
08 Dic ¿Periodismo para todos? (segunda parte) (*)
Crónica histórica y periodística de los medios argentinos
En la primera parte abordamos el nacimiento del periodismo en nuestro país como una herramienta de lucha política que mayoritariamente funciono desde los albores de nuestra independencia hasta mediados de la década del 70 del siglo XIX.
Ahora analizaremos una segunda etapa que abarco casi 100 años donde se constituyen las empresas periodísticas al ritmo del desarrollo nacional.
El corrimiento de la política de combate al espacio de lo cultural y moral es el que expresa el nacimiento de un periodismo más profesionalizado, ejercido por asalariados de una clase media en formación, que incorpora nuevos lenguajes, ideas renovadas, temáticas y secciones diferentes a la prensa para permitir su salto a escala industrial de producción.
El periodismo faccioso, utilizado como arma de combate por las jefaturas políticas, deja su lugar para una emergente ideología de la objetivación, de la asepsia informativa, que se expandirá como el sentido común de los profesionales de la prensa desde fines del siglo XIX y que contribuye a su masificación. Es a partir de este momento histórico cuando puede comenzar a hablarse de la prensa en la Argentina como “industria cultural”.
Se podría decir que ocurre una convergencia entre el desarrollo económico capitalista, el avance político democrático y el proceso cultural.
La ley 1420 de educación universal ampliaba el “mercado” de consumo pero también la necesidad de poner el debate de ideas en otro plano. El concepto de noticia aparece como una “mercancía” producida por trabajadores asalariados de alta calificación. La necesidad de crear un “sentido común” impulsa al poder económico a crear publicaciones periodísticas “creíbles”.
La Capital de Rosario en 1867, La Prensa fundado por José C. Paz en 1869 con la intención de que fuera su sostén de proyección política, La Nación en 1870, Los Andes de Mendoza en 1882 o El Día de La Plata en 1884, además de revistas ilustradas, expresan ese “nuevo” periodismo.
Un prolífico mercado de prensa es constituido en la segunda etapa por más de un centenar de diarios editados en diversos idiomas en función de sus destinatarios, colectividades inmigrantes, y revistas de variadas temáticas (políticas, económicas,culturales y populares), en un país en cuya capital convivían más extranjeros que nativos.
En 1913 Natalio Botana funda el diario Crítica, que ejercerá, junto a La Prensa, una centralidad en el sistema de producción y distribución de ideas, informaciones y opiniones hasta el ascenso del peronismo, cuando Clarín, creación de Roberto Noble en 1945, tomará ese espacio.
Crítica va ser considerado el diario más popular y llamado “amarillo” por la vulgarización de las crónicas policiales, sin embargo va a mantener la calidad de sus productos, dando la conducción de la sección economía a sectores de derecha y el espacio de cultura a la izquierda con el destacado poeta comunista Raúl González Tuñón al frente.
La tendencia a un supuesto objetivismo como ideología profesional no debe hacer pensar en la falta de compromisos editoriales firmes de grandes medios con decisiones políticas o económicas de la época.
El diario Crítica vendió 483.000 ejemplares el 6 de septiembre de 1930, cuando el golpe de Estado de José F. Uriburu derrocó a Hipólito Irigoyen. La tapa del diario está integralmente dedicada al golpe, calificado de “Revolución!”, en mayúsculas impresas sobre una ilustración de soldados marchando y civiles que acuden masivamente a respaldar a los golpistas. El día de la asunción de Yrigoyen, 12 de octubre de 1916, Crítica había titulado, en cambio, “Dios salve a la República”. No puede tildarse de incoherente su respaldo activo, catorce años después, al primer Golpe de Estado sufrido en democracia.
Los medios audios visuales
Esta segunda etapa del desarrollo mediático argentino está marcada por la aparición de los medios audiovisuales, a partir de 1920 la radio es un motor informativo y el cine incorporara noticieros sumándose a la circulación de noticias.
El tipo de servicio eminentemente comercial y privado de la radio en el país, que se extendería a la televisión en las décadas siguientes, fue potenciado por la ausencia de medios de tipo público.
Los medios oficiales fueron en general voceros de los gobiernos y tercerizaban la programación, no existiendo el criterio de medio público autónomo de los gobiernos.
El Peronismo y los medios
En 1946, Perón había logrado cooptar casi todas las estaciones de radio, que habían juzgado muy críticamente su candidatura presidencial, y los medios que le seguían siendo hostiles fueron combatidos desde el gobierno, como ocurriera con la expropiación del diario La Prensa sancionada por el Congreso en abril de 1951.
El “Manual de Instrucciones para las Estaciones de Radiodifusión” (Decreto 13474/46), dispuesto por Edelmiro Farell en las vísperas de ceder la presidencia al electo Juan Perón, permitió con sus aristas autoritarias desarrollar la presión sobre los medios para convertirlos en dóciles con el gobierno. El esquema concentrado de cadenas radiales (Belgrano, Splendid y El Mundo eran las líderes) contribuyó al control de los medios por parte del Poder Ejecutivo.
En 1953, en el segundo mandato presidencial de Perón, el Congreso aprobó la Ley 14241, que sería la primera y única ley de radiodifusión sancionada en democracia en la Argentina hasta 2009. Su contenido aspiraba a cristalizar el esquema de funcionamiento del sistema de medios hasta ese momento: el tipo de servicio de interés público evitó considerar como servicio público a la radiodifusión, ya que la Constitución Nacional de 1949 disponía que los servicios públicos debían ser gestionados por el Estado en régimen de monopolio. De modo que se diseñó un sistema de grandes redes radiales de gestión privada, medio a cuya gestión se accedía a través de licitaciones organizadas por el Poder Ejecutivo, continuidad de la publicidad como mecanismo privilegiado de financiamiento del sistema, privatización de Canal 7 (al establecer que sería entregado al adjudicatario de la licencia de la Red de Radio Belgrano), asignación de licencias por un plazo de 20 años, y dependencia del órgano de aplicación de la ley del Poder Ejecutivo de turno. Sancionada la ley, el gobierno adjudicó las redes a empresarios allegados a Perón. (Continuará)
[*] La presente nota está basada en la publicación: “Las noticias van al mercado: etapas de intermediación de lo público en la historia de los medios de la Argentina
Por Martín Becerra (Universidad Nacional de Quilmes – Conicet)