Reflexiones acerca del incremento de una hora de lengua y matemática en las escuelas primarias

La pandemia de covid-19 dejó en evidencia un tendal de problemas irresueltos que se atacaron con rapidez. La emergencia de las atenciones médicas, y en la planificación de las inmunizaciones artificiales fueron respuestas necesarias ante la tragedia. Hemos escuchado voces agoreras arando la tierra de su propia quinta, tratando de lesionar una política de estado con el fútil deseo de traer agua para su propio molino. No fueron pocos, quienes hablando de la negativa de introducirse “veneno” en el cuerpo se vacunaron en privado, dándole a sus palabras derrotistas el sentido político de un burdo oportunismo.

Las políticas de estado son las que hacen perdurables las acciones que cambian la vida de la gente.  Sin embargo, dime de qué alardeas y te diré de qué adoleces, tal como versa un conocido refrán, hace una suerte de precepto en el catecismo que para muchos adherentes a la clase política argentina tienen como frase de cabecera. Y es que el discurso ligado con la superestructura mediática no deja de aprovechar circunstancias vanas, allí donde faltan las propuestas que podrían cambiar la vida a los ciudadanos. Hoy, muchas de esas palabras se las llevó el viento y ello se debió a que la política ha sido de estado y, por lo tanto, perdurable.

Nadie duda que la educación es una de esas políticas. No obstante, las implementaciones vienen mostrando el lado flaco de lo irresuelto. Sus reformas arrastran acciones que no han podido solucionar la parafernalia de problemas esenciales. Considero que debería ser una herramienta igualadora, donde sus medidas debieran de formatearse por los educadores.

B. F. Skinner, un reconocido psicólogo y filósofo social estadounidense, ha sentenciado que la educación es lo que sobrevive cuando lo que se ha aprendido ya se ha olvidado, reivindicando el lugar de primacía que tiene más allá de la memoria de cualquiera de los hechos. Y es que, en tanto el hombre en tanto ser cultural creó, tiene esta herramienta para una formación integral de las personas que habitan las sociedades del mundo.

Entonces, no es inapropiado preguntarse acerca de uno de los últimos anuncios en materia educativa. ¿Por qué se piensa en incrementar las horas de lengua y matemática cuando se piensa en las deficiencias educativas? ¿No las hay en el ámbito de las ciencias naturales, sociales, la plástica y educación física? De hecho, los dos primeros campos vienen ocupando mayor carga horaria que los demás en las implementaciones educativas.[1] Creo que la ocupación del espacio es una demostración ideológica de una vieja noción de instrumentalidad atribuida al leer, escribir y operar pensando en la escuela primaria, que es donde se anunció la aplicación de la reforma.

Ante las decisiones de la cartera educativa nacional, creo que caben todas las preguntas que permitan conocer el sentido de los cambios, y básicamente explique ¿Por qué la instrumentalidad sólo corre para lengua y matemática y no para otros campos? ¿No es la ciencia un ámbito donde no es necesario alfabetizar a los niños? ¿No goza de instrumentalidad, entonces?

Una imagen seguramente no nos resulta extraña en los primeros acercamientos a la ciencia que tienen los niños y niñas en la escuela primaria: El entusiasmo y la capacidad de descubrir, preguntarse, registrar y buscar material informativo que alimente el interés y busque apuntar a futuras vocaciones en estos campos también.

Considero que la reflexión es inacabada, requiere el aporte y la convocatoria de los educadores en situación de clase y de escuela para romper con los lugares comunes que consideren la importancia de un campo de saber sobre otros. Se espera que todos puedan aportar a la alfabetización integral de los futuros ciudadanos que hoy transitan la escuela primaria.

[1]La mayor carga horaria de lengua y matemática en relación a otros campos de saberes es uno de los temas irresueltos históricamente. Cabe mencionar uno de los intentos de hacerlo en 1986 con el Diseño Curricular de la M.C.B.A. en el cual todos los espacios tenían especificado gozar de la misma carga horaria.

Eduardo Marcelo Soria
msoria@huellas-suburbanas.info