
05 Jun “No va a ser fácil romper la lógica que se construyó desde el inicio de la pandemia”
Entrevista a Manuel Zunino, director de la consultora proyección
Manuel Zunino es el director de Proyección, una de las consultoras hizo su aparición en este último tiempo y se consolidó luego de la última elección, tras ser una de las únicas que pronosticó la amplia diferencia entre Alberto Fernández y Mauricio Macri en las PASO. En esta oportunidad, dialogó con Huellas suburbanas sobre el estudio del mes de mayo, además de analizar la coyuntura política y económica.
“Venimos midiendo mensualmente Provincia de Buenos Aires, en una serie de estudios que hacemos desde noviembre del año pasado. En el medio vamos haciendo mediciones en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Se pueden hacer comparaciones entre todos los estudios porque hay características socio demográficas similares”, manifestó Zunino.
– ¿Cómo es la comparación del último estudio en relación con los anteriores respecto a aprobación de la cuarentena?
Lo que vemos es que, en la aprobación de la cuarentena, en la sucesión de extensiones que se fueron implementando, sigue siendo alta, superior al 60%, pero desde el inicio viene cayendo más de 15 puntos aproximadamente. Esto hay que interpretarlo. Si uno ve el dato duro, puede decir dos títulos: La extensión de la cuarentena tiene una aprobación muy alta o viene cayendo. Para interpretar esto vemos distintos elementos. Por un lado, dificultades económicas obvias, en los sectores medios y bajos, en los trabajadores informales, en los desocupados que estaban buscando empleo, en los barrios populares. Todo lo que se está observando en los medios de comunicación, eso influye también en que las personas no estén tan de acuerdo con respecto a la extensión del aislamiento. Por otra parte, vemos una caída en el ámbito social. A todos nos afecta de manera emocional, es una situación de mucha incertidumbre, también genera algún tipo de problema o dificultad en lo personal, eso se nota. También vimos que eso cambió en la última semana: Había baja preocupación por contagiarse, y me parece que eso afectaba. Si la persona no tomaba dimensión de la situación, podía creer que no era necesario una cuarentena tan estricta. Con este último aumento de los casos, vimos que creció la preocupación por contraer el Covid. Obviamente, que haya poca preocupación tiene que ver con que se tomó una medida a tiempo y se logró aplanar la curva. Ahora que empieza a crecer hay más preocupación. Por último, vemos un sesgo ideológico. Los votantes del Frente de Todos casi en un 90% aprueban las medidas del gobierno, y el 50% de los de Juntos por el Cambio, no aprueban, el resto aprueba o hay una cantidad intermedia que ni aprueba ni desaprueba. Lo que vimos es un crecimiento sostenido, dentro de los votantes de Juntos por el Cambio al rechazo a la cuarentena, obviamente se ven interpelados por los discursos del sector político que votaron en la última elección, que incluye también a los medios o figuras del espectáculo. Para explicar la caída de aprobación de la cuarentena, principalmente tenemos que ver lo que pasa en los votantes de Juntos por el Cambio.
-Recién mencionabas la cuestión de la economía, en una encuesta previa que hicieron, un 39% decía que podía aguantar hasta tres meses del aislamiento, pero un 20% hasta un mes. Esto influye en lo que decías recién…
-Claro, las dificultades económicas, la incertidumbre que genera no saber qué va a pasar el mes que viene con tu laburo. El Estado aplicó medidas que alcanzan de manera parcial, nunca son del todo suficientes. Pero no es directamente lineal: No es que el que no le va bien económicamente rechaza la cuarentena, hay muchas personas de nivel socioeconómico alto que la rechazan, y otro nivel bajo que dicen que su economía no aguanta más de un mes, pero que aprueban la cuarentena, dado que entienden que estamos en una situación extraordinaria. Lo que hay que tratar de evitar es un pensamiento dicotómico: Cuarentena si o cuarentena no. Si uno tiene un poco de razonabilidad y escucha lo que dicen los especialistas, está claro que la cuarentena es la única forma posible de accionar en esta situación, lo que no quiere decir que no haya que empezar a pensar como atender a los sectores que no están pudiendo llegar a cubrir las necesidades básicas.
-En un estudio que hicieron para la Universidad de La Matanza, una de las mayores dificultades que aparecía es la cuestión de Internet. ¿Pudieron volver a preguntar por esto?
