Marchas y contramarchas del Aeropuerto Palomar

Por: Gabriel Orlando

Taxista de Aeropuerto Palomar

Tras varios contratiempos, la decisión parece ser, a simple vista, irrevocable, el aeropuerto Palomar deja de ser operable comercialmente. Sin embargo, el pedido generalizado de vecinos y un grueso de gente cercana a la base aérea y localidades aledañas, que vieron conveniente la instalación de las lowcost en el distrito oeste, sigue latente en medios de comunicación y por las rutas más diversas exigiendo  la continuidad de este emprendimiento innovador y plagado de posturas antagónicas entre los habitantes que lo rodean.

La coyuntura política, en medio de la cuarentena y la pandemia mundial, fue determinante en la etapa decisiva del conflicto que conllevó el uso de la base aérea para los vuelos comerciales de las compañías extranjeras.  Así las cosas, el panorama político, elecciones por medio, trasladó la disputa por el espacio aéreo a las bancas del Concejo Deliberante de Morón y en grado ascendente, al gabinete nacional.

Cuatro intendentes del conurbano oeste – Zabaleta, Descalzo, Valenzuela, Ghi, se enfilaron ante el Ministro de Transporte Meoni, para exigir la conveniencia de mantener abierto el Aeropuerto, es que en la balanza, en estos tiempos de crisis de la economía, primó la necesidad de conservar los puestos de trabajo y la actividad económica de la región.

Los intereses económicos tuvieron como protagonistas hasta al mismísimo multimillonario Eduardo Eurnekian, titular de Aeropuertos Argentinos 2000, quien al momento de iniciarse la suspensión de los vuelos en la plataforma del Aeropuerto consideró que era tiempo de retirarse y dejar de invertir en la terminal Aérea, es que, sumado a la restricción horaria, las limitaciones judiciales y otras tropelías pusieron en incógnita su interés empresarial en esta área.

La iniciativa de Palomar como centro Aerocomercial había dejado de ser un negocio, también para el magnate. El gobierno no tuvo más vía que abrir las puertas de Ezeiza para que las líneas aéreas de bajo costo continúen con los vuelos y a su vez preparar la pista del Aeroparque Jorge Newery para iniciarlas actividades en este centro aerocomercial.

La prueba piloto de las líneas de esta estirpe en nuestro  país fueron recibidas en un sector político – gremial como la contraposición de un modelo monopólico de aerolínea estatal, funcionando como competencia desleal las mismas, semejante al escenario de trifulcas que se vive entre taxistas y choferes de Uber, es que, lo estatal y lo privado entran en disputa permanente a falta de una planificación que asigne lugares definidos, a las claras, se hará necesaria una regulación legislativa que haga convivir estas dos estructuras empresariales en un mismo tenor y en beneficio de trabajadores y pasajeros de por medio.

Palomar, como reflejo de la “revolución de los aviones”, según aggiornaba un ex funcionario macrista, fue la sala de ensayo en la que se pusieron a prueba los intereses económicos de toda índole, desde empresarios y el estado tratando de obtener un ingreso por ceder su territorio – recordemos la sanción de la Ordenanza Municipal que obligaba a la Concesionaria al pago de una tasa municipal- hasta de trabajadores del transporte habilitados, (taxis) contra los inhabilitados (uber) en el terreno más cercano a la pista aérea, el recorrido de este lapso de duración del Aeropuerto abierto al público fue, si se quiere, una proyección de lo que a futuro podrá ser un aeropuerto a escala internacional en el espacio geográfico moronense.

Quedará para un tiempo posterior definir los presupuestos arrojados en este primer análisis, tal vez se trató de un fugaz intento de despegar un proyecto que aterrizó de manera brusca al poco tiempo, o la llama que enciende el motor para ensanchar la industria aérea desde nuestro centro local de Morón hacia el resto del país.

Colaboradores diversos Huellas Suburbanas
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