No todo tiempo pasado fue mejor

Por: Roberto Maydana,

Desde Crawley, Gran Bretaña

Solemos escuchar, más seguido de lo tolerable, una especie de melancolía lacrimógena. Sobran ejemplos: que jugar con un cochecito era más divertido que hacerlo con una Playstation; que escribir una carta era mejor que enviar un mensaje por WhatsApp; que revelar un rollo o carrete de una cámara de fotos era más puro que cien fotos tomadas desde el Iphone; que cocinar con fuego en medio de la selva era más auténtico que usar la Thermomix… Y estos son solo ejemplos en el aspecto tecnológico, por enfocarnos apenas en uno.

Es lindo el ejercicio de la melancolía, pero cuidado queridos lectores, porque ese rememorar esconde una trampa: al recordar discriminamos y al final de ese proceso mental de escasos segundos, lo único que queda del pasado es lo lindo; entonces vemos ese cochecito y erróneamente lo imaginamos mejor que los excelentes, profundos e inmersivos videojuegos en 4K; entonces nos vemos escribiendo una carta y no nos ponemos a pensar en las semanas que tardaban en llegar a destino, si es que llegaban; entonces pensamos en las fotos analógicas y no en el riesgo verdadero de que tras un viaje de ensueño nos quedaran apenas recuerdos en papel, porque podía pasar, y pasaba, que al ir a buscar las fotos el señor de la tienda nos daba la mala nueva de que solo tres o cuatro habían salido bien; entonces de verdad creemos que el helado casero de la abuela era más perfecto que el de ese robot de cocina que elabora recetas a la perfección.

Todo tiempo pasado no fue mejor, o pudo serlo, pero sin por eso anular las maravillas del mundo actual.

Lo que ocurre, en realidad, es algo más profundo, inconsciente, cruel… lo que ocurre en realidad es que no extrañamos el pasado, sino la juventud que contenía.

Esa juventud que ya no volverá, en la que jugábamos con cochecitos muy feos, pero teníamos la agilidad y velocidad que hoy perdimos; ese pasado en el que las fotos no salían en HD, pero en ellas estaban todos los parientes; ese helado de la abuela, que aunque era horrible, lo preparaba ella.

En el pasado estaba todo aquello que la tecnología no puede comprar.

Todo aquello que el maldito tiempo transcurriendo se encarga de llevar.

Roberto Maydana
roberto.maydana@huellas-suburbanas.info