PERONISMO SIGLO XXI…

“Lo ocurrido en el 2015 fue una anomalía debida a factores externos o el principio de un nuevo ciclo que los comicios confirmarán o profundizarán”.  Adhesión y respeto por estas líneas, de un autor desconocido.

La Argentina ha tenido muchos ciclos políticos signados por el enfrentamiento. El Siglo XIX con Unitarios y Federales marca el comienzo de una lucha que se extiende a lo largo del siglo y perdura hasta nuestros días. Unitarios centralistas con visión marcadamente extranjerizante, frente a Federales, el sector que en definitiva es nacional y popular.

La debacle 2001-2003 trae consigo, a partir de elecciones, la posibilidad de un nuevo ciclo ni bien asume la Presidencia el Dr. Néstor Kirchner, “un presidente sin partido de una nación sin estado”. No importa si con un 22% del electorado o con una figura impuesta por un gobierno de transición… no es la forma lo esencial en la vida de un país: la democracia encontró su origen en la dictadura de Oliverio Cromwell y la democracia Francesa encontró su origen en su revolución. Así, el Frente Para la Victoria lo hizo sobre la base de la continuidad histórica de la revolución nacional inconclusa, con una democracia auténticamente legitimada por un Peronismo Siglo XXI que adhiere a sus banderas -Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social.

Ignorar los cambios originados a partir del gobierno de  Kirchner y su sucesora la Dra. Cristina Fernández es una imperdonable y maliciosa miopía histórica. Hubo logros en el campo de los DDHH, distribución de la riqueza, nacionalización de las AFJP, Ley de Medios, reivindicaciones de ciertos elementos del pasado. Nos enseñó que la política no es un arte de intenciones sino de hechos, que la cultura política define lo que es posible hacer y lo que no. Como ningún otro ciclo político desde la recuperación de la democracia, el kirchnerismo logró (a pesar de variados intentos) sobrevivir a su desalojo del poder.

Hoy mediante una aggiornada cultura política, una minoría militante, un programa de “oposición dura” apelando a nuevos sectores, recursos y discursos, el kirchnerismo intenta afanosamente reinventarse. La presencia de Cristina le devuelve parte de la vibración ética y la conexión emocional que logró en el período más brillante de su ciclo en el poder, que comenzó con una derrota: el voto “no positivo” de Julio Cobos, y concluyó con una tragedia, la muerte de su esposo. Con el regreso de su líder, el kirchnerismo recuperó su centralidad y obliga al resto del peronismo a definirse, y confirma que es el único capaz de movilizar multitudes. Demuestra así que es más inteligente que el travestismo político que la rodeaba, a quienes desnuda sin nombrarlos.

Su propuesta “Unidad Ciudadana” obliga por su trascendencia a una profunda reflexión. Apela a una apertura capaz de disputar y ganar elecciones. Un regreso al Movimiento con pensamiento, Idea y Praxis con la férrea voluntad de armonizar, de reconstruir. Los resultados de las Paso en agosto son favorables a su ideario y marca un camino a la esperanza, pero nos está indicando que sepamos leer políticamente sus resultados. No debemos subestimar a Cambiemos, el macrismo no tiene pensadores pero tiene periodistas audaces y agresivos que apelan a la mentira, la calumnia, la deformación de la verdad, que es su metodología. Macri es un personaje cruel y está preparado para ser más cruel en la medida que gane espacios políticos.

La esperanza no hace daño, pero su exceso enceguece. Con optimismo podemos esperar que las elecciones cambien el rumbo y el ciclo interrumpido en 2015 regrese de la mano del Peronismo Siglo XXI y su lucha por reivindicar al pueblo argentino.