
05 Jun Negacionismo anti cuarentena, fake news y culto a la muerte
“Los desaparecidos están viajando por Europa”. “No fueron tantos, la cifra es mucho menor que 30.000” o “Ellos provocaron esa reacción de las FFAA”.
Las frases mencionadas pertenecen a otra época y se las llamó “negacionismo” del genocidio de la dictadura. Parece mentira, pero hoy se usan frases parecidas para negar la pandemia de COVID-19.
La primera frase negaba la existencia de la figura de desaparecido, todo era falso. Hoy con el mismo grado de irracionalidad niegan la existencia del Virus, hablan de inventos de cierta prensa; de maniobras de empresas farmacéuticas o de objetivos políticos oscuros.
La segunda frase buscaba relativizar el terrorismo de estado, hubo represión, pero no fue tanta como dicen. Hoy el discurso es: “realmente muere poca gente” “existen otras patologías que matan más y nadie declara cuarentenas por ellas”.
Basta consultar cualquier fuente para demostrar que todo es falso: el solo hecho de que Estados Unidos tenga el doble de muertos que en la guerra de Vietnam en siete años debería ser suficiente.
La última frase es la más cruel de todas y buscaba culpar al represaliado de su destino y en esta época de traduce como “Se mueren los que se tienen que morir”. El discurso aquí deja el pretendido darwinismo (supervivencia de los más aptos) para entrar en el Malthusianismo, o sea: sobra gente, o como dicen los financistas modernos, “Los jubilados son una carga para la economía”.
La conclusión a esta altura del análisis es que el negacionismo (COVID-19) actual es el neofascismo de nuestros días, y se expresa en los anti-cuarentena.
¿Quiénes son?
La militancia anticuarentena la lidera el Grupo Clarín con sus diarios, radios y canales de televisión, seguido por La Nación, el Grupo América e Infobae. Es tan irresponsable socialmente como mezquina en términos políticos, e ignorante de la cuestión económica. Desprecian el destino sanitario de las personas mayores y de los grupos vulnerables.
Todo es debatible en democracia, pero en esta cuestión no se transita por el sendero de la racionalidad. En caso de ser bienintencionados, y de la honestidad intelectual, en muchos otros dedicados al entretenimiento periodístico, cuando se hace gala de la soberbia de la ignorancia al desafiar la evidencia científica y empírica. La controversia con la militancia social y periodística anticuarentena se parece a las discusiones delirantes con grupos terraplanistas y antivacunas.
Con fake news, y apelando a la angustia personal por la cuarentena, lo que hacen es una provocación abierta a que una parte de la sociedad, atrapada por el cansancio, el miedo económico y la confusión, termine despreciando el destino sanitario de las personas mayores y de los grupos socioeconómicos vulnerables.
Trabajan para que la mayoría de la sociedad acepte que los adultos mayores y pobres se mueran por coronavirus. Esto es lo que ha sucedido en Suecia, Italia, España, que han dejado morir a las personas mayores contagiadas porque sus respectivos sistemas sanitarios han colapsado; o en Estados Unidos y en Brasil, donde el coronavirus se concentra en pobres e inmigrantes.
Existen datos objetivos, irrefutables, que muestran cuál es el saldo sanitario de la opción anticuarentena. El saldo es un desastre humanitario, fosas comunes, cementerios desbordados y, además, derrumbe económico.
Si se analiza la historia argentina se descubre que los sectores reaccionarios no han respetado la vida: más bien son cultores de la muerte de los desvalidos, vulnerables y rebeldes. El combate a los gauchos, la matanza de comunidades indígenas en la Campaña del Desierto, la persecución y muerte de anarquistas y socialistas a principios del siglo pasado, el «Viva el cáncer» contra la figura de Evita, el bombardeo a civiles en la Plaza de Mayo, los fusilamientos de José León Suárez, hasta la muerte y desaparición de miles de personas en la última dictadura militar.
¿Por qué sería diferente ahora con la pandemia del coronavirus?