso contrario, no podría protestar nunca.
Parecería que las luchas del momento actual por salario, trabajo genuino, en mayor o menor grado son ejes que trascienden a los gobiernos…
Y ése es el meollo del tema. Ahora bien, cuando tenemos que hablar de política nos gusta hacerlo de igual a igual, sin estar sometidos a que nos digan qué tenemos que hacer.
¿Qué opinión te ha merecido la movilización que se desarrolló el pasado 17 de agosto?
Nosotros no fuimos. No nos pareció necesaria, sin una motivación explicable, en un momento donde lo que tenemos que hacer es laburar. Tenemos que protestar por trabajo, por salario digno. La otra vez me tocó discutir con un patrón, que se quejaba porque no conseguía empleados. “Págueles más, y va a ver cómo consigue empleados”, le respondí. El problema es que se está pagando el ajuste con el salario de los trabajadores. Paga no sólo con su salario bajo, sino además paga el IVA en lo que compra, o por el impuesto a las Ganancias, más los aportes…
En el rubro que dirigís en esta seccional, ¿Cómo está la cuestión salarial y las fuentes de laburo?
Nosotros venimos bajos desde siempre. La pandemia nos puso en una situación difícil, nuestro rubro fue muy castigado. Y a los patrones deshonestos no los critica nadie. Y acá los patrones, cuando fue la pandemia, apenas si les pagaban el ATP, apenas si les pagaban el REPRO, no pagaban nada aparte de eso. Hicieron lo que quisieron, varios de ellos. Otros se portaron muy bien. Pero hubo varios que despedían personal sin ton ni son, cerraban los establecimientos sin ningún miramiento, y todas esas cosas nos jodieron bastante. Y hay una informalidad enorme en nuestra tarea, te puedo decir que alrededor del 80% de los trabajadores están en negro, se ven obligados a trabajar de cualquier manera. Los ministerios no funcionan como deberían.
¿El ministerio de Trabajo está desarrollando sus tareas de modo deficiente?
No te diría al punto de calificarlas como deficientes, hay intenciones de hacer las cosas. Sólo que las hacen mal. Hay un vicio en Argentina que la tienen muchas instituciones; el que entra en el sistema, pierde. Y el que la va de vivo, mientras no lo pillen, sigue siendo vivo. Ese es un gran problema. Las inspecciones se hacen siempre sobre los mismos establecimientos, no sobre la totalidad. Y hay algunos que se mueven como si no existieran. No sé si habrá privilegios, nosotros hacemos denuncias y las inspecciones no van, pero controlan a los que pagan siempre. El ministerio de Trabajo debería estar mejor articulado con los sindicatos, para estar mejor informados. Lo que hoy hace el ministerio es, en el mejor de los casos, poner una multa, muy bravas por cierto. Pero después no hacen un seguimiento acerca de lo que pasó con esos trabajadores, si los despidieron, si pudieron conservar sus empleos. Tenemos una gran disconformidad en este sentido.
Domingo, ahora que han consolidado la CGT local, ¿Qué desafíos van a tener por delante? ¿Son conscientes, supongo, que no necesariamente los reclamos que puedan efectuar en determinadas situaciones van a ir de la mano con los intereses del propio gobierno?
Entre las cosas necesarias, la CGT precisa un lugar físico, estable. Un espacio de funcionamiento. Tiene que tener una secretaría de Relaciones Institucionales, que justamente la ocupó el compañero Pintos y estoy seguro que va a funcionar muy bien. Si se sientan el Estado, los patrones a través de ACIM, CAME o la UIO, ¿Por qué no se puede sentar también la CGT? Tenemos que participar en todo tipo de discusiones. Tenemos que ver de qué manera se puede ayudar a los sindicatos que estén atravesando problemas. Sindicato que para, CGT que para. La CGT tiene que estar al socorro de todos los compañeros trabajadores. Vamos a tratar de llevar a cabo estas ideas, y con ese concepto estamos queriendo normalizar la central sindical. Tenemos que unificar criterios aunque conservemos pensamientos distintos, quizás en materia de política. Tenemos que centrarnos en la defensa de los derechos de los trabajadores.