-No lo volvimos a preguntar, pero en ese estudio veíamos que las personas valoraban positivamente el teletrabajo y la educación a distancia, sobre todo porque permitían cierta continuidad en la vida social, pero se presentaban muchísimas dificultades en la comunicación con las otras personas, no es reemplazable a como era antes. No es lo mismo estar en un aula que en un zoom. Hay un problema en la comunicación, en el acceso a las herramientas, en la organización de los nuevos espacios domésticos ya que son también espacios de trabajo. No hay límites y no están preparados arquitectónicamente y en términos de recursos. También aparece el uso del tiempo como un problema, ya que te desorganiza el espacio familiar. El teletrabajo nos implicó una carga mayor en términos de tiempo y de esfuerzo, habrá que ver como se reconfigura eso, algo va a quedar seguramente. También va a depender de lo que hagamos nosotros, las cosas no cambian solas, habrá que luchar por mejores condiciones de trabajo, por recuperar ciertos vínculos, no podemos esperar que las cosas sucedan por la pandemia, incluso todo lo contrario, la simetría de poder va a generar que salgamos más desiguales, injustos, dominados, etc.
-Se vio una alta obediencia a las medidas de cuidados sanitarios. ¿Eso se sostuvo en todos los estudios que hicieron?
-En el último estudio pusimos a competir medidas restrictivas y flexibilizadoras. Lo primero que apareció es que el mayor control en uso de barbijo, distanciamiento, y todas las prácticas de cuidado siguen estando a la cabeza. Ahí creo que los medios perdieron una batalla importante, al querer utilizar el encuadre que está siempre muy presente de «los argentinos somos lo peor que hay y nos merecemos vivir en un país de mierda», quedó demostrado que somos organizados, cumplimos las pautas, los resultados fueron buenos, no somos un desastre y podemos ser mucho mejores.
– ¿Hay una percepción de miedo en la gente? Parecería que si se levantara la cuarentena o si volvieran las clases mucha gente no mandaría los chicos a la escuela.
-. En una de las encuestas que hicimos con la Universidad de La Matanza preguntábamos cuales prácticas creía la gente que iban a perdurar y más del 60% respondía que iba a seguir teniendo distanciamiento social. No va a ser fácil romper está lógica que se construyó desde el inicio de la pandemia, habrá que hacerlo de manera paulatina.
Los dirigentes y el “consenso”
-Se mantiene alta la imagen de Alberto Fernández, pero parece haber una baja respecto a estudios anteriores.
-Hicimos un cruce entre distintas variables y va de la mano la aprobación de la cuarentena con la imagen de Alberto Fernández. Si vemos los gráficos del último estudio son casi simétricos. Consolida la credibilidad y la imagen de sus votantes, y empieza a perder un poco de imagen en los votantes de los otros espacios, como el Lavagna y el de Macri. Cuando empezó la cuarentena, el 70% de los votantes de Macri decía que tenía muy buena imagen de Alberto Fernández y evaluaban bien lo que estaba haciendo. Eso empieza a caer sostenidamente, pero mantiene la legitimidad dentro de sus votantes.
– ¿Que imagen tiene Larreta? Sobre todo, porque en los últimos meses hemos estado viendo lo que está pasando en las villas, aunque no se hable mucho de su gestión en los medios.
-No impactó demasiado en la imagen de Larreta. Es el que tiene un saldo más positivo de imagen pública, lo que no quiere decir que sea el futuro presidente, ni nada por el estilo. Cuando se pregunta imagen es una cuestión coyuntural, hay que ver qué pasa cuando avance esta situación. De hecho, hay una cierta incomodidad en los posicionamientos de Larreta, dado que no llega a obtener el 100% de imagen positiva dentro de sus votantes. Lo aprueba el 75% de los votantes de Juntos por el Cambio, aunque consiguió una ampliación de la valoración de su imagen dentro de los votantes del Frente de Todos, eso hoy es positivo, pero seguramente él va a seguir jugando políticamente en su espacio, quizás a futuro le genere tensiones. El liderazgo de la oposición está sumamente disputado. Cuando le preguntamos a los votantes de Juntos por el Cambio quien creen que tiene que ser el líder de la oposición se divide en partes casi iguales entre los duros: Macri, Patria Bullrich, Negri, y los blandos: Larreta, Vidal, Lousteau. Hay una grieta ahí hay que ver como se resuelve.
– ¿No quedó Macri fuera de la escena política de la oposición entonces?
