
08 Feb Murgas Prohibidas
Por: Diego Di Santi
Secretario Político
Partido Solidario – Morón
Desde hace uso cuantos años, incluso más de diez, las murgas autogestivas e independientes de los barrios han tenido un desarrollo exponencial en lo que se refiere a su composición y organización, fomentadas en un contexto político y social que promovía el desarrollo cultural y comunitario de las personas, sumado a esto la reposición de los feriados de carnaval en el calendario nacional.
Durante todo el año las murgas ensayan, crean temas nuevos, arman trajes, y realizan eventos de forma autogestiva para comprar sus instrumentos; fomentando de este modo la solidaridad, la construcción cultural y la integración comunitaria como motor de desarrollo.
En este marco y a dos años deber asumido la gestión local de Morón, el Gobierno Municipal de Ramiro Tagliaferro acaba de tomar la decisión de no sólo quitar el apoyo (bajada de luz, cortes de calle y seguridad ciudadana, acciones ya encuadradas dentro de sus responsabilidades) a los diferentes corsos que se realizan en el Distrito por parte de las murgas – más de 15- sino que además amenaza con enviarles la fuerza pública a toda aquella Murga que se digne en realizarlos.
Prohibir los festejos, así como hizo la última dictadura militar, como amenazar con la fuerza pública a todo aquel que pretenda realizarlos es un retroceso que no debemos aceptar. Pensar en lo que hizo la Prefectura hace dos años con la murga de bajo flores, donde reprimió salvajemente a decenas de pibes es una escena que no nos puede volver a pasar.
Los corsos son una de las más genuinas expresiones de nuestro Pueblo, los cuales generalmente se desarrollan en los espacios públicos y de encuentro ciudadano. Como dice un compañero murguero, los corsos no solo traen alegría a las barriadas, que para muchos significan sus vacaciones de verano, sino que se realizan para solventar los propios gastos de traslado a las diferentes localidades donde se presentan.
Pretender que las murgas sólo participen de los festejos organizados por el Gobierno Local en un contexto de censura y represión, es una canallada brutal. Pedirles con anticipación las fechas pensadas para después prohibirlas, es doblemente bestial.
Por esto creemos que es fundamental avanzar con la sanción y aplicación de una Ley Provincial de Murgas que las reconozca como parte del patrimonio cultural y les de amparo en la realización de festivales y corsos autogestivos, así como debemos avanzar en el ámbito local en una normativa municipal que fomente, propicie y proteja las expresiones populares y autogestivas surgidas de estos colectivos.
Esperamos que Ramiro Tagliaferro y su gobierno municipal recapacite y de marcha atrás con estas medidas que solo apuntan a restringir la expresión cultural y el encuentro barrial.
La murga es festejo y alegría. Es comunidad, barrio y construcción; pero también es crítica, solidaridad y unión. Y el corso es su máxima expresión popular.
Será tarea de todos y todas que no les quiten (y nos quiten) la alegría.