OCTUBRE (1945). La CGT como Referencia Histórica (2da Parte)

Entre 1930 y 1945, se produce un hecho social determinante, un aluvión demográfico, una migración interior o sea, el traslado de la población rural hacia las ciudades dio origen a una poderosa clase obrera combativa, que fundamentó con su lucha y empeño una huelga general contra la política interna.

En los primeros años de la década del 40 los cambios producidos en la estructura productiva y social del país conforman un proletariado en afanosa búsqueda de una identidad que canalizará un ascenso social político y económico.

En 1943 se produce el estallido de una nueva revolución. El movimiento sindical estaba maduro para un cambio sustancial de su trayectoria, aquella identidad vacante iba a ser llenada.

Después del  Golpe Militar de 1943, el Secretario de Trabajo y Previsión, Coronel Juan D. Perón se lanzó a la conquista del Movimiento Obrero. Fue disuelta la C.G.T. Nº 2 y se apoyó oficialmente a los Sindicatos adictos al que luego sería el naciente Movimiento Peronista. Perón comprendió que para que un movimiento político tuviera éxito en el país debía apoyarse en los trabajadores, y muchos sindicalistas vieron en el apoyo oficial la posibilidad de consolidar a las organizaciones obreras.

El Movimiento Obrero argentino no nació con el peronismo, y  esto hay que decirlo en homenaje a todos aquellos luchadores que dejaron su vida en las luchas sindicales. Pero es con Perón que alcanzaron una etapa de enorme desarrollo, y a cambio de perder su histórica autonomía, accederá a ciertos niveles de poder estatal inéditos en la historia argentina.

La C.G.T. Única -Fenómeno casi sin parangón en el mundo- es la supervivencia de lo que el peronismo histórico no quiso o no pudo hacer. El pueblo, con indiscutible grado de participación, demostrará claramente que las masas populares se fortalecen y complementan junto al Movimiento Obrero Organizado, sector que tiene muchos méritos y entre ellos -y no el menor- es el de haber sobrevivido a la más grande ofensiva destinada a destruirlo que se ha intentado en la Argentina. Me refiero al Golpe Cívico-Militar-Eclesiástico que se prolongó desde 1976 hasta 1983.

Lo que no es poco decir, ya que es efectivamente, el movimiento obrero junto a su Juventud Sindical, un elemento esencial para todo intento de reconstruir un nuevo bloque de poder nacional, y para recuperar la centralidad en la escena política.