
07 Mar Nada
Nada más que nada. Y los días por venir. La historia concebida como nuestro compromiso esencial con el tiempo y el espacio se nos viene encima, y nosotros estamos desnudos, sin el manto de nuestra identidad arropando esta esperanza que se empieza a desparramar, mientras con la punta de las uñas roza la piel sensible de las masas olvidadas allá, lejos, en la lontananza de un horizonte extraño, ajeno, filisteo. Sin el rastro ancestral del que fuimos y seguimos siendo, señalando el camino entre las tormentas de obviedades, mediocridades y cancelaciones de esta vulgar sociedad. Sin brújula. Sin timón. Con tanto para hacer y sin estrellas.
No se trata de una visión nostálgica, postrera; se trata de exponer sin tapujos el vacío programático, estratégico, del gobierno socialdemócrata del doctor y la doctora Fernández primero, y de la dirigencia sindical después.
Si se toma como punto de análisis el último hecho político de relevancia, que fue la Apertura de Sesiones Ordinarias del Ordinario Congreso de la Nación, y se proyecta su tenue estela hacia la meta electoral nacional, el horizonte prácticamente desaparece. En el discurso de apertura, el Presidente no hizo mención a ninguna medida táctica con efectos directos sobre sus propias frases; «crecimiento macroeconómico sin pérdida de derechos laborales» no existe si lo que se pierde es el poder adquisitivo del salario. Y vale aclarar por millonésima vez; si decir que el salario digno es la garantía del régimen de esclavitud capitalista que permite que los trabajadores adquieran aquello que necesitan, es un ejercicio dialéctico, ese ejercicio pierde toda validez cuando el salario no alcanza y es sólo un garante de la pérdida de salud de la clase obrera.
¿Es peronismo o no es peronismo esto? ¿O es un remedo más de la retórica alfonsinista de la democracia que alimenta, cura y educa?
¿Nos llevará a todos el “bobero” como decía Juan Carlos Calabró cuando interpretaba a Aníbal el “númber one”? Si somos la CGT, y el que esto escribe está afiliado y milita en su gremio que pertenece a la CGT, no se puede no movilizar el día de la apertura de sesiones, simplemente para «diferenciarse de Alberto” mientras deciden si apoyan a Massa (si logra bajar la inflación) o a Scioli, cómo dicen puertas adentro. Porque no movilizar, es un hecho político importante.
¿Y ese es todo el programa? Declamar que la industria, pandemia y guerra de por medio, creció un doce por ciento con respecto a 2019 no puede ser suficiente. Era el macrismo. Era jugar en el ascenso y la Argentina es demasiado grande para conformarse con eso.
Es tiempo de salirse. Y si el de la Dra. Fernández fue uno de los dos mejores gobiernos desde el Gral. Perón, eso no quiere decir que haya que olvidar que su dedo y su lapicera prohijaron el advenimiento del macrismo en el Pavón que significó 2015 y que este también es su gobierno.
Habrá que buscar otra alternativa si es necesario.
Si Cristina no es candidata, ni Juan XXIII, ni Scioli, ni Massa, alguien deberá hacerlo. Pero sea quien sea, no será nada sin un programa que sintetice la identidad popular y el sentido colectivo de la patria inconclusa, que ponga en tela de juicio la hegemonía de los que nunca pierden, de los que tienen el poder sin que nadie los vote.
Y detrás del mar tormentoso del hambre y la sed, sólo queda el vacío. Y las caries y el lumbago. Es demasiada soledad. No queda nada más… que nada. Falta poco para averiguar el resto.
No queda nada más que nada. Y los días por venir….