
07 Mar “No actuamos como un frente… Los frentes se construyen en alianzas electorales que además tienen programas en común”
Entrevista a Carlos Caramello, analista político, comunicador, escritor
Conversamos con Carlos Caramello por videollamada, asiduo colaborador y amigo de Huellas Suburbanas, para que nos brinde su análisis con punto de partida en el discurso presidencial del pasado 1/3, la puja interna del Frente de Todos y también su observación de lo que acontece en la feroz interna que también libra el bloque de Juntos por el Cambio, entre otras apreciaciones de coyuntura, salpicadas con reflexiones acerca de nuestra historia, y con su enfoque definidamente desde el peronismo, que esperamos contribuyan a enriquecer las perspectivas y el pensamiento del público lector.
Carlos, ¿Cómo te tratan estos días? ¿Cómo viste, y qué podés decir a partir del discurso presidencial del pasado 1º de marzo?
Si hay algo que termina de definir, de alguna manera, a Alberto y a su personalidad, tiene que ver con ese discurso y con lo que produce el pos-discurso. Después de gritonear un poco y hacerse el malo, y con la aprobación reciente de la ley para ampliar la moratoria previsional, él va a sentir de nuevo que está en carrera para ser reelecto Presidente. Antes del mencionado discurso en el Congreso, él había dicho que lo importante era que gane alguien del espacio. Yo quisiera que la gente lo escuchara a Alberto más detenidamente, porque es como (Raúl) Alfonsín; en la construcción de su discurso, te está anticipando las cosas que él está pensando en ese momento. Entonces, cuando él dice “espacio” es porque no siente que estemos en un “frente”, y de verdad no lo estamos.
¿Por qué afirmás que no estamos en un frente?
No estamos en un frente porque no actuamos como un frente; actuamos como una bolsa de gatos con una perra adentro, para ponerlo de alguna manera. Los frentes se construyen en alianzas electorales que además tienen programas en común. La Alianza fue un frente que tenía programas en común y no había resuelto algunas cuestiones, y entonces el Chacho (Álvarez) termina rompiéndolo. Acá pasa más o menos lo mismo.
Desde el análisis del discurso, encontrás que Alberto anticipa en sus discursos lo que está pensando…
Claro, como buen radical, él va avisando con las cosas que dice… cuando Alberto te dice “lo importante es que gane alguien del espacio” ya te está avisando que él no se va a presentar.
Y ahora lo acabás de tildar de radical…
Sí, no tengo ninguna duda que eso es así.
Cierto es que, al menos durante sus dos primeros años de gestión, hizo mucho hincapié en reivindicar, una y otra vez, a Raúl Alfonsín. Eso es cierto y no le escapó a nadie la cuestión. Pero otra cosa es definirlo ya abiertamente como radical…
Bueno, en todo caso como un pos-radical. Veamos: Alberto le concede un reportaje a (Jorge) Fontevecchia al principio del mandato, en el cual dijo “estoy más cerca del movimiento hippie que de las 20 Verdades”, cosa que ni Lito Nebbia se atrevería a decir, que es uno de los íconos del movimiento hippie nacional. Segundo, en ese reportaje Alberto dice que, aunque los peronistas se enojen, él se siente más socialdemócrata. Si hay alguien en Argentina que baja la socialdemocracia tal como ésta se entendía en su construcción, es Raúl Alfonsín.
Por supuesto, de hecho él suma a su partido político a la Internacional Socialista.
Y claro, muchísimas menciones a don Raúl, y muchísimas acciones. Esta cuestión de poner el estado de derecho delante de todo, como si fuera una máquina que te evita todo inconveniente, en los términos de “Deus Ex Machina”. Me parece un error, porque los peronistas entendemos el poder como un ejercicio, y no hay tabicamiento para el poder: cuando necesitás hacer algo, no tenés tabicamientos ideológicos. Tenemos una especie de voz que nos dice que adelante está el pueblo. No es de peronistas decir “bajamos a territorio”, vos no bajás a ningún lado: como peronista tenés que ser territorial. No hay peronismo sin pueblo.
Quizás, expresarse de tales modos puede entenderse como estar situado por encima del conjunto del pueblo, lo cual estaría al filo de ser una postura… cómo decirlo… elitista…
Antiperonista, simple. Querido amigo: Se reúnen para resolver los problemas del frente, desde el peronismo, 33 miembros en la sede nacional del PJ. Dentro de los 33 hay un dirigente radical, que es Sergio Palazzo. Yo lo admiro mucho a Palazzo y me parece un gran dirigente, que tiene un gremio complejo pero fácil en la negociación, porque es un sector que produce mucha guita. Pero convengamos, está invitado a la mesa. No me importa si lo puso el kirchnerismo; hay 33 tipos para resolver los problemas del peronismo, y vos mirás la escena y notás que por afuera quedan un montón de compañeros que han dado pauta acabada de pertenecer al peronismo.
¿Quiénes, por ejemplo?
Guillermo Moreno, Gabriel Mariotto, Alberto Rodríguez Saá, el gringo Schiaretti… y vos me dirás, “bueno, pero son díscolos”. Cuando se trata de resolver cuestiones del peronismo, tenés que invitarlos.