Pasemos un poquito al ámbito político. Si bien falta mucho, ya están instalándose las competencias preelectorales, fundamentalmente a nivel nacional. Desde tu rol sindical, ¿Cómo ves el camino de cara al 2023?
No cabe ninguna duda que sigue agrandándose la grieta a derecha e izquierda. En ese sentido, nosotros nos sentimos seguros con el kirchnerismo, peronismo o como se llame, porque yo no creo que sea el peronismo el que esté gobernando ahora. Pero acompaña. Estos sectores nos garantizan el estado de las cosas a favor de los trabajadores y de los sindicatos. Eso es lo que vemos y comprobamos. Yo soy antikirchnerista desde que surgió esa corriente, y sin embargo, a mi me está garantizando la defensa de los intereses de mi sector. Los trabajadores tenemos que entender que nos favorecen. Cosa que, del otro bando, te vienen a hablar de que hay que hacer una reforma laboral urgente, en desmedro de leyes que están demasiado adelantadas para los trabajadores, cuando es todo lo contrario. O te viene un tipo a decirte que la cuota sindical tendría que desaparecer. Entonces aparecen ideas desde la oposición que asustan.
No te convence ni un poquito la actual oposición que gobernó hasta 2019…
Es que además tuvimos la comprobación de que esta misma oposición, cuando fue gobierno, nos ahogaron con sus tarifazos, y que vinieron a instalar una sola clase de gente que viva cómodamente, y que el resto se joda. El peronismo está haciendo cosas muy mal, el presidente no es presidente… tengo un montón de críticas para hacerle al kirchnerismo, aún siendo yo peronista… pero hay cuestiones de fondo que no se pueden comparar.
¿Y cómo ves las posibilidades electorales para el Frente de Todos el año que viene?
Va a ser bastante complicada la elección. Pero lo que viene, si gana la oposición, va a ser muy difícil para el conjunto de los trabajadores.
Eso es lo que a muchos les parece y pretenden alertar…
Tremendo problema. Y tampoco estoy de acuerdo con los planes sociales, que se les pague a los tipos que no trabajan un sueldo sin dar ninguna prestación. Eso no es peronismo. Pero ya te digo: A esta situación revuelta que hay, a nosotros nos conviene claramente que siga al frente este kirchnerismo peronismo…
En esa dicotomía, ¿La actual línea de gobierno sería lo que considerás como más aceptable, más allá de sus vaivenes e internas?
Tampoco estamos de acuerdo con las situaciones legales que vienen pasando, que Cristina sí o Cristina no, que los bolsos sí o no… con esos asuntos nosotros no podemos estar de acuerdo. Pero es una cuestión de practicidad. En cambio, lo que viene del otro lado, nos asusta realmente a los trabajadores. Yo creo que la inmensa mayoría de los trabajadores van a volver a votar por el peronismo. Y además, ya no hay margen para una tercera opción.
En una sociedad cada vez más polarizada, las terceras vías poseen cada vez menor margen para su desarrollo.
Quedan truncas, no logran encabezar. Pueden tener influencia pero no conducir. Estamos en un país que tiene todo, y es inaudito que esté tan mal. Y somos todos un poco responsables que ello se haya dado de ese modo.
Domingo, a modo de cierre: Veo que en tu despacho tenés muchos cuadros y fotos de figuras muy representativas que hacen a tu identidad política y sindical. Uno de ellos es enorme y muy bello por cierto, de alguien que en el pasado mes de julio se cumplieron 70 años de su paso a la inmortalidad. ¿Qué ha sido, y qué representa para vos Evita?
Primero y principal, los trabajadores tenemos un gran respeto por Evita, porque fue la compañera del General Perón. No somos evitistas como lo pueden ser los izquierdistas del peronismo, que quede claro eso. Evita decía que ella misma era la primera peronista. No me caben dudas que Evita fue la gestora del 17 de octubre, una gran mujer, lástima su corto tiempo de vida. Evita, para nosotros, es el motivo de la solidaridad, la ternura y la acción social, que fueron, son y serán unos de los grandes motores del peronismo.