Punto de quiebre

Tan cerca de un punto de quiebre como de la paz de los cementerios, así de extraño es este limbo político al que parece haber llegado el pueblo argentino. La causa nunca es una sola aunque, a grandes rasgos, podrían citarse tres variantes principales que nos trajeron hasta acá; la ruptura del contrato electoral del Frente de Todos, la falta de organización de un frente de cuadros obreros que lidere la resistencia contra la enajenación del patrimonio nacional, llevada adelante por la partidocracia liberal, sea esta macrista o frentetodista y el pacto por arriba de dicha partidocracia con el establishment económico, cultural y mediático (es decir, la oligarquía) que dibujan bajo el título de diálogo, convivencia democrática o acuerdo nacional, su siniestro Pacto de la Moncloa Criollo para sucederse en el poder sin que nada se modifique realmente, aunque muchas cosas cambien de lugar momentáneamente.

Son maquillajes. Son imposturas. Son tics de la revolución, como cantaba el Indio Solari, pero no es la revolución en sí. Ya no existe tal cosa desde la política profesional. La pequeña burguesía burócrata encaramada en el gobierno popular de 2003 a la actualidad, descree de la justicia social pero más aún de la soberanía política y la independencia económica. Cualquier esbozo de profundización de un modelo nacional auténtico, soberano, ya no es un problema a pensar por los políticos y, lamentablemente, también está dejando de serlo para la neo militancia surgida de los patios militantes, conformistas, surfers de lo posible y sin riesgos. Pseudo nacionales que abrevan en el alfonsinismo que sostuvo la continuidad económica del programa de aquel proceso al que primero juzgó y después le rindió Obediencia Debida.

 En ese contexto, sin modificaciones sustanciales del rumbo político económico a la vista y con las campañas electorales empezando a calentarse, sólo queda tratar de estar mejor con los parches que vayan surgiendo. Las paritarias siguen corriendo picadas contra la inflación y los sectores más vulnerables le siguen rezando a San IFE y el dios Potenciar para ver si de Desarrollo Social baja un manguito para respirar un poco. Pero son carreras desiguales, aún si La Bancaria llegó a arreglar un 94% de aumento, si Camioneros cumple su plan de lucha y logra cerca de un 100% como advierte Pablo Moyano, y si Aceiteros, la UOM, los docentes, ATE y UPCN llegaran a niveles similares, aún si pasara eso en todos los gremios, si no se toca la matriz productiva semicolonial que sostienen el FMI y la oligarquía, nada cambiará. Y ni hablar de los sectores populares, de las familias que se alimentan de los comedores y de los que directamente no se alimentan. El tipo que se rebela porque sus hijos tienen hambre y no hay comida, es una cara del punto de quiebre al que estamos llegando; el tipo que no se rebela porque está cansado de luchar y se refugia en el alcohol a pura muerte y a todo gramo, como también decía el Indio, es otra cara de esta perinola de la muerte. Esos tipos no tienen salida. No comen en los restaurantes del microcentro o en los bares que rodean las municipalidades como los yuppies de rodillas gastadas, que de los federales, Rosas y Perón lo único que tienen es a lo sumo alguna estampita.

 Nunca se trató de un subsidio, nunca se trató de poner el capital en función del capital en sí mismo. Nunca se trató de empleo privado o nada. Nunca se trató de poner las finanzas del Estado en manos del imperialismo. Desde este lado de la mecha se trató siempre de luchar contra todo eso. De guerrear hasta sacar la cabeza del Chacho de la pica y llevar su nombre a la victoria. Se trata de trabajo digno y sueldos justos, de poner el capital en función del trabajo, de garantizar pleno empleo genuino a partir de la recuperación de los recursos de la patria, a través de las empresas estratégicas del Estado y de poner las finanzas del pueblo argentino en función del pueblo argentino y proyectarse hacia la Patria Grande, no hacia la Reserva Federal.

Estamos llegando a un punto de quiebre y no pareciera haber más nada en el horizonte. La paz de los cementerios y la derrota demo-liberal ya sabemos en quiénes se encarnan. La victoria patriótica y el heroísmo, a lo largo de toda nuestra historia, siempre lo encarnó el pueblo raso, los humildes y los trabajadores. Ojalá podamos ver pronto ese fuego ardiendo desde abajo.

Sebastián Jiménez
sebastianjimenez@huellas-suburbanas.info