¿No te parece que, de los que nombraste, especialmente la figura de Schiaretti generaría un poco de ruido en particular al interior de los sectores más alineados con el kirchnerismo?
No se trata de ser excluyente. Se trata de ser inclusivo. Los sectores alineados con el kirchnerismo, creo que tienen que mostrar cierto espíritu de grandeza en la posibilidad de hacer una verdadera alianza peronista en donde conduzca el peronismo y no un aliado radical, y en donde las políticas estén dirigidas hacia el pueblo. A esos tipos los tenés que llamar, porque tienen muchos votos, porque son una forma del peronismo dentro de sus mil caras, y porque finalmente se trata de ordenar la cuestión en pos de algo que está enfrente y que es muy malo para el pueblo. Los tenés que citar, no podés hacer un club de los que te gustan.
Ya el propio Perón había advertido que, si nos quedábamos sólo con los más afines, íbamos a ser muy poquitos…
Con los buenos, decía Perón. Así es. Y en eso estamos: No hay una verdadera ampliación del peronismo. Algo a lo que los peronistas no nos oponemos es a la convocatoria del Presidente del partido, más allá de que incluso dudes de la pertinencia de que esa persona sea presidente del partido. Sería muy difícil para cualquiera negarse a asistir a una convocatoria del peronismo. También decía Perón que hay que animarse a conducir a los mejores, por ende vos tenés que llamar a todos.
Carlos, a partir de este diagnóstico del estado de situación del frente… después de este inicio de sesiones parlamentarias y en pleno año de campaña electoral, donde hay varios que se van posicionando –no nos olvidemos de Sergio Massa- ¿Cómo ves el desarrollo para los próximos meses, y qué reacción esperás de la oposición, que también hace su juego y tiene su propia interna al rojo vivo?
Con respecto al frente de Todos, me parece que para avanzar, primero se debe convocar a todo el mundo. Esta mini corporación de políticos pseudo progresistas, con ese número no nos garantizan ni pintar la pieza. O polarizamos todo, o pensemos en abrir tanto el abanico como para que nadie tenga la totalidad. En este aspecto, creo que la Ley de Lemas traería soluciones para ambos lados, estoy trabajando en un artículo al respecto. Hoy tenemos a Massa, a Manzur que quiere ser, al propio Alberto… lo pasean a Wado De Pedro, que podría estar en la discusión. Y por el otro lado está Alberto Rodríguez Saá, Guillermo Moreno, el gringo Schiaretti… digo, hay un amplio abanico que te puede llenar 10 sub-lemas. En esa lógica, todos tendríamos candidato.
Pero al haber miradas tan disímiles entre los dirigentes que nombrás, deberían consensuar primeramente algunos puntos básicos de acuerdo, ¿Cierto?
No, porque con un sistema D´Hont sin piso, la Ley de Lemas te permite meter tus propios representantes en la lista de diputados. Entonces, ese debate que vos querés dar ahora, lo das en el Congreso. ¿Por qué esto también le serviría a la oposición? Porque ellos también lo tienen a Rodríguez Larreta, a Bullrich, la tienen a esta chica angelical, Vidal, lo tienen a Gerardo Morales, a Facundo Manes que así como llegó a la política ya quiere ser Presidente. Y también tienen a la representación libertaria, que en este escenario lo más probable es que entrara dentro de una ley de Lemas de la derecha, a quienes un eventual sistema D´Hondt sin piso les otorgaría muchos representantes. Ahí la sociedad argentina encontraría motivos para votar.
¿Notás mucho descreimiento social respecto al proceso electoral?
En este momento estamos peor que en el 2021, te puedo asegurar que hay más de 4 millones y medio de argentinos que, si les das la opción de no votar, no votan.
Se ha generado, al parecer, bastante desesperanza por muchos factores, el propio gobierno perdió muchos votantes y está por verse si los podrá recuperar este año… y en 2021 muchos sintieron que el “castigo” por esas desilusiones contraídas, era quedarse en sus casas y no participar del acto electoral.
Y eso, precisamente, sucedió porque no se cumplió con lo que se había anunciado durante la campaña. Y como todavía está fresca la memoria del desastre que fue Macri, y aunque no lo expresen los propios macristas, se dan cuenta, sólo que les queda más cómodo pararse sobre nuestra propia interna y tratar de taponar la que ellos tienen. Si lo nuestro es un cambalache, la interna de ellos es un cabaret. Son muchísimo más virulentos, salvajes, crueles en su campaña interna. Pueden sentar a una señorita en la TV y que le “tire” dos muertos a Patricia Bullrich sin ningún tipo de problema.
En general, en lo local pero también a escala internacional, dentro de esos modelos de pensamiento político económico, nunca hubo amistades, sino sólo acuerdos y negocios.
