
05 Jul Ofelia Fernández: nuestra condición de jóvenes
Ofelia Fernández es la precandidata más joven de las elecciones. Se postulará para legisladora porteña por el Frente de Todxs, tiene 19 años y milita desde los 13. Su cara y labia disrumpió cuando fue líder de la toma del colegio Carlos Pellegrini, como presidenta de su centro de estudiantes. Luego, en el debate por la despenalización del aborto en el Congreso, alzó su voz y se multiplicó en todas las redes sociales. También, se lució en la contracumbre del G20 y de su discurso salió un video que tomaré como paradigma de lo que significa su figura en estos tiempos políticos.
“Somos la generación que tiene en sus manos derribar de una vez y para siempre al neoliberalismo en nuestra América, porque la tibieza de la burguesía a mí me seca la concha” finaliza el video. En él, construye un discurso más concreto y elocuente que el que podrían decir muchos “políticos”. Pero, para varios medios y opinólogos, no es más que una mal educada, una ordinaria, y el discurso se disminuye a su final: dijo concha. El video se reprodujo en America24, la cara de Eduardo Feinmann y los panelistas fue de indignación. Tomaron el final del video para realizar un reductio ad absurdum de todo el discurso y, como suelen hacer, no replantearse que el “bien hablar” de los políticos es, si uno revisa la historia, el vicio en donde fueron encubriendo las perversidades más grandes. La vacía verborragia política produjo, en algunos de sus oyentes, un acostumbramiento a discursos faltos de conceptos; un acostumbramiento tan poderoso que cuando escuchan discursos que se desvían del carril de lo “correcto” lo toman por totalitario, soberbio o, en este caso, ordinario. Con Ofelia llegan nuestras juveniles intenciones de patear el vocabulario y con él todo lo establecido como inmutable, todo lo que siempre fue así: la mujer únicamente en la casa, el lenguaje, los géneros. Ella significa empoderamiento, femenino y juvenil; significa que somos capaces de decir no al neoliberalismo y “concha” a la vez. Es el producto de una juventud que cobra autonomía política nuevamente y se larga a combatir.
Otro ejemplo más reciente, es lo que dijo en dialogo con Futurock, tras una interna con el peronismo más conservador: «En el PJ me miraban raro porque no tengo pija ni experiencia». La frase encapsula el escenario político: si no sos hombre y adulto mayor en este espacio significas extrañeza. Incomodás. Eso es fundamental. Una piba metida ahí, ¿es un error que esté en ese lugar? No, llegó ahí la juventud por algo. Entonces, ¿qué somos? La respuesta a esta pregunta tiene que dejar de ser teleológica para pasar a ser empírica. Ofelia representa la irrupción de una juventud que desborda la lógica adulta, que penetra por ser, hoy, un actor político y no un eterno mañana; no somos el “futuro” únicamente. Hoy, nuestros actos dan a entender que tenemos fuerza para transformar el presente. “Somos una generación como cualquier otra pero que tiene una importancia mayor en términos de que tiene una agenda propia, y esa agenda propia no la van a resolver quienes no la viven” sintetiza en el programa Brotes Verdes de C5N. La propuesta es trasgresora: su aparición significa que, además de objetos de la política, los jóvenes pasemos a ser sujetos de acción. Pensadores de nosotros mismos, seres del aquí y ahora y no únicamente potencias. En la misma entrevista hace hincapié en que la aparición de si misma, batiendo “records” por su edad en el parlamento, no es algo individual, sino que está enmarcado en el momento justo. Hace un paralelismo con la juventud de los 70, idealista y combativa, que en su coyuntura viró a conformar guerrillas y que hoy, bajo otro marco, nuestras demandas como colectivo la transportan a ella hacia el parlamento. Entonces, como diría Discépolo de Perón: yo no la inventé a Ofelia, nació como una reacción. Hay que seguir así. Ocupando espacios, luchando para producir reacciones. Siendo pintura en aerosol sobre la añejada pared de la política.