Que nos una la producción local y no la globalización abrumadora

Por un cine nacional sin violencia de género,

donde las mujeres, lesbianas, travestis y trans seamos al menos el 50%

 de lxs trabajadorxs de cada film argentino y participemos

en igual porcentaje de la toma de decisiones artísticas y productivas.

Para esto necesitamos políticas estatales de formación, incentivo e inclusión.

Colectivo de Cineastas, abril 2019.

Con esta declaración de principios, comienzo este artículo escrito desde la bronca y el dolor de ver cómo están vaciando cada vez más alevosa y radicalmente las industrias culturales de nuestro país y más específicamente, el cine nacional. Sabemos que el cine, generalmente, es tomado como un arte menor en comparación con las bellas artes y dejado siempre en el último orejón del tarro cuando de repartir la torta de los subsidios se trata.

A pesar de este panorama algo catastrófico, en los años anteriores al 2015 el cine nacional había experimentado un incremento de subsidios por parte del estado, pudiendo ofertar en las pantallas comerciales e independientes, variadas producciones que cumplían con la cuota de pantalla nacional, lo que le permitía a la industria local competir con los grandes monstruos extranjeros.

Si bien, según los datos expuestos por el INCAA la cantidad de espectadores y la cantidad de películas estrenadas de corte nacional ha ido in creyendo, a la realidad pragmática de lxs trabajadorxs de la industria, no es todo tan color de rosas. En primera instancia, el colectivo de cineastas ha estado advirtiendo en reiteradas oportunidades como las noticias referidas a los subsidios y fomento de la cinematografía local son espejos de colores frente a la realidad de lxs trabajadorxs de la industria. Comenzaré citando la advertencia que realizó este colectivo, cuando el año pasado explicitaron todas las mentiras que el ex ministro de cultura, , intentaba decir en la apertura del Festival Internacional de Mar del Plata, cito parte del comunicado de la mesa de directorxs:

Hablan de récord de público en el Mes del Cine Argentino pero olvidan decir que han destinado 150 millones de pesos a subsidiar a las grandes empresas exhibidoras para llevarlo a cabo mientras que esas mismas empresas son las que no cumplen con una cuota de pantalla para exhibir las películas argentinas. Mientras tanto se agolpan en el cine Gaumont 67 estrenos nacionales para el último trimestre de 2018, que aunque fueran exitosos no tendrán ni oportunidades ni reglas para permanecer en cartel y llegar al público porque además tampoco tienen ayuda al lanzamiento que ha sido tercerizada sin que se vean resultados tangibles. Todos signos que nos señalan que el único objetivo real, de fondo, es la destrucción de la producción nacional, dejando su distribución y exhibición para las cadenas internacionales porque ya han exterminado a casi toda la distribución nacional.

Tal advertencia recientemente volvió con mayor fuerza y desfachatez por parte de un estado que queda en evidencia que lo único que busca es destrozar la cultura nacional. Hace pocos días, el 25 de abril, se estrenó Vengadores: Endgame, última producción de esta saga. Si seguimos la trayectoria de la película en nuestro país, notamos que va rompiendo uno tras otros los records que va consiguiendo: en taquilla, en critica, etc., etc.,. Pero analicémoslo un poco más a fondo, ¿cómo no va romper todo los records si en solo una semana de estrenada se le dio sala en 788 lugares diferentes en todo nuestro país, lo que hace que esté exhibida en el 80% del total de salas? Es imposible que con toda la maquinaria de prensa y la venta de la cuota de pantalla en pos de distribuidoras extranjeras, porque se presenta en todas esas salas con más de diez funciones por día en todos los horarios, no sea la película más vista en esa semana, porque quieran o no, te la venden hasta en la sopa.

Por semana tenemos alrededor de tres estrenos nacionales, que suelen durar una semana, o peor aún, un fin de semana en cartel. ¿En cuantas salas? ¿En 500, 400 salas distribuidas a lo largo y a lo ancho de nuestro país? Valga la sorpresa de que no. Por ejemplo, el pasado jueves 2 de mayo se estrena el documental Los periféricos sobre la historia de la cultura alternativa y el rock nacional. ¿Dónde se puede ver? Solo en la sala de cine del Centro Cultural de la Cooperación. ¡Cuánta difusión del cine nacional! Otro ejemplo, la película de Marina Zeising La Lupa solo tiene una función en el cine Gaumont. Y no es solo porque humildemente quien escribe esta columna, aprecie y disfrute mucho de las producciones nacionales, que realmente son muy buenas y de gran calidad, sino porque es estar viendo como te arrebatan lo luchado y lo ganado en mucho tiempo. Pero no se puede esperar mucho de ciertos referentes de nuestra industria, quienes teniendo el poder de acción por su notoriedad y visibilidad podrían hacer eco de esta situación, pero no es así, sino quien pudo hacer una película con un elevado subsidio por parte del INCAA y con la cual pudo ganar un Oscar, hoy en día defiende a diestra y siniestra este gobierno que lo único que hizo fue matar la industria nacional. Meritocracia le dicen algunxs, individualismo y egocentrismo  le digo yo.

Parafraseando a Malena Pichot, enojáte hermana, hermano, hermane, nos están arrebatando una herramienta más que potente para reflexionar sobre la realidad y que puede poner de manifiesto denuncias e injusticias de forma clara y pregnante. El cine como toda industria, es fuente de trabajo y de generación de contenidos, luchemos para que no nos sigan arrebatando eso, aparte de todo lo que ya nos quitaron.

Rocío Rivera
rocio@huellas-suburbanas.info