-No, es expresidente, sacó 40 puntos en la última elección, la misma cantidad que Larreta en Ciudad de Buenos Aires y que Vidal en Provincia de Buenos Aires, le fue bien en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, San Luis. Hoy está jugando una estrategia conservadora y esperando el momento para salir a escena, pero mientras hablan sus voceros, cuando hablan Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto habla Macri. Está cuidando su imagen porque no tiene responsabilidad de gestión, pero el liderazgo de la oposición está muy disputado y en partes iguales.
– ¿La imagen de Alberto, Larreta y Kicillof es esa especie de «Moncloa» que se habla siempre desde el periodismo? ¿Cómo lo ve la gente?
-Me parece que para observarlo no hay que correrse de la coyuntura. Hay una crisis sanitaria que genera muchísima incertidumbre y angustia. La población necesita que sus gobernantes trabajen en conjunto y le marquen pautas claras de conducta, etapas y que les ordenen la vida, y ordenen esa incertidumbre de la mejor manera posible. Es necesario que eso se haga de manera coordinada. La gente valoró muy bien esa coordinación, pero eso no quiere decir que cuando pase la pandemia no empiecen las tensiones políticas y se vuelva a polarizar, de hecho, ya estamos viendo ese escenario desde el lado más duro de Juntos por el Cambio. Había un consenso hacia el centro en los primeros dos meses de aislamiento, y ahora vemos que se vuelve a polarizar. La tendencia a la polarización está inscripta en la política argentina y mundial desde hace mucho tiempo, no es fácil romperla. Los consensos hacia el centro en un momento de crisis son posibles. Cuando termine ese consenso y aparezcan problemáticas como las del impuesto a las grandes fortunas, cuando se empiece a pensar el rol del Estado o ciertas políticas públicas, ahí empiezan a verse las diferencias y se polariza el escenario, algo que es muy fácil para alguna de las dos partes.
-En otro estudio que hicieron preguntaron sobre los responsables de la situación económica del país. Macri aparecía arriba” y a lo último el FMI y los grandes empresarios. ¿A qué creés que se debe esta poca relación con los grandes grupos de poder?
-Es un problema en la cultura política argentina que habrá que trabajar porque la responsabilidad siempre termina recayendo en los políticos, que obviamente tienen la responsabilidad institucional de tomar las decisiones sobre política económica, pero hay una subrepresentación del poder económico en general, tanto de los actores internacionales como de los nacionales. Hace tres meses preguntamos en otra encuesta quienes creían que tenían más poder y más dinero, en ambos lugares aparecían los políticos y los sindicalistas. Los hay, pero no son los sectores más ricos del país. Si pensamos en términos de poder, hay que tratar que la ciudadanía entienda que el poder no es un centro en el que se toman las decisiones voluntariamente, sino que el poder se distribuye en todo el entramado social, ser presidente es estar conviviendo con presiones y negociando con distintos poderes. Hay un espacio más politizado que entiende esta lógica de la distribución de poder, que es una parte de los votantes del Frente de Todos.
El rol de los gobernadores
¿Como ves la relación de Alberto Fernández con los gobernadores?
-Está dando señales todo el tiempo a ese sector, son parte de su base de sustentación política. Imagino que hay tensiones por la distribución de los presupuestos y la coparticipación, en momentos de crisis hay menor recaudación del Estado y todos deben estar reclamando presencia del Gobierno Nacional.
-Ya se está hablando que parte de la recaudación del impuesto a las fortunas va a ir hacia las provincias…
-Es lo que están reclamando los gobernadores, que no quede en el AMBA, que si bien es donde mayor está el problema, ellos están teniendo problemas en sus provincias. Incluso algunos miembros de PyMES del interior decían que gran parte de su producción la venden en el AMBA. Lo que está pasando acá está afectando a todo el país, sin duda. Hay que ver cómo se va solucionando ese juego de fuerzas, lo que tiene Alberto Fernández como aspecto positivo es una enorme capacidad de diálogo, armado y generación de consensos, que lo vuelve un líder muy importante en momentos de crisis.
– ¿Tendremos un intento de mayor federalización?
-El otro día leía un estudio de Mendoza en donde mostraban que el 80% de los medios que se llaman «nacionales», pero que están en la Ciudad de Buenos Aires, hablan sobre lo que pasa en el AMBA y queda fuera de la agenda lo que pasa en las provincias. Lo peor de todo es que los medios locales reproducen esos medios nacionales. Vivimos hablando de una parte de nuestro país que representa un 35%, y muchas veces no sabemos lo que está pasando en el resto.