Un nuevo despertar de la lucha popular

El pasado miércoles 29 de noviembre, alrededor de 300 mil trabajadores se congregaron en la Plaza de los dos Congresos y adyacencias, para gritarle ¡Basta! Al proyecto neoliberal, devastador de derechos cívicos y laborales día a día.

La movilización al Congreso tuvo como ejes de protesta la condena a las reformas laboral, previsional y tributaria, y estuvo convocada por la Corriente Federal de los Trabajadores, las dos CTA, la secretaría Gremial de la CGT liderada por Pablo Moyano y movimientos sociales. También se puede mencionar como columnas relevantes al sindicato de Camioneros, gremios de la CGT como la UOM y otros, que apoyan la línea del citado secretario gremial, fuerzas políticas de izquierda y del kirchnerismo-peronismo, y una muy variada presencia de movimientos sociales, cooperativas de trabajo, y hasta científicos y representantes de universidades nacionales.

“No es reforma, es ajuste. Por eso los trabajadores nos congregamos hoy frente al Congreso, para decirles ¡Basta!” comenzó a escucharse desde la fibra popular que representaba la presentadora del acto, minutos antes de que llegara el turno de los oradores.

La primera gran ovación de las columnas que continuaban llegando para desbordar la inmensa Plaza Congreso, sucedió cuando la misma locutora, sin eufemismos, los arengó con un rotundo “Digamos todos, ¡ajuste las pelotas!”.

La hora de los discursos

Entre discursos encendidos –que eran acompañados por ovaciones y resonar de trompetas y tambores- Pablo Micheli, de la CTA Autónoma, advirtió que “no hay destino para los trabajadores sin unidad. O estamos juntos o nos destrozan el país. Estos tipos no quieren disenso, opiniones distintas. Quieren imponer a sangre y fuego su criterio”.

A su turno, el titular de La Bancaria, Sergio Palazzo, planteó el rechazo a las reformas laboral, tributaria y previsional. “Repudiamos la quita de derechos a los trabajadores, la desfinanciación de la seguridad social y, por supuesto, la insensible e inhumana actitud que tienen de bajarle el poder adquisitivo a los jubilados. Sepan que cuando levanten la mano, con la otra van a estar sacándole el plato de comida a muchos compañeros que llegan a gatas a fin de mes, para ponérselo a los ricos en impuestos que no van a pagar” acusó a los senadores, con el respaldo de quienes lo acompañaban arriba del escenario, tales los casos de Pablo Moyano, Hugo Yasky y el ya mencionado Micheli.

La unidad

Pocas cosas son más emocionantes en esta vida social, que una inmensa movilización popular en defensa de los derechos del pueblo trabajador.

Porteños, norteños, sureños, litoraleños, cuyanos, todos confluyeron. Desde muy tiernas edades hasta grupos de jubilados lanzando sus proclamas, megáfono en mano, en una postal dolorosa e idéntica a la de tiempos de ajuste de Menem, Cavallo y De la Rúa, en épocas de la inolvidable mártir entre nuestros queridos viejos, Norma Plá.

El neoliberalismo ofrece un modelo de genocidio por goteo, como acertó a definirlo tiempo atrás Eugenio Zaffaroni.

Presos de sus medidas y ambiciones descarnadas, invariablemente destinadas a enriquecer a los ya muy ricos, dejan un tendal de dramas cotidianos y muertes evitables a lo ancho y a lo largo del país. Muertes que son de casi imposible cuantificación: ¿Cómo saber cuántos mueren por no tener acceso a medicamentos que les fueron retirados de su alcance por decisión gubernamental? ¿Cuántos morirán por bajas defensas, producto de una alimentación muy insuficiente e inadecuada? ¿Cuántos suicidios sucederán, al finalizar este camino de espinas, producidos por la angustia que genera el desempleo, el achatamiento compulsivo de salarios, y todo lo que ello conlleva a escala familiar y vecinal? ¿Cuántos, finalmente, morirán víctimas del gatillo fácil de utilización sistemática en manos de las fuerzas represivas de “seguridad” en sus ya habituales aventuras de razzia por la Patagonia o en cualquier barriada pobre del conurbano bonaerense, o en los montes del NOA tan tristemente ilustres por sus persecuciones a obreros y aborígenes de la zona?

A esa película que conocemos de memoria, y que aburre por su trama de crueldad y terror, queremos y necesitamos desactivarla en el mismo momento en que la derecha calienta motores para avanzar de atropellada y hasta el fondo.

Este 29 de noviembre, probablemente se haya dado un paso fundacional rumbo a una resistencia masiva e implacable contra el autoritarismo conservador.

Los gremios combativos siempre toman la punta para enfrentar medidas impopulares ante vacilaciones –o contubernios- de otros representantes gremiales.

 

De aquí en adelante

Independientemente del vergonzoso pacto que se concretó por mayoría en el Senado de la Nación, escasas horas después de finalizada la multitudinaria movilización, para destrozar los fondos de la ANSES y por ende, poner en serio riesgo de vida a millones de jubilados que cobrarán cada vez peores haberes a los ya magros que obtienen en la actualidad, las cartas están echadas: A partir de esta fecha, ni el gobierno, ni sus funcionarios, ni la patronal, ni los dirigentes “opositores dialoguistas” (eufemismo posmoderno de genuflexos y oportunistas) no las volverán a tener fácil. Habrá una construcción colectiva en franco ascenso para oponérseles en todo momento y circunstancia.

Si se han de recoger derrotas parciales desde el campo popular, serán con un altísimo costo para el gobierno. Pero a la larga, y de consolidarse este nuevo escenario de unidad de los trabajadores y los movimientos sociales, cueste lo que cueste, sólo nos espera una victoria tan inconstrastable como inolvidable, para unos y otros.