Pero hay una diferencia grande que hay que mirar con detenimiento: Hay una derecha que reconoce su pertenencia a una patria, como es el caso de la italiana Meloni, derechas con enclave nacionalista. Y una derecha, cipaya, como la nuestra, que sólo quiere llegar al poder para ver qué le pueden entregar a los Estados Unidos o a Inglaterra. Acá tenemos el caso de Horacio Rodríguez Larreta, que financió la venida y posterior vida de un montón de venezolanos antichavistas, sólo porque lo podían votar en la ciudad de Buenos Aires. Y te cortan Caballito para hacer sus ferias de la colectividad, pero vos, yo o cualquiera que quiera hacer un acto peronista en el Parque Centenario… olvídalo, no te lo permiten.
Acaso sea necesario reiterar este concepto, Carlos: La derecha sabe cómo ejercer el poder. Modifica las reglamentaciones –que ellos mismos crearon- a imagen y semejanza, y el sector a grandes trazos que defino como nacional y popular, en los últimos tiempos anda como pidiendo permiso para cuanta modificación o transformación pretenda realizar. No sé si cobardía, pero hay un evidente temor a lo que puedan publicar los grandes multimedios…
Y en este escenario, ¿Resulta que los brutales somos nosotros? Bartolomé Mitre, que perdía la batalla de Pavón y se volvía a todo galope para embarcar y volverse a Buenos Aires, fue alcanzado por un soldado que le gritó “no dispare General, está ganando”. Urquiza había hecho caracolear su caballo y se iba al paso, y se iba al paso para demostrar que se iba. Creo que Urquiza arregló su tema personal a cambio de entregar la patria, y lo mataron lo mismo. Desde ahí hasta el presente, pensemos en esos sectores del mitrismo: No cumplen ni cumplirán ningún acuerdo. Nosotros comenzamos el gobierno de Macri, con Pichetto reclamando que había que votarle leyes para otorgarle gobernabilidad. Mirá cómo nos fue, y mirá cómo le fue a Pichetto. En aquella época, el ejército Federal se quedó esperando que Urquiza reaccionara políticamente y los volviera a convocar. Mitre contrató sicarios italianos, los organizó junto con algunos de sus soldados, y pasó a degüello mientras estaban durmiendo los soldados del ejército Federal. Es un genocidio, y nadie recuerda eso, especialmente porque el propio Mitre se encargó de escribir la historia.
Por cierto, en nuestras escuelas lo único que, a duras penas nos enseñaron a decenas de generaciones, fue que los únicos que degollaban eran los mazorqueros, los federales…
En adelante, la derecha ha sido intrínsecamente cruel y asesina. La derecha sigue bailando sobre los cadáveres que les convienen. Llámense Nisman, Maldonado o los tripulantes del ARA San Juan. Por eso te digo, son tan salvajes en sus campañas que, en una interna, se pueden “tirar” con esas cosas. Nosotros jamás acusaríamos de ese modo a un compañero, de haber mandado a matar a nadie. La sociedad está desatenta a estas cosas: La derecha fue y sigue siendo asesina, y cipaya. Mata para bien de sus mandantes, que están en otro país.
Carlos, ¿No te parece que esa desatención social que mencionás, tiene que ver con un enorme y prolongado trabajo de los grandes multimedios? Una importante porción de nuestra sociedad es lo único que consumen en materia de información…
Sí, de los multimedios, todos los niveles del sistema educativo y ahora esto se profundizó con la influencia de las redes. La violencia y la desinformación van de la mano. Está todo muchísimo más radicalizado a través de las redes. En 1870 para ir a degollar a un ejército te tenías que bancar la posibilidad que éstos se despertaran y te rechazaran. Hoy en las redes, se dicen cualquier cosa con un nombre de usuario falso, sin dar la cara, con un meme, con cualquier foto. El anonimato genera muchos cobardes devenidos en valientes.
Una de las grandes cobardías de nuestro tiempo…
Las dos grandes cobardías de nuestro tiempo son: El anonimato y el Off the Record. Porque hay que saber dar la cara para decir las cosas. Hay veces que alguien me acusa de estar jugando para la derecha, y yo les respondo “ustedes son la derecha”. Cuando ves que del 52,4% que tenían en el reparto los trabajadores en el 2015, bajamos a casi el 40%, con casi el 60% llevándoselo los empresarios, y en ese ínterin pasaron 4 años de Macri y 3 y monedas de Alberto… y en ese sentido no se ha corregido nada. Te dicen “la industria creció el 16%”. Bueno, ¿Cuánto perdieron los salarios?. Te responden “Estamos en las cifras más bajas de desempleo”, y yo les tengo que responder, ¿Cuánto de ello es monotributo? Eso es empleo berreta, de mala calidad, que está por debajo de la línea de pobreza. No tienen paritarias, no hay vacaciones porque el día que no trabajás, no cobrás. Volvemos a un sistema muy parecido al pre 1945…
Tras estas reflexiones que invitan al ejercicio del pensamiento en clave crítico, Carlos, ¿Cómo ves que pueda avanzar la construcción política para lo que se avecina?
Alberto Fernández, en sus discursos, repite un modelo que empieza a instalar el macrismo. Esto es: La individualidad política. Y la verdad es que la problemática no es individual, es social, es colectiva. Un concepto, el de la cosa colectiva, que parece olvidado. Guarda con esto de hacer personal algo que debe ser colectivo, porque ahí terminados cayendo en la peor senda de la meritocracia.